La crisis sanitaria provocada por la pandemia del Covid-19 ha generado una situación inédita en el mundo entero, modificado las distintas estructuras de trabajo humano de forma extraordinaria, en la que la comunidad educativa ha sido uno de los sectores que con más fuerza sintió el cimbronazo. Sus integrantes, tanto los adultos como los adolescentes y niños, han asumido con responsabilidad el mensaje de que nadie se encuentra de vacaciones, por lo que cada uno se las ingenia para no discontinuar la tarea desde sus hogares, procurando garantizar el normal funcionamiento de la actividad.
Apremiados por el vertiginoso ritmo que impuso el virus, los distintos niveles educativos se dedican a recrear sus modelos de enseñanza sobre la marcha. El nivel superior conforma uno de los casos de otorgarle celeridad a la restructuración ante el aislamiento obligatorio, ya que miles de estudiantes se han quedado sin clases y cientos de trabajadores sin su ocupación. En este contexto, la Universidad Nacional del Litoral (UNL) resolvió -a través del Comité de Emergencia, conformado a tales fines- que iniciará el año académico con un modelo programado para funcionar enteramente a distancia.
El área de la UNL encargada es el Centro de Educación y Tecnologías (CEDyT) que, en colaboración de distintas unidades académicas, lleva adelante el desarrollo de lo que han denominado como Plan de Virtualización. Su directora, Alejandra Ambrosino, explicó la decisión tomada por el Comité abarcará a las distintas partes de la casa de altos estudios: “La acción académica se corresponde con un momento muy crítico, con un cuatrimestre que estaba empezando, en el que todas las actividades de enseñanza estaban diseñadas y pensadas para que se realicen en los distintos niveles: edificios, aulas, laboratorios, bibliotecas”, dijo a El Litoral.
Ambrosino, especificó que el desarrollo de este nuevo esquema implicó “pensar el diseño del plan desde una visión que triangula dimensiones de la educación, la comunicación y tecnología”. “La palabra virtualización incorpora muchos elementos en distintos ámbitos, lo que se traduce a un trabajo interconectado de toda la comunidad universitaria, por mediación de las tecnologías digitales y la conexión de red internet, tanto para promover prácticas educativas como para disponer de nuevas formas, modos y espacios de trabajo para los universitarios. La decisión tomada en este sentido nos hace pensar en otra clave el espacio, el tiempo, las relaciones y las experiencias educativas”, profundizó.
Desafíos del realismo virtual
La responsable del CEDyT ubicó por encima del entorno virtual al “diseño pedagógico y didáctico”, ya que luego será la tecnología “el medio por el que se puedan dar los procesos de enseñanza y aprendizaje”. “En la actualidad solemos otorgarle a la tecnología un carácter mágico y, si bien hay excelentes desarrollos tecnológicos y de punta para educación, lo clave es entender que los cambios no se dan por la tecnología en sí misma, sino por las transformaciones en las ideas, las formas de hacer, los modos de comunicación y de prácticas sociales que las acompañan. Afortunadamente, la lógica universitaria tiene una cultura más proclive a incorporar la virtualización que otros niveles educativos, dado que el perfil de destinatario estudiantil, la actividad de los docentes en la formación universitaria, cuenta diseños pedagógicos y curriculares que promueven itinerarios y espacios flexibles de actividades educativas”, resumió Ambrosino.
-¿Qué nociones tuvieron en cuenta para diagramar el Plan de Virtualización?
-Toda la gestión cotidiana está atravesando un proceso de virtualización. Jesús Martín Barbero utiliza el concepto de Mediación para entenderlo: él dice la mediación es lo que está entre el dispositivo y el ser humano. Lo que hicimos desde el Centro de Educación y Tecnologías es diseñar el Plan de Virtualización, en el eje orientado a la dimensión tecno-pedagógica, bajo una trama clave que es la Red de Ambientes Virtuales, que es una red de personas, una red de trabajo y actividades colaborativas. Esta definición implica una visión ecosistémica de gestión, donde la relación entre sujetos, sus prácticas (pedagógicas o laborales) y la transformación de las mismas se da por medio de tecnologías digitales y de la conectividad.
Para hacerlo, principalmente, tuvimos en cuenta dos líneas críticas. La primera es la académica, a la que están abocados las distintas áreas, secretarios, gestores, directores y, fundamentalmente, los docentes y estudiantes. Este es el corazón del proceso pedagógico, la comunidad más activa, en la que cambiará el escenario, pero también las prácticas y los modos de comunicación de los sujetos.
Por otra parte, se encuentran las distintas personas que desarrollan tareas fundamentales para sustentar la faceta educativa, que también se ven imposibilitadas de asistir a sus puestos de trabajo en el edificio. En este punto, desde la Dirección de Informatización y Planificación Tecnológica se trabaja en la adecuación de todos los sistemas de información de la gestión interna (sistemas de información de alumnado, sistemas de gestión de personal, sistemas de administración financieras y las plataformas e-learning, entre otras) para que se puedan desarrollar las actividades universitarias de manera remota.
-¿Cómo se modifica la experiencia áulica desde este nuevo paradigma?
-Creo que tenemos que dejar de mirar la tecnología como solución inmediata, ya que toda institución se arma y se reinventa a través de programas pedagógicos. Tradicionalmente, nos enfocamos en el modelo de educación a distancia de la UNL, que atravesó varias fases tecno-comunicacionales, estas fases no sólo implicaron incorporar tecnologías, sino también reconocer cómo se comunican los sujetos mediante la tecnología disponible en cada momento y, a partir de ello, diseñar dispositivos y proyectos institucionales. Ahora, para la propuesta de la universidad, debemos pensar totalmente al revés: todo deberá pasar primero por el aula virtual, porque esta situación no solo cambió nuestro entorno inmediato, sino el modo de vincularnos, interactuar entre todos.
Nos damos una dimensión más concreta de todas las acciones que hay que atender al ponerla en cifras. En rasgos generales, la Universidad tiene unos 40.000 alumnos, con que cada estudiante curse dos materias duplicamos a 80.000 mil accesos, y mucho más por otras actividades que no son sólo materias de un plan de estudios. Además, hay otro rasgo fundamental que es la asincronía, que significa que no hacemos las cosas todos al mismo momento.
Entonces, los mojones claves en los que apoyamos nuestra arquitectura de plataformas virtuales son dos: la distribución por Ambiente Virtuales Pedagógicos, buscando mejorar la calidad de los accesos y el rendimiento del sistema tecnológico; y el Grupo de Referentes en las Unidades Académicas (Facultades, Institutos, Centros Universitarios y Escuelas), que está integrada por personal cada unidad académica y son quienes coordinan los acciones académicas, comunicacionales y tecno-pedagógicas claves, y críticas, pensados para esta modalidad virtual que traspasa las carreras presenciales de la UNL.
Para entender todo este proceso, no se puede desconocer que armar una clase virtual requiere de un trabajo previo que incumbe a la ideación, proyectación y producción de objetos digitales. Luego, se podrá acceder a este contenido a través del entorno virtual, sobre el que se entraman los procesos de comunicación digital pedagógica.
Haciendo uso del capital de conocimiento previo generado por la modalidad de educación a distancia, la Universidad comenzará desde el primero de abril con la implementación gradual de la virtualidad en distintas áreas. En una primera etapa lo harán las carreras de pre-grado y grado presenciales; luego, se ampliará al nivel preuniversitario y de posgrado.
Estarán a disposición unas 3 mil aulas virtuales a las que se accederá desde la página web de cada facultad, comenzando por las que cuenten con una experiencia previa en este entorno on-line. A su vez, las materias que ya contaban con un espacio en el Entorno Virtual, seguirán funcionando en este sistema. Asimismo, será potestad de los equipos docentes el diseño de la propuesta de enseñanza, en la que podrán utilizar aplicaciones para la comunicación pedagógica, materiales didácticos digitales, actividades de aprendizaje y evaluativas y una serie de recursos audiovisuales digitales.
Desde la Universidad se está realizando una reprogramación total del año académico, por lo que Ambrosino pidió “paciencia” a todos los estudiantes. Además, explicó que el nuevo diagrama estará a cargo de lo que decida la Dirección General de Planeamiento y Gestión Académica junto al Comité de Emergencia, en consideración de las medidas que se vayan implementando ante la pandemia.
La necesidad de implementar modalidades de educación a distancia, teletrabajo e, incluso, favorecer el entretenimiento, requieren de un fluido tráfico de internet. Por ello, al cumplirse la primera semana del aislamiento preventivo y obligatorio, el Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom) pidió hacer un uso “responsable” del consumo de internet, que permita garantizar al conjunto de la población un acceso estable a las plataformas.
Al respecto, Ambrosino pidió “cuidar los recurso tecnológico de forma amplia, que son los que hacen que nos podamos conectar”. “Enacom nos pide que bajemos al nivel de consumo de videoconferencia y el tráfico de vídeo porque los datos que tenemos disponibles deben priorizar las cuestiones relacionadas a Salud, Educación y Trabajo”, agregó.
La especialista encontró las razones del uso desmedido en que “el celular nos instaló la cultura de tener todo al alcance de la mano”. Y ejemplificó que “para ver cualquier vídeo en internet, activamos toda una red conformada por satélites, redes, cables, plataformas y aplicaciones informáticas”. Por ello, indicó: “Tendremos que empezar a comprender la cultura digital en medio de la urgencia”.