“Aún tengo mucho para dar”
Mientras muchos maestros están esperando la reforma de la ley para poder jubilarse antes, Gladys Leonarduzzi no quiere saber nada del retiro. Esta vicedirectora de la Escuela Primaria Normal San Martín tiene 38 años de aportes y 58 de edad. “Me sobran los requisitos, pero me cuesta jubilarme. Esta escuela es mi casa, estoy acá desde que tenía 4 años, luego estudié magisterio, di clases en todos los grados y ahora estoy en la dirección”, relata.
Hace poco, Gladys recibió a Andrés, que había sido su alumno en 7º grado y se graduó de docente. “Lo felicité por sus notas brillantes y él me dijo: ‘Seño, usted siempre nos decía que de mediocres está lleno el mundo, que lo que hagamos, lo hagamos bien; así que eso hice’. Mientras él hablaba, se me caían unos lagrimones”, cuenta.
Uno de los enemigos del buen maestro es la rutina. “En todas las profesiones hay frustraciones pero el maestro no tiene por qué caer en la rutina. El docente debe ser divertido, estar convencido de lo que hace y transferirle al alumno esa alegría por aprender. Eso se transmite, por eso no cualquiera es docente”.
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