Los paros volvieron a hacerse sentir. La vuelta de la presencialidad en las escuelas trajo aparejada la visibilidad de los reclamos gremiales. El ciclo lectivo no empezó a término y debió extenderse por una gran cantidad de clases perdidas. Descuentos en los sueldos, reiteradas manifestaciones y controversia por las decisiones pedagógicas marcaron el calendario educativo.
El calendario educativo estuvo marcado de principio a fin por el conflicto. El regreso de la presencialidad plena también trajo aparejada la visibilidad de los reclamos. En el 2022, de las escuelas se fueron los barbijos y a ellas volvieron las medidas de fuerza.
La paz entre gobierno y gremios no fue posible de conciliar durante todo el año en Santa Fe. El saldo fue un calendario educativo con varios días tachados. Faltaron más de diez para alcanzar los 180 que se establecen por ley. Y muy lejos quedó el compromiso asumido por todas las provincias de elevar a 190 el piso debido a las clases perdidas por la pandemia. Las huelgas docentes fueron el motivo principal, pero no el único; también hubo jornadas institucionales de formación o de consultas, paros de colectivos que impidieron el normal desarrollo de las actividades y hasta feriados imprevistos por sucesos lamentables como el intento de asesinato a la vicepresidente de la Nación y por gestas dichosas como la obtención del título mundial de fútbol.
Para Santa Fe fue el decimoprimer año sin comenzar el ciclo lectivo a término. El 2 de marzo fue la fecha indicada para que la totalidad de los estudiantes vuelvan a la escuela, pero solo un puñado de colegios abrieron sus puertas tras el paro decretado por docentes públicos y privados. A esa altura, las paritarias todavía se hacían por videollamada, lo que no impidió que Amsafe y Sadop se unieran en disconformidad con la oferta en tramos y en reclamo de la tardía convocatoria de la Provincia. Tras cuatro jornadas sin clases y una mejora de la propuesta, las clases comenzarían con normalidad recién en la tercera semana del mes.
El acuerdo otorgó cierta estabilidad hasta mitad de año. Un cambio sustancial tuvo lugar a mediados de junio, con el cambio en la conducción de Amsafe. Luego de 16 años, Sonia Alesso dejaría la secretaría general del gremio docente provincial. En su lugar resultaría electo Rodrigo Alonso, primer capitalino elegido para ocupar al máximo puesto del magisterio y de la lista oficialista, por lo que ejerció continuidad en la línea de mando interna del sindicato.
Las vacaciones de julio llegarían con "tarea para el hogar". Ante el agravamiento del contexto económico nacional, los gremios docentes pidieron adelantar la discusión. Con la reanudación del ciclo lectivo y ante la negativa del gobierno de reabrir las paritarias, el escenario de conflicto se volvió a materializar en la provincia.
Agosto estaba previsto que inicie con la esperada extensión horaria para escuelas primarias, pero lo hizo con paros en las escuelas. No solo eso, comenzarían las primeras de muchas manifestaciones que se replicarían en plazas de distintas localidades, en la cartera de Trabajo y en Casa de Gobierno. En total, hubo 11 días de huelga y los estudiantes santafesinos tuvieron solo 12 días de clases al final de este mes.
El gobierno convocaría formalmente a paritarias, tal como estaba previsto de antemano, el 1° de septiembre. El reencuentro entre dirigentes y funcionarios se postergaría por el feriado nacional dispuesto por el atentado contra la Vicepresidente. La propuesta de actualización salarial llegaría, también, con una advertencia: si no era aceptada, se descontarían los días no trabajados. La balanza se inclinó hacia el sí en la mayoría de los gremios, excepto en Amsafe. Rompiendo el binomio con Sadop, rechazaría la oferta y sumaría otras seis jornadas de paro.
En octubre llegó la liquidación de sueldos. Para los docentes públicos fue sin aumentos y con la detracción de hasta un tercio del salario. Bajo máxima tensión, con recursos de amparo de por medio, las partes volverían a verse las caras en la primera semana del mes. En un nuevo intento por destrabar el conflicto, el gobierno defendió la oferta salarial y pidió recuperar las clases perdidas. Días después, tras una apretada votación, la decisión del magisterio fue aceptar, recibir el incremento y el reintegro de los descuentos.
El final del año preveía en calma, pero no: decisiones pedagógicas movieron el avispero. A mediados de noviembre, cuando las instituciones ya tenían organizadas las actividades de cierre del año, el Ministerio de Educación comunicaba la continuidad de clases hasta el 23 de diciembre para todos los estudiantes, incluso los que aprobaron. Las críticas gremiales no tardaron en llegar. Sin embargo, la decisión fue ratificada en más de una oportunidad por la ministra Adriana Cantero, recordando que había sido parte del acuerdo paritario.
El último round llegaría en diciembre, cuando se activó la cláusula de revisión salarial. Una vez más, idas y vueltas en torno al aumento para cerrar el año y abrir el próximo. Sin embargo, las negociaciones llegaron a buen puerto más rápidamente que en los meses anteriores. Tras un desgastante 2022, se llegó a un acuerdo corto de fin de año. No obstante, quedaron en el tintero algunas "exigencias" para el arranque del 2023, que estará cargado por el calendario electoral, cambios pedagógicos y una economía que casi no otorga momentos de distensión.