Por Juan Franco
A las tradicionales escuelas de Venado Tuerto y Rufino, se sumaron en 2021 las sub-sedes de esta última en Firmat y María Teresa. Y este año también rehabilitó la carrera el ICES. Entre estos cinco espacios se cuentan casi 400 estudiantes, en su mayoría mujeres, y unos 230 cursan el primer año.
Por Juan Franco
Desde mediados de 2020, cuando la primera ola de la pandemia de Covid-19 empezó a pegar fuerte en el país, se hizo sentir la importancia del personal sanitario y en particular del servicio de enfermería. Enseguida se descubrió que no sólo faltaban camas críticas, sino también enfermeros y enfermeras, más aún cuando muchos de ellos sufrieron el contagio del virus, o se vieron minados en su aptitud física y psíquica ante el alto estrés de un combate permanente y desigual contra el enemigo invisible, y sin derecho a gozar siquiera de un descanso en los peores momentos de la crisis.
En esas jornadas se manifestaba la difícil situación de la Escuela Superior de Enfermería de Venado Tuerto que funciona en la Escuela N° 968, con 15 años de trayectoria (primero como extensión áulica de la Escuela Superior de Enfermería de Rosario y desde enero de 2015 como institución autónoma), cuya sobrevivencia obedecía más a la vocación de docentes y directivos que al apoyo provincial. Incluso en el 2020 no se abrió el primer año por las carencias presupuestarias y con frecuencia se aludía a ella en la ciudad, pero no tanto por sus méritos, sino por las medidas de fuerza de sus docentes.
Sin embargo, anta la evidencia, las autoridades provinciales consideraron que había que darle respuesta a una demanda insatisfecha y, a la vez, a una necesidad del sistema de salud. Entonces, no fue casual que el año siguiente, 2021, la escuela venadense al mando de la directora María Inés Rosillo pudiera habilitar nuevamente el primer año. Y la pre-inscripción resultó un boom, con cientos de interesados.
Ya en 2022, en la vuelta a la presencialidad, los aspirantes, que siempre superan los 200, tenían que atravesar un examen no eliminatorio pero que establecía un orden de méritos para el ingreso. Y fueron unos 90 los que se presentaron en marzo, donde se definieron las 40 cursantes, que por primera vez en la escuela local son todas mujeres (ver imagen principal).
Ese "cupo" de 40 es casi inamovible, según expresó la directiva, porque "debemos garantizar la práctica a todos los estudiantes en el Hospital y en los 11 centros de salud municipales. Al Gutiérrez concurren los alumnos de segundo y tercer año, y a los centros de salud asisten los de primero, segundo y tercero. Aun en el caso de contar con una mayor estructura edilicia para el dictado de clases, de todos modos la limitante sería la práctica de los alumnos en el terreno. Otra cosa es la práctica en gabinete, que en la escuela podemos cumplir muy bien con todo el equipamiento", describió.
Sobre el crecimiento de la oferta de carreras de Enfermería en la región, la licenciada Rosillo señaló que "hasta el inicio de 2020 sólo estábamos nosotros y Rufino; en mayo del año pasado se habilitaron, en Firmat y María Teresa, sendas extensiones áulicas del Colegio Superior N° 50 de Rufino, y en este 2022 se suma la propuesta del ICES. Sin dudas, en los dos últimos años se fortalecieron las chances de formación profesional a nivel zonal en la especialidad", sentenció.
Hoy, entre las escuelas provinciales de Venado Tuerto y Rufino, las extensiones áulicas de Firmat y María Teresa, y la flamante carrera del ICES, la región contiene casi 400 estudiantes de Enfermería, de las cuales 230 cursan primer año.
"En resumen, a nivel regional se fortaleció la oferta a partir del año pasado y eso se reflejará en los próximos tiempos en una mayor cantidad de egresados. Además, todos tienen una rápida salida laboral, tanto en el ámbito público como en el privado. Incluso, muchos están trabajando en ambos lugares, y si bien está marcando una importante demanda, también muestra la necesidad de sumar horas porque los salarios en nuestra actividad siguen siendo muy bajos. Las promesas de mejora salarial se fueron apagando junto con los aplausos de la pandemia", graficó.
En el Instituto Católico de Enseñanza Superior (ICES), las clases del primer año de la Tecnicatura Superior en Enfermería comenzaron el 11 de abril y, según especificó la rectora María Emilia Vicente, después de una preinscripción abierta a fines del año pasado, ya en febrero de 2022 había 280 aspirantes y ahí se decidió cerrarla. "Por una cuestión de espacio, se trabaja con un grupo de 80 alumnos y el resto quedó en lista de espera, con prioridad para el ingreso si es que el año próximo están dadas las condiciones para volver a abrir el primer año", puntualizó.
"Apenas surgió la posibilidad de reabrir la carrera gestionamos ante el director del Hospital Gutiérrez (Daniel Alzari), quien ofreció los espacios para realizar las prácticas, y también dialogamos con las organizaciones con las que ya tenemos convenios por otras carreras, dado que en el primer año no hay práctica intensivas, sino ligadas a la prevención de la salud en el ámbito social. Mientras tanto, ya nos ofrecieron desde la Municipalidad para hacer las prácticas en los años siguientes. Y en cuanto al equipamiento, estamos muy bien para las necesidades del primer año, pero trabajando para sumar equipos en busca de formar un gabinete específico de Enfermería que de a poco se va logrando", cerró Vicente.
Si bien admitió Inés Rosillo que cada año renuevan las gestiones ante la Provincia por el pase a planta del cuerpo docente -la mayoría son contratados-, aun no tienen respuestas; y en cuanto al equipamiento, destacó que fueron mejorando las condiciones para la enseñanza teórico-práctica de la carrera, tras lo cual valorizó el aporte del Programa Nacional de Formación en Enfermería (Pronafe), dependiente del Instituto Nacional de Educación Técnica (INET), que todos los años envía fondos para el mantenimiento de las instalaciones y cursos de capacitación a docentes, directivos y administrativos, además de haber montado un gabinete con un Office de Enfermería y salas de adultos y pediatría.