Mariela Goy
Alrededor de 50 establecimientos educativos rurales pudieron retomar la actividad, a medida que los caminos de tierra se van secando. La ministra Claudia Balagué dijo que se implementan estrategias para que los alumnos no pierdan contenidos.
Mariela Goy
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Twitter: @marielgoy
Por el mejoramiento del clima, alrededor de 50 escuelas que estaban sin funcionar desde principios de abril, pudieron ir retomando su actividad estos días. Otras 150, sin embargo, aún permanecen sin dictar clases en distintas zonas rurales de la provincia debido a que los caminos de tierra continúan intransitables, con agua o convertidos en lodazales.
“Afortunadamente, con estos días de sol, muchos docentes y alumnos empezaron a retornar a sus escuelas porque mejoraron los accesos. Otros establecimientos que eran centros de evacuados ya se desalojaron, y localidades como Helvecia o San Javier -que habían decretado el cese educativo por la emergencia- volvieron a clases. El panorama va mejorando de a poco”, señaló la ministra de Educación, Claudia Balagué, quien dio cifras actualizadas de la situación educativa provincial a partir del fenómeno climático.
La mayoría de las escuelas afectadas son rurales y atienden entre 8 a 15 alumnos en promedio. “No consideramos que sean días de clases perdidos”, respondió Balagué, ante una consulta de El Litoral.
Fundamentó que “se están implementado estrategias para llegar a los chicos con contenidos. Es una tarea encomiable y maravillosa de los docentes y directivos, que siempre trataron de llegar a los alumnos con el tractor de la comuna o calzándose las botas y haciendo trayectos a pie. En las redes sociales hay videos de maestros que hicieron peripecias para ir a las escuelas con sus camionetas”.
La titular de la cartera educativa consideró que, de alguna manera, la mayoría de los alumnos recibió tareas y ejercicios escolares en sus hogares o a través de Internet, un recurso que les permitió seguir conectados con la escuela. “Por ejemplo, en la secundaria de La Camila (localidad del departamento San Justo), los estudiantes se organizaron con los docentes para trabajar vía celular. También hubo comunas que cedieron lugares para que los chicos dieran clases allí, como la de Pueblo Marini o Vila. Los chicos de Campo Jullier están relocalizados en la cocina centralizada de Santo Tomé”, enumeró la funcionaria.
No se extenderá
el ciclo lectivo
Balagué no evalúa extender el ciclo lectivo por el momento, ni en julio ni en diciembre. “Eso no está previsto por ahora. Siempre es una posibilidad si vemos que se agrava el panorama, pero estamos viendo que el clima mejoró y que muchas escuelas están normalizando su actividad”, reiteró.
No obstante, la recuperación de muchas rutas y caminos de tierra del interior provincial llevará un tiempo. “El gobernador está trabajando en un plan de infraestructura y mejora de caminos rurales a muy corto plazo. Se han solicitado fondos nacionales para generar accesibilidad con mejorado y enripiado”, dijo Balagué.
En la emergencia también la solidaridad está a la orden del día. “Los profesores de Educación Física de Villa Ocampo se organizaron para hacer actividades con los chicos en los centros de evacuados. Los docentes de Reconquista llevaron donaciones y tareas pedagógicas a las familias que no podían salir de sus hogares en los distritos más alejados”, indicó.
“Siempre salimos adelante”
La contracara de esa acción solidaria es el robo y vandalismo que sufren algunas escuelas que quedan aisladas y sin personal docente, como ocurrió días atrás con el establecimiento rural Tomás Espora, de San Jorge, que fue desvalijado.
Marisa López, directora de la escuela Nº 1301 de Campo Jullier, a unos cuantos kilómetros de Santo Tomé, sabe de eso. “A nosotros nos saquearon en inundaciones pasadas. Por eso, esta vez, apenas la escuela se anegó, fuimos con un camión militar y nos llevaron las cosas de valor”, contó a El Litoral.
Esta primaria rural de jornada completa tiene una matrícula de 65 alumnos y fue relocalizada desde el 4 de abril en los salones de la Agrupación de Cooperadoras Escolares, que funcionan arriba de la cocina centralizada de Santo Tomé.
“Está viniendo la mitad de los chicos acá. Con las docentes nos hemos acercado a los domicilios de los que no pueden llegar, para llevarles la copa de leche, raciones de comedor y cuadernillos con actividades. A veces, algún vecino sale con tractor de Campo Jullier para venir a buscar cosas a la ciudad. Siempre salimos adelante porque ya tenemos varias inundaciones encima”, remarcó la docente.
Todos los días, la directora consulta a las familias vecinas a la escuela cómo está la ruta provincial Nº 5 (de tierra), con la esperanza de volver cuanto antes a la escuelita, retomar las huertas y demás actividades de campo. “Las huellas están llenas de agua y todo es barro. Calculamos que si siguen los días de sol llevará 20 días para secarse y después tendrán que pasar las máquinas para arreglarla”, cerró López, con la sabiduría de quien ya pasó “por unas cuantas”.