En la Argentina, según un informe de Argentinos por la Educación, uno de cada cuatro jóvenes abandona la escuela. Pero si este dato es de por sí preocupante, la situación es aún más compleja en parajes rurales, donde la distancia es otra barrera para ir a la escuela: algunos estudiantes deben transitar hasta 30 kilómetros para llegar al aula.
Una de las provincias donde la deserción escolar es más alta es Chaco. Ahí, solo 6 de cada 100 chicos terminan el colegio en el tiempo esperado y con conocimientos suficientes de Lengua y Matemática.
Mirá tambiénUn nuevo ciclo lectivo, una nueva oportunidadAnte este panorama, una de las organizaciones que trabaja para brindar oportunidades a jóvenes estudiantes en la zona de monte conocida como El Impenetrable es Monte Adentro. Esta asociación civil creó hace cinco años la Beca Joven Rural para acompañar a los jóvenes en esta etapa y lograr no sólo que puedan seguir estudiando y terminar el secundario, sino que lo hagan en mejores condiciones.
Los jóvenes reciben una canasta de útiles a principio de año y un incentivo económico para costear su viaje a la escuela (con distancias entre 5 y 30 kilómetros). También tienen tutorías personalizadas mensuales (un sistema de seguimiento con impacto positivo en el estudio, en el desarrollo social de los jóvenes y también en sus familias) y apoyo escolar cerca de sus hogares dos veces por semana. Monte Adentro también organiza jornadas para que los becados puedan compartir sus experiencias y adquirir herramientas de estudio.
Mirá tambiénNación gira fondos educativos, pero los gremios reclaman que no impactan en el "bolsillo" de los docentes"En estos años crecí bastante. Tuve buenas y malas experiencias. La beca me sirvió mucho para cubrir los gastos de combustible. Y también me sirvieron las clases de apoyo para las materias que me costaban mucho. Con eso iba mejorando", dice Marcelo Nogonay, que pronto cumplirá 18 y el año pasado terminó el secundario. Vive a 7 kilómetros del colegio. “Al principio iba en moto. me llevaba mi mamá o mis tíos. Muchas veces iba a pie o en bici. Sí o sí iba. A veces salía a las 11 y llegaba a las 12... sudado, pero llegaba a destino. Hacía unos 7 kilómetros desde casa hasta el colegio", cuenta.
Desde 2019, 55 jóvenes fueron becados y 9 ya egresaron (incluidos 5 el año pasado).
"Iba a la escuela en moto y los días de lluvia no podía ingresar porque la escuela está en un camino de tierra. A veces se pinchaba la moto y tampoco podía llegar porque tenía que volver a mi casa", dice Romina Machuca, una de las jóvenes que el año pasado logró terminar el secundario gracias a la beca. Ella vive en la localidad de Lalelay, a 16 kilometros de la escuela. Su anhelo es estudiar Psicología. "Cuando empecé el colegio sentía que me iba a costar un montón, pero cuando conocí a los profesores sentí que no era tan difícil. Y la Romi esa miedosa quedó atrás. Ahora ese temor se me fue. Soy capaz de seguir adelante", agrega.
“La beca está pensada de forma integral”, señala Ayelén Bobbio, directora ejecutiva. Ella considera que el modelo que funciona en El Impenetrable “podría servir como herramienta para bajar la deserción escolar y brindar a los jóvenes más y mejores herramientas para desenvolverse en distintos ámbitos”.
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