Domingo 26.9.2021
/Última actualización 23:43
Desde el inicio de los tiempos, la tecnología permitió cambiar la vida del ser humano. Las personas se ven atravesadas por ella en todos los aspectos, desde la medicina, el trabajo, el ocio y también la educación. Con la pandemia se aceleró la transición de todo el conocimiento al mundo digital como nunca antes en la historia. Y en muchos sectores, estos cambios llegaron para quedarse. Las universidades son un caso de ello.
La educación superior es el nivel que más rápido se adaptó a estos cambios y es probable que sea el que mejor lo incorpore en los próximos años. El Covid-19 ha provocado una revolución que alterará de ahora en más el mundo universitario, aún después de que se supere la pandemia.
"La virtualidad en las universidades vino para quedarse, es una realidad que nos develó la pandemia. En este tiempo, se descubrieron opciones a las que antes no se les daba la oportunidad", pronosticó Anabel Gaitán, doctora en Educación y apasionada por el impacto de la digitalización en los procesos educativos.
"Ante la imposibilidad de llenar aulas por la amenaza del Covid y las medidas de distanciamiento obligatorio no quedó otra que salir al ruedo con las herramientas que teníamos para este sistema de educación. Y si bien no nació de una elección, descubrimos algunas bondades en ellas. Creo que de ahora en más va a primar lo mejor de estos dos mundos: el virtual y el presencial", vaticinó Gaitán, que es profesora de Tecnología Educativa y directora del Sistema Institucional de Educación a Distancia en la Universidad Católica de Santa Fe.
Equilibrio entre los dos mundos
La especialista contó que se encuentran investigando sobre cómo será la educación tras la crisis del coronavirus y asegura que el proceso de enseñanza-aprendizaje no volverá a ser igual que antes de la pandemia: "Realizamos encuestas a docentes y estudiantes donde preguntamos qué consideraban más significativo de la presencialidad y qué de la virtualidad. Obviamente, sobre la presencialidad se destacó el encuentro, que tiene que ver con lo humano, lo social, el diálogo con feedback inmediato, el trabajar juntos sobre algo pero mediado por la palabra, el gesto y la emoción. Son elementos valiosos, que nadie quiere perder. Mientras que sobre la virtualidad se destacaron muchas bondades, mayormente relacionadas con la practicidad, el ahorro de tiempo y de dinero y la comodidad en el estudio".
Aseguró que primero será necesario encontrar un equilibrio entre ambos formatos: "No vamos a volver a lo que había antes de la pandemia, pero sabemos que tampoco será tal como hasta ahora. Vamos a ir recuperando las instancias presenciales, mientras que la virtualidad encuentra su nuevo lugar. La cuestión pasará por encontrar el equilibrio entre una y otra. De alguna manera hay que resignificar lo que fueron las clases presenciales y, al mismo tiempo, encontrar los espacios para la virtualidad".
Y para ello, consideró que primero "será necesario hacer un rediseño pedagógico, indagando en la nuevas concepciones de encuentros académicos sincrónicos y asincrónicos". "Antes de la pandemia -continuó-, quizás a un profesor se lo veía un día de la semana por tres horas para dar un tema concreto. Ahora, con la virtualidad, las posibilidades se ampliaron a poder ver al docente en tiempo real por medio de una clase online por una hora y a la vez estudiar durante toda la semana por medio del aula virtual, con materiales y consignas de trabajo y la posibilidad de comunicarse durante toda la semana".
Gentileza. Anabel Gaitán es doctora en Educación, profesora de Tecnología Educativa y directora del Sistema Institucional de Educación a Distancia en la Universidad Católica de Santa Fe.Anabel Gaitán es doctora en Educación, profesora de Tecnología Educativa y directora del Sistema Institucional de Educación a Distancia en la Universidad Católica de Santa Fe.Foto: Gentileza.
Aprendizajes para alumnos y docentes
La mayor parte de las universidades diseñaron durante este tiempo, con destreza y urgencia, modos de estar presentes en la ausencia física. El nuevo sistema requirió de la buena predisposición tanto de docentes como de estudiantes.
"Los docentes han hecho una tarea titánica, de un día para el otro tuvimos que pasar todo lo que teníamos planificado en la normalidad de las clases presenciales a la virtualidad", valoró Gaitán. Y agregó sobre el rol de los educadores que "seguir estudiando es parte del día a día. Ahora, es más necesario que nunca seguir formándonos para aprovechar todas las posibilidades que brindan las plataformas y la multiplicidad de herramientas que podemos encontrar en la virtualidad. Por supuesto que hay áreas profesionales que se dedican a la docencia en donde fue más difícil, porque no cuentan con la base pedagógica, por lo que hubo que incentivar más la predisposición para adoptar de forma adecuada todos estos recursos".
Sobre los estudiantes, dijo que también tuvieron que incorporar las nuevas herramientas, aunque por cuestión de edad están más acostumbrados. "En nuestra Universidad trabajamos con herramientas orientadas al usuario final, que no tienen una curva de aprendizaje significativa, sino que hay que incorporar pequeñas cosas para tener una buena experiencia. Y en ese sentido, lo que pudimos ver es que los jóvenes son mucho más permeables. No es que ya saben cómo funcionan las cosas, pero se adaptan fácil y aprender más rápido".
Del pizarrón a los celulares
Mirando hacia adelante, la especialista opinó: "Para mí el futuro de la educación superior será un ambiente de enseñanza y aprendizaje enriquecido, donde haya más que la sola palabra del docente y el libro, sino una sumatoria de herramientas que permitan una educación continua entre el docente y el estudiante. Ahora, tenemos una tarea mucho más grande, por tener que volver a trabajar presencialmente y continuar las instancias virtuales. Pero creo que vamos a un modelo híbrido, en el que nos encontremos cómodos moviéndonos entre las dos modalidades".
Un ejemplo de las experiencias que ya se incorporaron fueron las "Aulas Híbridas". "Son pantallas interactivas, conectadas a internet, donde el profesor da la clase para un grupo presencialmente mientras otro grupo puede seguirlo de forma remota, como si estuviese ahí", explicó Gaitán.
Esto permite combinar elementos de sincronicidad en clases presenciales y online. "Si antes el estudiante tenía que anotar todo lo que se escribía en el pizarrón antes de que se borre, ahora directamente se termina la clase con un código QR donde se lleva todo lo que se dio a su casa. También, permite volver a escuchar la clase, donde antes sólo quedaban los libros y el apunte de lo que el docente explicaba en el aula. Son cosas que han destacado los propios estudiantes, porque ahora tienen que fotocopiar menos apuntes ya que los mismos materiales ya los tienen en la computadora porque el docente los subió al aula virtual", graficó.
Para la especialista, "la conectividad es la variable más crítica que hemos tenido, porque la cobertura varía mucho de lugar en lugar. Por la situación de la emergencia, todos hicimos mayores esfuerzos. Quizás el estudiante que tenía problemas de conexión en su casa se iba del vecino o de un compañero para suplir esa problemática. Pero ahora, si queremos seguir creciendo en este aspecto, necesitamos que los gobiernos apuesten por este tema. A esta altura, la conectividad debería ser un derecho humano, no solamente el dispositivo o la computadora como se pensaba hasta hace algunos años".
Además del hardware en los dispositivos, desde el SIED han incorporado un software que funciona automáticamente detectando, por ejemplo, copias textuales por medio de una base de datos académica.
"La idea no es que sea un dispositivo de control sino que también sea una herramienta para los mismos estudiantes, para que puedan aprender a citar correctamente y parafrasear autores. Estos son elementos más que necesarios si queremos formar jóvenes con pensamiento crítico, capaces de analizar e interpretar la realidad", explicó sobre el sistema la directora del SIED.
Esta experiencia fue altamente valorada, debido a que el riesgo del plagio ha sido uno de los grandes debates sobre la educación virtual. "Son debates que siempre estuvieron y nunca van a dejar de existir, porque incluso cuando un alumno cita de memoria en un examen oral hay una copia de algo que le quedó. El desafío pasa por generar consignas de parte del docente que favorezcan el pensamiento. Por ejemplo, si el docente pide una definición, para el estudiante es fácil buscar en internet. Entonces, la cuestión no pasa sólo por esa copia del alumno, sino por el docente que no es capaz de formular una consigna que sirva para orientar el esfuerzo y el aprendizaje", concluyó Gaitán.