Domingo 26.9.2021
/Última actualización 23:24
El momento de elegir qué carrera universitaria o terciaria estudiar o de qué quiero trabajar el resto de mi vida suele ser algo muy trascendental para los adolescentes. Algunos lo pueden resolver rápido y hasta mucho antes de llegar a 5to año. Sin embargo, para otros puede ser un proceso complicado y angustiante que termina por desalentarlos.
Cuando los múltiples intereses que puede tener una persona se mezclan con imposiciones familiares-sociales y miedos, la decisión que debe tomar un alumno se vuelve una situación asfixiante. Cuando un adolescente, incluso un estudiante que ya está en la universidad, se encuentra indeciso la orientación vocacional (OV) es una opción que puede aportar claridad en el camino.
"La orientación vocacional es un proceso de acompañamiento que busca que una persona se conozca a sí misma y encuentre su lugar en el mundo. No exclusivamente lo que tiene o debe estudiar, sino lo que quiere construir en su proyecto personal. Nace con una pregunta: ¿qué quiero hacer o ser?", explica la psicóloga Sofía Calvo (Mat. 2276) "No es fácil reconocer mandatos familiares indirectos o directos, o encontrarse frustrado porque no quiero estudiar pero mi mamá o papá me dijeron que no soy nadie sin un título. Tomar una decisión no es fácil generalmente, y más cuando esa decisión es a los 17 o 18 años", agrega.
El trabajo que un estudiante hace cuando realiza una orientación vocacional es un proceso propio. Como todo en los seres humanos, no hay un manual o "check list" para llegar al objetivo. "El tiempo lo dispone la persona, más allá de que hay un proceso pensado con anticipación, no es algo cronometrado", sostiene Calvo.
Gentileza. La psicóloga Sofía Calvo brindó algunas herramientas para quienes están en el proceso de elegir cómo seguir cuando termina 5to. año.La psicóloga Sofía Calvo brindó algunas herramientas para quienes están en el proceso de elegir cómo seguir cuando termina 5to. año.Foto: Gentileza.
A la hora de tomar una decisión, además de nuestros intereses, también pueden pesar cuestiones familiares o sociales que terminan entorpeciendo nuestro deseo. "Influyen los mandatos sociales, por ejemplo estar recibidos antes de determinada edad, tener un título si o si, entrar a una carrera ni bien finalizo la secundaria, recibirme en 5 años, estudiar carreras relevantes y estandarizadas, entre otros. También la presión familiar que varía desde la insistencia en el estudio constante, hasta que la única opción que tiene la persona es estudiar", asegura Sofía Calvo.
En ocasiones, sin quererlo, los padres también terminan volviendo más difícil el proceso de elección de sus hijos. "A veces se elige una carrera solo porque papá o mamá, directa o indirectamente, me señalaron que era lo que tenía que hacer. O porque una persona importante de mi familia trabaja de esto y yo tengo el mandato implícito o explícito de continuar con esa tradición. También influyen los miedos que pueden aparecer sobre la propia capacidad de ser competente para una carrera universitaria, o miedo a irme a estudiar a otra provincia, o miedo a lanzar mi emprendimiento y que no funcione, entre tantos otros más. También prejuicios sobre determinadas profesiones o trabajos en relación a la salida laboral o a lo económico", expresa.
"Lo verdaderamente importante es que, cuando existe la posibilidad, pueda elegir la forma de vida que a cada persona le permita ser consecuente con lo que le gusta ser y hacer, para no encontrarse en un futuro siendo una persona frustrada porque tuvo que seguir el camino que alguien más le marcó aunque no respondía, en nada o en casi nada, a su propio deseo", cierra Calvo.