Miedos y mitos que enfrentan los estudiantes en el ingreso a la vida universitaria
Los jóvenes ya avanzados en sus carreras afirmaron haber sentido temor por creencias propias o impuestas previo a comenzar la facultad, pero luego desmitificaron una gran mayoría de las mismas.
"En una universidad sos un número", "vivís estudiando, no tenes tiempo para nada", son algunos de los "mitos" que desmintieron los estudiantes santafesinos. Crédito: Manuel Fabatía.
A la hora de elegir una carrera universitaria muchos jóvenes se encuentran atemorizados por creencias que han impuesto sus profesores en el secundario: “si entregas un trabajo de esta extensión, en la facultad no te lo perdonan”, “en la universidad sos un número”, “tenes que aprovechar estos años y ser un 10 en todas las materias para que te vaya bien cuando estudies una carrera”, citaron como ejemplo un grupo de alumnos de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad Nacional del Litoral.
Joaquín, estudiante de Derecho de la Universidad Católica de Santa Fe, recordó cuando le recomendaban elegir otra carrera porque “ya hay miles de abogados y no iba a conseguir laburo”. Por otro lado, Romina, futura médica de la UNL, contó a Educación SF que previo a ingresar a la carrera tenía miedos y presiones impuestos por ella misma: “Pensé que no iba a poder con tanta exigencia y que al no ser de Santa Fe, no iba a poder hacer amigos”. Además, agregó que temía que "al elegir una carrera difícil, no iba a tener tiempo libre y me la iba a pasar estudiando”.
Estudiantes de la Universidad Tecnológica Nacional. "Los profesores te llaman por tu nombre y apellido, el ambiente es súper cálido", dijo uno de los alumnos. Crédito: Manuel Fabatía.
Más "mitos" que realidad
“Sos un número”
Si bien estudiar en un nivel superior es más exigente, adentrarse a ese mundo no es ir al "matadero". “Los profesores te llaman por tu nombre y apellido, el ambiente es súper cálido. No es como dicen, que ‘sos un número’”, contó Germán, estudiante avanzado de Ingeniería Industrial de la Universidad Tecnológica Nacional.
Por su lado, Carola, estudiante de la Licenciatura en Diseño de la Comunicación Visual, contó una particularidad en su experiencia como ingresante: “Cuando empecé la facultad me encontré con que tenía dislexia y eso dificultó mi desempeño en ciertas materias. Me asusté y pensé que solamente quedaba redoblar mis esfuerzos. Sin embargo, un profesor me acercó a la Secretaría de Inclusión donde cualquier alumno con algún tipo de problema cognitivo o físico puede acudir. Desde ese momento personalizaron mis exámenes de acuerdo a lo que yo necesitaba para poder comprender. Es un mito que para los profesores sos uno más”.
Clase en la Universidad Católica de Santa Fe. Un ambiente donde además de lo académico, hay charla y mate entre profesores y alumnos. Crédito: Manuel Fabatía.
“Los profesores no te perdonan nada”
Al momento de levantar la mano y hacer la consulta que ya se supone “obvia”, más de uno se atemoriza: “Uno crece y asume más responsabilidades. En general los profesores son flexibles y siempre están a disposición de contestar tus dudas”, contó Lucas, estudiante de Diseño Industrial. Además, una de sus compañeras, Trinidad, agregó que “hay tutorías organizadas por el Centro de Estudiantes, sobre todo de las materias prácticas. Ahí te ayudan con los temas que te resultan más difíciles y también te enseñan cómo utilizar programas digitales”.
De igual manera, Candela, estudiante avanzada de Derecho en la UNL y alumna tutora, contó que “en todas las materias de primer año hay tutorías. Realizamos un acompañamiento personalizado que va desde la ayuda para conseguir o comprender el material de estudio, pasando por el asesoramiento sobre becas de la facultad, universidad, provincia o nación, hasta el acercamiento de la vida universitaria en general por fuera del aula”.
Las épocas de parciales y finales suelen ser el terror de los estudiantes ya que “no tenés tiempo ni de respirar”, exageran algunos. Sin embargo, “es cuestión de una buena organización”, cuenta Candela, futura abogada de la FCSJ-UNL. “Llega un momento donde aprendés a estudiar y ver cuáles son tus tiempos. Teniendo esto en claro, siempre podés hacerte un espacio para vos”, agregó.
Con respecto a la exigencia, otra estudiante agregó que “no suele provenir tanto de los profesores, sino que cada uno tiene que aprender a implementarla y manejarla. En la facultad no están atrás tuyo controlándote, sí te dan pautas e indicaciones y en base a eso vos te manejás”.
Tiempo de recreo: alumnos de la Universidad Nacional del Litoral disfrutando de sus ratos libres. Crédito: Manuel Fabatía.
“Es difícil hacer amigos siendo del interior”
Muchos de los ingresantes vienen del secundario con un grupo de amigos desde hace años. En el caso de aquellos del interior, elegir estudiar en Santa Fe destapa el miedo y la inhibición de “ser de afuera en un lugar tan grande”.
“Chicos, ¿quién quiere un mate?”,es la frase que usó Tomás en su primer año de Ingeniería Mecánica para romper el hielo con sus compañeros.“La universidad no es solo para venir a estudiar, se trata también de formar vínculos. Siempre vas a encontrar a alguien con quien congeniar, porque por algo eligieron la misma carrera”, sostuvo el estudiante de la UTN.
“Es mentira eso de que la gente de Santa Fe no va a querer ser tu amiga porque ya tiene su grupo acá”, contó Manuel, oriundo de la ciudad de Avellaneda, en el norte de la provincia. Además, hizo hincapié en que “a lo largo de la carrera te cruzás con un montón de gente local y de todas partes. Con el tiempo formás tu grupo en la facultad con quienes compartís todo”.
“No vas a conseguir laburo”, “elegí una carrera menos pesada”
El miedo de comenzar una de las carreras tradicionales, como por ejemplo abogacía, trae con ella el concepto de "la gran cantidad de abogados que ya existen". “Me dijeron miles de veces que no elija derecho, que hay miles de abogados. Hay muchas ramas en las que se puede ejercer y lo más importante es optar por lo que a uno le gusta estudiar y con lo que soñaría ser a futuro“, dice sin prejuicios Esmeralda, futura abogada de la UCSF.
Por otro lado, la duración de las carreras es uno de los primeros puntos que tienen en cuenta los estudiantes al elegir qué estudiar. Y es que hay carreras, como son las Ingenierías en la Universidad Tecnológica Nacional, que se tildan por ser “más pesadas” o “difíciles”.
“No hay que centrar la mirada en la duración. No es una carrera donde hay que llegar primero al final, sino que lo importante es ser constante y disciplinado”, aconseja Germán, futuro ingeniero industrial. “Siempre hay que dar el mayor esfuerzo, pero no hay que guiarse 100 % por los resultados. No siempre va a salir todo como se espera”.
La duración de las carreras es uno de los primeros puntos que tienen en cuenta los estudiantes al elegir qué estudiar. Crédito: Manuel Fabatía.
“Tenés que estar seguro de la carrera que elegís, no podés ir probando”
La mayoría de los ingresantes universitarios tienen un promedio de edad de 18 años y su más reciente experiencia académica fue el secundario. Es muy difícil a esa edad poder elegir lo que uno “quiere hacer para toda la vida”. En relación a esto, varios estudiantes universitarios dieron sus consejos en diálogo con Educación SF: “No hay que tener miedo de probar una carrera. Yo empecé estudiando Derecho, dejé y arranqué con Relaciones Internacionales. La verdad que me cambió la vida la carrera que estoy estudiando ahora y me quitó la presión de no seguir haciendo algo que no me gustaba. Al mismo tiempo, no me quedé con la duda y ese primer año que hice de abogacía me ayudó un montón a adaptarme”, contó Juan, estudiante de la UCSF.
Por su parte, Martina, también estudiante de Relaciones Internacionales, contó que “previo a elegir la carrera hice varios test de orientación vocacional, que me ayudaron a tener opciones de qué estudiar. Sin embargo, nada te convence como los primeros años de cursado; ahí te das cuenta si realmente te gusta”.
Cuando se trata de una experiencia nueva en la vida, miedos, incertidumbre y algún que otro mito, siempre aparecerán. Pero es importante animarse y afrontarlos, sabiendo que en el ámbito universitario hay personas en la misma situación y profesores ya experimentados que saben cómo ayudar a esos estudiantes "atemorizados" en su primer año.
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