"La pandemia dejó en evidencia las desigualdades que ya tenía el sistema educativo. Estamos frente a un gran desafío que implica transformaciones tanto de las escuelas, como de los programas de formación docente y hasta de la misma constitución familiar", sostuvo el ex delegado Juan Cruz Giménez sobre el impacto que el Covid-19 tiene en el ámbito educativo provincial.
Tenés que leerClaudia Balagué: "en lugar de quejarse de la herencia, es hora de trabajar e invertir"En base a su experiencia al frente de la regional IV, Giménez consideró que "las escuelas no podrán afrontar solas la inevitable desfragmentación social". "Además del rol pedagógico -agregó-, las escuelas y los docentes se ven implicados en cuestiones que, si bien escapan a lo sanitario, forman parte de la compleja realidad actual que complican los procesos de aprendizaje y enseñanzas múltiples, como por ejemplo los abusos intrafamiliares y la ausencia de adulto responsable en algunos casos".
Entre sus principales preocupaciones, mencionó "el crecimiento en el abandono escolar" y "la ausencia de criterios precisos en función de las políticas educativas que cada nivel de gobierno debe definir imperiosamente para orientar la acción institucional de las escuelas públicas y de gestión privada en todos sus niveles".
"En la época que trabajé mi tesis, otro problema sanitario afectó a la educación: la tuberculosis. Hoy la enfermedad es otra, pero la preocupación es la misma: la desintegración del tejido social y los niveles de exclusión o abandono traducidos en trayectorias educativas irregulares", apuntó.
Tenés que leerLa Década Infame estudiada desde pupitres santafesinos Además, señaló que "el alejamiento de los chicos y chicas de los edificios escolares produjo un ensanchamiento de la brecha entre los que tienen más y los que tienen menos recursos". "No solamente brechas sociales, de cuidados y de integración, sino también a una necesaria cobertura y acceso a nuevas tecnologías, redes de datos y conectividad en los territorios sumamente dinámicos. La política del Estado tiene que apuntar a reducir las desigualdades, es un camino inevitable e impostergable", aseveró.
Sobre el abordaje de la pandemia por parte del gobierno provincial, señaló que no fueron atendidos con urgencia los principales problemas. "Cuesta entender el rumbo de la política pública. La coyuntura está dada, es un momento de enormes dificultades, que hacía evidente abismales desigualdades y que con la llegada de la pandemia quedaron más expuestas. Pero no están claras las herramientas que el Estado implementará para salir fortalecido, o con el menor impacto posible, de esta situación crítica. Pareciera que todo queda subyugado a la discusión paritaria salarial, pero el debate demanda una agenda integral que combine lo sanitario, lo pedagógico y un análisis pormenorizado de los desafíos de cada comunidad educativa y cada nivel de aprendizaje y enseñanza.", sostuvo.
En ese sentido, Giménez sostiene que tanto ministerio provincial como nacional no han generado instancias de diálogo que permitan escuchar distintas opiniones que brinden un marco común como respaldo de las decisiones inmediatas. "Así como en el plano sanitario fue clave la opinión de los especialistas para tomar medidas con fundamento epidemiológico, también en lo pedagógico es necesario precisar qué camino es el que hay que seguir. Pero la realidad es que no hubo mucha recurrencia a expertos, ni de sectores académicos, ni de supervisores, ni de directores de carrera docente. Y en el campo educativo, más allá de estar de acuerdo o no con la política partidaria, brinda una orientación medular para la lectura del sistema en su conjunto".
En la misma línea, advirtió que el panorama es "generador de incertidumbre", en momentos donde "se necesitan certezas". "El sistema educativo otorga una innumerable cantidad de precisiones que sirven de ordenador de la vida en sociedad como los días de clases para estudiantes, la disponibilidad horaria de los padres, la estabilidad laboral a docentes, la frecuencia de reemplazos, la discusión de roles familiares de cuidados, entre otros. Y en esta coyuntura, la crisis se profundiza, porque frente a la pandemia el sistema se vio imposibilitado de responder por sí solo y la política educativa no parece buscar respuestas a estos interrogantes", planteó.
"No se trata de apelar a frases vacías como 'abran las escuelas o cierren las escuelas'. El desafío es, por un lado, pensar la educación pre pandemia, sus lecciones para cada uno de los actores que integran la comunidad educativa (familias, docentes, estudiantes). También, debemos ser parte activa en el debate sobre la educación y la escuela para la post pandemia, para pensar experiencias híbridas, progresivas y de inclusión posibles y sostenidas en el tiempo", concluyó.