Sábado 13.7.2019
/Última actualización 14:38
Pese a los esfuerzos registrados en los planes educativos durante los últimos años, la disparidad de género en las escuelas secundarias continúa latente. El campo más notorio es el de la educación técnica, que tradicionalmente fue reservada para los alumnos varones. Y, si bien la ingeniería es de los estudios superiores más requeridos, no se materializa el aliento a las estudiantes mujeres para ocupar las vacantes en este sector.
En las escuelas secundarias técnicas argentinas hubo un crecimiento del 14,4%, entre 2011 y 2018. lo que representa el ingreso de un total de 85.701 alumnos. En contraposición, la matrícula de las escuelas secundarias comunes creció un 10,7% durante el mismo período. Sin embargo, el acceso de las mujeres a la educación técnica en el nivel secundario aún es una cuenta pendiente. A nivel nacional, las mujeres representan solo el 32,9% de la matrícula.
Los datos surgen del informe “Crece la educación técnica pero persiste la brecha de género”, del Observatorio Argentinos por la Educación, con autoría y colaboración de Gustavo Gándara, Pablo Granovsky, Hernán Ruggirello y Marcelo Casartelli, de Fundación Uocra.
En el estudio se indica que, San Luis es la provincia más cercana a lograr la paridad en este área, con el 44% de la matrícula de sexo femenino. Luego es seguida por Tierra del Fuego (40,7%), Santiago del Estero (40,5%), Formosa (40,4%) y Chubut (40,2%). Las provincias con menor porcentaje de mujeres en las secundarias técnicas son Buenos Aires (27,4%) y La Pampa (30%).
En tanto, Santa Fe se encuentra apenas por debajo de la media nacional, con un total de 32,4% de estudiantes mujeres en escuelas técnicas. La matrícula provincial exhibe una leve variación en el período considerado (0,3%).
Alarmas en nivel superior
Consultada por el organismo, Claudia Jacinto, investigadora del Conicet en el CIS-IDES, señaló que “la educación secundaria técnica en Argentina tiene muchos rasgos a destacar”. “Se trata de una escuela de doble escolaridad, de carácter tecnológico, donde se articulan teoría y práctica. Este aspecto suele ser fuente de motivación para los estudiantes”, agregó.
En ese sentido, explicó que “los estudios de seguimiento de egresados muestran que, a 4 años de finalización de la escuela, los egresados tienden a tener mayor continuidad en estudios universitarios y se ubican en puestos de mayor calificación que jóvenes que cursaron la escuela secundaria común”.
De acuerdo a la Secretaría de Políticas Universitarias, los indicadores de género vinculados a la educación superior en nuestro país tiene su correlato en las ingenierías. Según los datos registrados en el informe de 2017, hubo una graduada en ingeniería de cada 10.427 mujeres. Mientras que en los hombres, egresó un ingeniero cada 3.238 estudiantes en el país.
Aunque hubo un aumento de estudiantes mujeres en ingenierías, el ascenso es más lento de lo que se espera. En un período de ocho años, desde 2009 a 2017, se dio un progreso del 22% al 24% en las ingresantes mujeres. De la misma manera, el total de graduadas alcanzó el 24%, conformando una cifra similar al de estudiantes hombres.
Fomento a la formación profesional
Por otra parte, el crecimiento de la matrícula en las secundarias técnicas se vio acompañado por un incremento en la cantidad de estudiantes en el área de formación profesional (23,7%).
Según Fabián Prieto, director nacional de Educación Técnica y Formación Profesional (ETP), esta modalidad “permite mejorar las condiciones de empleabilidad de las personas de una manera más ágil y a la vez es el medio más adecuado para formar y actualizar de forma continua a la fuerza laboral”.
En esa línea, Prieto explicó que “el Inet impulsó con fuerza, desde 2016, la Formación Profesional por entender que es un ámbito de formación de capital humano estratégico para el desarrollo socioproductivo local, regional y nacional”.
Asimismo, el director ejecutivo de Fundación Uocra, Gustavo Gándara, agregó que el crecimiento en la demanda de la ETP compone “una integración más dinámica entre los campos de la educación y el trabajo, un vínculo más fluido entre las instituciones de ETP y el ámbito productivo, científico tecnológico y laboral”.
La organización sindical coordina una red de 32 centros de Formación Profesional, en los que, según Gándara, “se integran la educación y el trabajo como factores claves para el desarrollo del país, combinando la mejora económica con la integración social, en un marco de formación continua para los trabajos del futuro”.
En conjunto al crecimiento de la matrícula, el informe destaca que, en compraración con sus pares de las secundarias comunes, los estudiantes de escuelas técnicas obtienen mejores resultados en Matemática. Según los datos de la última evaluación Aprender (2017), el 40,4% de los estudiantes del último año de secundarias técnicas alcanzaron los niveles satisfactorio o avanzado en Matemática, mientras que en las secundarias comunes la cifra desciende al 29,6% de los estudiantes.
Asimismo, también se registra una pequeña diferencia en favor de las escuelas técnicas en Lengua. Si bien no alcanza a conformar un diferencial, en las Aprender, el 63,9% de los estudiantes de esta modalidad alcanzan los niveles satisfactorio o avanzado, por encima del 62,3% de los alumnos de secundaria común.