Domingo 6.10.2024
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¿Qué es lo que tiene que hacer la escuela hoy? ¿Mantener el mandato de principio del siglo XX? ¿O pensar cómo sostener parte del legado cultural y a su vez incorporar qué de la nueva cultura? Son preguntas que deja planteadas Guillermina Tiramonti, licenciada en Ciencias políticas y con un máster en Educación, investigadora en el área de Educación de Flacso, profesora secundaria y universitaria y autora de varios libros.
En su análisis sobre la situación de la educación hoy, recuerda que la escuela es producto de otra época, de la tradición ilustrada, con otros mandatos, mientras que ahora asiste a cambios sociales y culturales rápidos -derivados muchos de ellos de los avances tecnológicos- y se encuentra ante el desafío de responder a demandas de generaciones que necesitan instrumentos para un futuro incierto.
La especialista estuvo recientemente en la ciudad de Santa Fe para dictar la charla "La educación en la encrucijada cultural", en la sala Luz y Fuerza, en el marco del ciclo de conferencias sobre las problemáticas de la educación, organizado por la Defensoría del Pueblo de la provincia. En un alto en su agenda, conversó con El Litoral sobre la escuela, la repitencia, el rol docente y, sin vueltas, dijo que la universidad debe mirar su "burocracia administrativa" y resolver las promesas no cumplidas, como por ejemplo, que los sectores más populares no terminan en la universidad.
-Retomo el título de su charla ¿cuál es la encrucijada cultural ante la cual está la educación hoy? ¿Tiene que ver con las nuevas tecnologías y las nuevas formas de aprender?
-Precisamente, tiene que ver con que estamos en un proceso de cambio epocal que implica cambios en casi todos los aspectos, en casi todas las dimensiones de la sociedad. Y la escuela, que es una institución destinada justamente a hacer el traspaso cultural de una generación a otra, está en esa encrucijada porque viene de una tradición ilustrada, que hasta ahora ha sido su legado para el futuro. Pero se encuentra con que aparece otra cultura, otros sujetos, otro mundo. Y las nuevas generaciones ya no están para recibir el pasado sino que quieren y necesitan instrumentos para el futuro. La educación está en ese proceso: de ver cuáles son los instrumentos y cómo hacerlos llegar a las nuevas generaciones.
-Ahora, hace rato que está la discusión de que la escuela necesita un cambio. El tema es que a nivel social éstos van muy rápido; por ejemplo, ya estamos hablando de Inteligencia Artificial. ¿Se está quedando atrás la educación?
-Efectivamente, las instituciones tienen un ritmo más lento para incorporar los cambios. Y además, estamos en un contexto donde los cambios se suceden a una velocidad increíble. Los '90 fueron los años donde empezamos a consumir masivamente el Internet, la computadora ¿Cuánto hace? Nada. ¿Y cuánto hizo cambiar eso a la sociedad? Mucho. Entonces, si pensamos entre que se inventó la escritura -antes de Cristo- y que apareció la imprenta, hubo siglos y siglos para acostumbrarse e incorporar todos los cambios que exigía la escritura y su masificación. Ahora, en 30 años tenemos que el mundo ha cambiado mucho y la escuela sigue siendo una institución con dudas de cuál es su legado cultural. ¿Qué es lo que tiene que hacer? ¿Mantener el mandato de principio del siglo XX? ¿O pensar cómo sostener parte del legado cultural y a su vez incorporar qué de la nueva cultura? Por eso digo: es un momento donde hay que tomar decisiones y las mismas se toman presintiendo el futuro, pero no sabiendo en definitiva cómo va a ser el futuro.
Realidad y conocimientos más complejos
-Hace poco, un joven de 22 años que ya tiene un emprendimiento de 8 personas, decía que él no fue a la universidad y que encuentra todo a través del celular, que ahí tiene el mundo a su alcance. Esa es la cabeza de muchos chicos hoy, mientras en educación todavía se está discutiendo si repitencia sí, repitencia no.
-Sí, y con mandatos de la primera mitad del siglo pasado. En los años '50 ó '60 había mandatos familiares porque había una previsibilidad sobre el futuro. Entonces, la necesidad de hacer carreras universitarias largas, el supuesto de que solamente a través de las instituciones se lograba alcanzar el conocimiento y que eso determinaba su lugar en la sociedad. Y no solamente la posición económica sino un lugar en cuanto a estatus social. Resulta que ahora no es así pero tampoco estamos muy seguros de cómo va a seguir siendo. Y hay pibes que rápidamente han tomado la temperatura a los nuevos tiempos y se han acomodado, pero son algunos. Después, tenemos todo el conjunto de generaciones a las cuales debemos definir bien qué necesitan saber, cómo hay que enseñarles, cuáles son los instrumentos que tendrán en el futuro donde el Internet tiene un espacio enorme.
"Resulta que estas cajitas que son los celulares están peleando por la atención de los chicos en el mismo aula donde los docentes quieren conquistar esa atención. Y lo que tenemos que ver es que la función del docente cambia y tiene que ser el que le permita a todos los chicos hacer un uso inteligente del celular", dice Tiramonti. Crédito: Manuel FabatíaResulta que estas cajitas que son los celulares están peleando por la atención de los chicos en el mismo aula donde los docentes quieren conquistar esa atención. Entonces, allí hay una disputa, que es cultural en última instancia, entre la nueva tecnología, entre todas esas posibilidades que tiene el teléfono y las que tiene el docente. Me parece que a veces estamos malinterpretando, como que es el teléfono el que anula la posibilidad del docente. Y lo que tenemos que ver es que la función del docente cambia y tiene que ser el que le permita a todos los chicos o a la mayor cantidad posible de los chicos, hacer un uso inteligente del celular.
-También estamos en un terreno de mucha incertidumbre, donde el docente debe lidiar con eso y aprender que quizá tiene que enseñar en ese contexto en el cual no tiene todo resuelto, que no sabe con lo que le va a salir el estudiante…
-Efectivamente, pero no tiene todos los instrumentos que necesita porque tampoco tiene una formación inicial que se los haya dado en cuanto a qué tipo de prácticas son necesarias y qué tipo de conocimiento es aquel que garantiza una navegación exitosa por la nueva cultura. Porque en el fondo lo que hay es un cambio en el tipo de conocimiento. Tenemos una escuela que piensa el conocimiento como en la modernidad, es decir, fragmentado en disciplinas, lineal. Y hoy sabemos que la realidad es compleja, que necesitamos un conocimiento más complejo y una forma de acceder a la realidad a través de la complejidad. Y eso es difícil no solamente para incorporar sino también para adaptar la práctica.
La especialista disertó recientemente en Santa Fe. Crédito: Manuel FabatíaRepitencia, "una discusión antigua"
-¿Usted está a favor o en contra de la "no repitencia" en el secundario que está implementando, por ejemplo, la Provincia de Buenos Aires? Y que en Santa Fe estuvo muy poco y se dio de baja.
-Creo que es una discusión antigua. Por un lado, creo que la Argentina decidió la "no repitencia" como una forma de hacer que la escuela siga funcionando y no hacernos demasiado problema. Los chicos avanzan y un día les damos el diploma. Saben, no saben, ya eso es otra historia. Entonces la "no repitencia" en la Argentina, en general, tuvo esa función que es tapar la ineficiencia de la escuela y no castigar a los chicos por eso. Y por otro lado, sabemos por estudios y por las estadísticas, que los chicos que repiten no mejoran en el futuro.
Entonces, es un problema de evaluación que no hemos sabido solucionar, porque no hemos sabido cambiar la práctica de la enseñanza. Si vos enseñás de otra manera, con proyectos más atractivos para los chicos, más interesantes, pero además que pongan en juego la inteligencia y no la memoria, es probable que podamos desarrollar otros modelos de evaluación. Y digo otros modelos, no estoy diciendo "no evaluar", porque los chicos tienen que aprender y vos tenés que hacer el seguimiento y ver si aprenden o no aprenden. Y si no aprenden, la escuela se tiene que hacer cargo de que no aprendieron de una manera y tendrán que aprender de otra. Nos enganchamos muchas veces en discusiones que no ayudan: repito, no repito. Entonces, reponer la repitencia es una manera de evitar esa oscuridad en la que los chicos no aprenden pero me hago el que no me doy cuenta. Igualmente, por reponer la repitencia no se soluciona el problema de la educación.
Universidad y un falso dilema
-Con respecto a las marchas de defensa de la universidad, un ámbito tan caro para la sociedad ¿Qué opinión le merecen?
-Creo que ahí también hay un falso dilema porque es cierto que defendemos la universidad pública, sin duda, y creemos que la universidad es una oportunidad para muchos chicos. Pero también tenemos cosas para reclamarle a esa universidad pública. No ha respondido a las exigencias que se le plantearon. Tenemos una universidad gratuita y abierta a todos pero resulta que los chicos de los sectores más populares no terminan en la universidad. Entonces, es una universidad llena de promesas que no cumple. Y ahora a eso se le agrega el hecho de que las universidades tienen que hacer carreras más cortas, ser mucho más flexibles y tampoco con eso ves que haya los cambios necesarios. Las universidades tienen que disminuir los cuerpos burocráticos, que son impresionantes. Entonces me parece que los sectores medios de la sociedad están reclamando mantener una universidad pública pero esta, a su vez, tiene que responder con cambios que no ha hecho. Y me parece que tampoco presenta voluntad de hacerlos.