Comenzaba a golpear la crisis mundial de 1929, cuando en la mañana del 6 de septiembre de 1930 el general José Félix Uriburu despojaba a Hipólito Yrigoyen del gobierno, dando inicio a la denominada Década Infame, un período de la historia nacional marcado por el fraude electoral, la represión, la desocupación y el hambre. Al calor de ese revoltoso contexto, un incipiente sistema educativo se organiza bajo principios de oscurantismo y disciplinas pedagógicas. Contrariamente, en Santa Fe se desarrolla un modelo de excepción, alojando ideas de avanzada para la época, marcada por la búsqueda de legitimidades alternativas frente a las culturas políticas en disputa. Esta singularidad fue el objeto de estudio de Juan Cruz Giménez, ex delegado de la regional IV de Santa Fe, para obtener el título de Magíster en Ciencias Sociales por la Universidad Nacional del Litoral.
Su tesis llevó por título "Políticas educativas y reformas pedagógicas en la Santa Fe de los años treinta" y fue dirigida por Mara Petitti y Bernardo Carrizo. Giménez comentó a El Litoral que optó por este período de la historia debido al "estigma con el que carga, ya que se asocia a la década rápidamente a todo lo que implicó el fraude conservador", pero que en el caso de Santa Fe implicó "una época muy enriquecedora, de grandes cambios en el plano educativo, que apela al pasado de forma sostenida, pero no en el sentido estricto de refundar, sino de pensar en continuidades".
Nuevas experiencias en un escenario conservador
Giménez señaló el año 1934 como parada obligada en el camino de la historia educativa: "En este año se dan dos hechos marcados por una gran carga simbólica. Por un lado, la conmemoración del cincuenta aniversario de la ley 1420, que estableció transformaciones centrales en el sistema educativo, rompiendo con la educación católica presente desde 1886 en la provincia, dando paso al primer umbral de laicidad. Por el otro, se sanciona la ley 2.369 de Educación Común, Normal y Especial en la provincia, bajo el breve mandato del gobernador Luciano Molinas, materializando el espíritu demo-progresista promovido por una densa tradición reformista".
Según explicó, "Santa Fe conformó un punto de ruptura de la mano de experiencias del escolanovismo -desarrolladas por educadores como las hermanas Olga y Leticia Cossettini, Amanda Arias de Clotet, Marta Samatán, Dolores Dabat, entre otras figuras-, incluso hacia dentro de la misma provincia, caracterizada por ser de las más conservadora en términos de legislación educativa; al punto que actualmente sigue vigente la norma de 1949, con varios intentos fallidos de reformulación en el camino".
Gentileza entrevistado Gabriela Mistral, de manos cruzadas en el centro de la fotogragía, una referente respecto al rol de la educación pública, de gran influencia en la Santa Fe de aquellos años, y que llegó a participar en la reforma del sistema educacional mexicano
Gabriela Mistral, de manos cruzadas en el centro de la fotogragía, una referente respecto al rol de la educación pública, de gran influencia en la Santa Fe de aquellos años, y que llegó a participar en la reforma del sistema educacional mexicano. Foto: Gentileza entrevistado
En la investigación, Giménez destacó la relevancia que tuvo la figura del pedagogo sanjustino Juan Mantovani para generar condiciones propicias de verdaderos cambios en el sistema educativo: "Fue un pedagogo ampliamente reconocido, que además rompió un patrón poco común para el campo educativo porque se desempeñó en el ámbito intelectual y también en la función pública como ministro de Instrucción Pública y Fomento durante el anti-personalismo".
Las vueltas de la política y la impronta personal
Corría el año 1931 cuando, en Santa Fe, se realizaban las sextas elecciones desde la instauración del sufragio secreto. De allí, saldría electo Luciano Molinas del PDP, tras la abstención de parte de la UCR personalista, que no apoyaba la figura del candidato antipersonalista Manuel María de Iriondo. Frente a la derrota, De Iriondo es designado por Agustín P. Justo como ministro de Instrucción Pública y Justicia de la Nación, convirtiéndose en el primer santafesino a cargo del área educativa nacional. Finalmente, en 1937, y en pleno auge del "fraude patriótico", De Iriondo resultaría electo gobernador de Santa Fe.
Gentileza entrevistado El gobernador Manuel María de Iriondo (segundo en la hilera) de perfil conservador, junto al entonces ministro Juan Mantovani (en cuarto lugar) de ideas progresistas.
El gobernador Manuel María de Iriondo (segundo en la hilera) de perfil conservador, junto al entonces ministro Juan Mantovani (en cuarto lugar) de ideas progresistas.Foto: Gentileza entrevistado
Buscando conformar legitimidad para su gestión, De Iriondo designó como ministro de Instrucción Pública y Fomento de Santa Fe al intelectual Juan Mantovani, de ideas contrapuestas a las posiciones del nuevo gobierno santafesino. Sin embargo, el pedagogo apostó a reformar el sistema educacional "desde adentro", aunque esta adhesión al "iriondismo" le costaría numerosas críticas de los sectores renovadores.
Mantovani, crítico de la escuela positivista argentina,? intentó encauzar con su gestión el clima de nuevas ideas educativas que vivía la provincia, a contramano del "renacimiento católico" que predominaba en la escena nacional. En ese sentido, Giménez caracterizó las ideas y acciones de cada gobierno durante este período, ya que "el sistema educativo siempre está determinado por las definiciones del sistema político, y las políticas públicas implementadas resultan decisivas".
Entre las propuestas de Molinas, destacó las decisiones tomadas para llevar adelante una agenda reformista. "Durante su gestión se reformó la educación, con la ley 2369; la salud, con la ley Fidanza; y el funcionamiento de municipios y comunas, reformas sostenidas en ideas del demo-progresismo. Todo esto como correlato de poner en vigencia la reforma de la Constitución Provincial de 1921, vetada por el gobernador Enrique Mosca. Fueron años en los que Santa Fe fue a contramano de las políticas nacionales, donde reinaba un clima de reformismo liberal y descentralizador, mientras en el país regían experiencias católicas y conservadoras".
Tras la "primavera reformista" de Luciano Molinas, las directivas intervencionistas del gobierno de la Nación. Así, a lo largo de la década del treinta, bajo la gobernación de De Iriondo, primero, y Joaquín Argonz, después, el horizonte provincial cambiaría rotundamente en pocos años, con mayor protagonismo de la dirigencia eclesiástica, de la mano de figuras como la del Arzobispo Nicolás Fasolino y el presbítero Alfonso Durán. "Los archivos sobre este período me permitieron ver que, aunque las políticas educativas empiezan a estar en consonancia con las aspiraciones de la Iglesia Católica, el anti-personalismo tomó nota de cada uno de los errores cometidos por la experiencia demo-progresista en su agenda reformista. Por ejemplo, ante la serie de conflictos desatados por la intervención de Molinas al Magisterio de Santa Fe, De Iriondo decide convocar a un pedagogo e intelectual destacado como Juan Mantovani. Además, se despliega un extenso programa de obra pública y planificación urbana donde se construyen escuelas, reformulando la lectura de las figuras del pasado reciente entre los que se encontraba la tradición inaugurada por su padre, Simón de Iriondo, cuyo nombre sería el de muchos de los establecimientos creados".
Preocupación de larga data
Archivo El Litoral De Iriondo y Fasolino en la inauguración de colonias de verano para alienados
De Iriondo y Fasolino en la inauguración de colonias de verano para "alienados"Foto: Archivo El Litoral
Ya en la década del ´30 circulaba un debate similar al que rige en la actualidad. Preocupados por las cifras de población alfabetizada y la analfabeta, la prensa se preguntaba cuántos eran los santafesinos escolarizados en ese momento. "A cincuenta años de la ley 1420, las fuentes oficiales celebraban las estadísticas obtenidas. Pero la prensa del momento refleja que la provincia seguía teniendo más de un tercio de la población analfabeta. Una nota de El Litoral indica claramente que la mayor parte de los conscriptos a quienes les tocaba realizar el servicio militar obligatorio no estaba alfabetizado".
Tarea pendiente
"En la provincia existe gran cantidad de material de mucho valor y que es urgente digitalizar", advirtió Giménez. "Teniendo tanto para aportar desde la educación santafesina, es una pena que esos archivos se vayan deteriorando. Esos materiales dialogan desde preguntas del presente en clave retrospectiva, donde las diversas tradiciones pedagógicas (normalistas, fiscales, normales provinciales, nacionales, Láinez, escolanovistas) cobran forma en escala de grises. Cuando esos archivos están ausentes, por acción u omisión, el patrimonio educativo es condenado al olvido", opinó el ex delegado.
Perfil
Juan Cruz Giménez es Licenciado en Historia, Magíster en Ciencias Sociales y docente de la Universidad Nacional del Litoral. Inició sus pasos en el Instituto Superior de Coronda. Fue concejal por la misma ciudad y, luego, delegado regional designado por la ministra Claudia Balagué en la gestión de Miguel Lifschitz. Además, junto a Bernardo Carrizo, recopilaron y publicaron los textos "Auroras en provincia. Proyectos educativos y discursos pedagógicos en la formación docente santafesina (1909-2009)" (2011) editorial María Muratore y "La política en las tramas educativas" (2017), editorial La Hendija.