El bajo rendimiento académico es una situación que a ningún padre agrada por ello, la prevención es fundamental en estos casos. Estar al tanto del rendimiento escolar, de su comportamiento en clase, de su implicación en los estudios, de cumplir con su responsabilidad en las tareas diarias... es clave para poder hacernos una idea general de cómo es su mapa escolar. A la mínima señal de alerta, deberemos actuar, y en el caso de que los malos resultados sean una realidad tomar cartas en el asunto.
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notablemente y en Matemática la baja es leveEste fracaso escolar suele ir de la mano de algún sentimiento, situación u otras posibles causas que pueden provocar esa desmotivación, falta de interés e implicación en el estudio. Problemas emocionales, cambios que hayan sucedido en su vida, dificultades en el aprendizaje… es fundamental sentarse con el niño y analizar por qué se ha llegado a esta situación, haciéndonos partícipes también como padres de los malos resultados.
“Evidentemente, ante el fracaso escolar surgen situaciones de enfado, conflicto y malestar por la situación a la que se ha llegado. Pero, no podemos quitar el ojo del estado emocional, del sentimiento que puede estar viviendo nuestro hijo o hija, porque puede que no sepa cómo resolver la situación, qué hacer o cómo reconducir su vida, ya sea académica o profesional, a partir de ese punto”, explica María Jesús Campos, psicóloga educativa especializada en infancia, adolescencia y familias y colaboradora externa de la plataforma de clases particulares online, GoStudent.
Mirá tambiénPlan FinEs 2023: están abiertas las inscripciones ¿Cómo anotarse para finalizar los estudios?Por supuesto, el bajo rendimiento no es limitante, al contrario, es una llamada de atención para poder ver qué ocurre y ponerle solución. Un trampolín que motive a nuestro hijo a querer superarse a sí mismo y tomar este obstáculo en el camino como una lección de la que aprender a no repetir errores. “Es importante hacer ver que se puede continuar, que se pueden y deben buscar alternativas, tanto para seguir formándose en lo que a cada persona le interese o guste, así como buscar salidas profesionales si es lo que se busca o necesita en ese momento. Pero hay que hacer ver que se debe estar activo y que se pueden buscar alternativas y salidas”, dice la psicóloga.
Prevenir llegar a este punto
Estar atento a cualquier señal de alerta que nos haga pensar que nuestro hijo está teniendo problemas académicos será fundamental para prevenir llegar al fracaso escolar. Resultados bajos, poca dedicación al tiempo de estudio, qué actividades realiza tras las clases o cuál es el comportamiento en el colegio… pero también, escucharles para saber cuál es su opinión respecto a su estudio, intereses, motivación, rendimiento e implicación, dificultades que encuentran.
Por ello, “ante la mínima duda, sospecha o cambios llamativos, hay que hablar con el estudiante, pero también con el centro escolar y el cuerpo docente. De esta manera se tendrá una visión amplia de las necesidades, dificultades y situación real del estudiante.
Así se podrán dar los recursos y apoyos que se necesiten, ya sea a nivel de clases particulares o profesor de apoyo; atender si hay dificultades de aprendizaje y por ello se debe llevar a cabo una valoración y evaluación, para adaptarse a ellas ofreciendo los recursos necesarios. Pero también, debemos valorar si esas dificultades académicas tienen entre sus causas problemas emocionales”, insiste la psicóloga educativa.
Consejos
Según van creciendo, podemos cometer el error, como padres, de alejarnos de su implicación académica, e incluso, hacerlo de forma inconsciente. Estar pendientes de sus tareas y deberes para casa debe seguir siendo una de nuestras obligaciones, aunque los veamos ‘mayores’ para eso.
Cuando esto ocurre además durante la etapa de la adolescencia, esto también conlleva que quieran ser más independientes y, por es normal que los padres respondan dándoles una mayor autonomía. Pero esto, “no significa no saber qué sucede diariamente, no estar pendiente de sus exámenes, tareas, o cómo se organiza en su estudio”, puntualiza la experta.
- Conocer cuál es su rendimiento académico
- Ver cómo se organizan las tardes, es decir, conocer su hábito de estudio: tiempos, descansos, ocio…
- Hablar sobre cómo están y cómo llevan las asignaturas.
- Preguntar si tienen dificultad en algo en concreto, ya que esto nos puede aportar información sobre su mapa escolar.
- Mantener el contacto con el centro para que nos den su visión de lo que acontece en el mismo, sus comportamientos, así como su actitud hacia las materias.
Para concluir la psicóloga realiza la siguiente recomendación final: “Mantener una comunicación fluida sin agobios ni interrogatorios, pero conocer qué hacen y cómo se desenvuelven, es clave. Además, ofrecer ayuda y apoyo cuando lo necesiten con la finalidad de no llegar al límite y abandono escolar”.
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