¿De qué sirve estudiar?: Un informe compara los salarios de graduados universitarios y del secundario
Un estudio muestra que, en la Argentina, quienes alcanzan un título del nivel superior ganan más los que solo lograron completar el nivel medio. "Por cada año adicional de educación, el salario se incrementa alrededor del 10%", señala.
¿De qué sirve estudiar?: Un informe compara los salarios de graduados universitarios y del secundario
Existe la creencia de que la educación puede contribuir al crecimiento económico y a la mejora de la posición social de una persona. Y este planteo lleva a reclamar igualdad de oportunidades educativas para disminuir las desigualdades. Pero ¿cuánto hay de cierto en ello? De acuerdo a un reciente estudio, no caben dudas: a mayor nivel de estudios alcanzados, más altos serán los salarios.
"En la Argentina, la educación tiene retornos positivos", concluye el informe "Retornos de la educación: ¿Vale la pena estudiar?", elaborado por el Observatorio de Argentinos por la Educación, con autoría de Cecilia Adrogué (CEDH-UdeSA-Conicet), Gabriela Catri, Martín Nistal y Víctor Volman (Observatorio de Argentinos por la Educación). La investigación busca aportar evidencia sobre los beneficios económicos que obtienen quienes invierten más tiempo en su educación. Para eso, analiza los datos de ingresos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) realizada por el INDEC.
De acuerdo a los datos de la EPH, aquellas personas con mayor educación reciben ingresos superiores, según se observa al comparar los salarios por hora para cada edad según el máximo nivel educativo alcanzado. Por ejemplo, a los 22 años el salario por hora de una persona con nivel universitario completo es en promedio $ 236 (en pesos del tercer trimestre de 2021), mientras que para una persona con secundario completo la cifra es $ 184 (un 22,0% menos).
Al estimar los ingresos a lo largo de la vida, también se observa que quienes alcanzan mayor nivel educativo obtienen mayores ingresos. Por ejemplo, una persona que completó la universidad suma ingresos por $ 32,0 millones entre los 23 y los 65 años (millones de pesos equivalentes del tercer trimestre de 2021), mientras que quien solo completó el nivel secundario, suma $ 20,4 millones en ese período. Y quien solo completó la primaria recibe $ 14,2 millones.
"La educación de nuestros niños y jóvenes es el camino para lograr el desarrollo humano al que aspiramos. Es un proceso en el que cada día cuenta. Este 2022 presenta un gran desafío y una gran oportunidad: revincular a tantos niños y jóvenes que se han caído del sistema educativo con motivo de la pandemia, y fortalecer los aprendizajes de tantos otros que vieron truncada su educación por diversas carencias", señala Cecilia Adrogué, coautora del informe.
De todas formas, el informe aclara que estas diferencias salariales no se deben exclusivamente al nivel educativo alcanzado, ya que también influyen otros factores como el nivel socioeconómico de los padres, el capital cultural, la inteligencia innata, la región geográfica, la experiencia laboral y la edad, entre otros.
"Más allá de las limitaciones de la información disponible, resulta claro que estudiar tiene un correlato económico positivo. Contar con datos rigurosos que corroboren esta asociación entre estudios e ingresos resulta muy importante no solo para las decisiones individuales sino también para las políticas públicas, por los beneficios sociales de la inversión educativa para el crecimiento económico y, especialmente, para la movilidad social ascendente, sobre todo en sociedades como la argentina, muy estratificadas en sectores relevantes como la salud, la vivienda, el trabajo, etc.", afirma Juan Doberti, docente e investigador de la UBA, consultado sobre la investigación.
Tasas de retorno
En el informe, los autores estiman la tasa interna de retorno (TIR) de la educación. Este índice muestra cuán rentable es la "inversión" de alcanzar un nivel educativo adicional (una tasa mayor a 0 indica que la inversión es rentable). Este cálculo encuentra que la TIR es mayor para aquellas personas con nivel universitario completo (8%) y con nivel universitario incompleto (1%) en comparación con quienes solo han completado el nivel secundario. Esto implica que los beneficios económicos de continuar estudiando son mayores al costo estimado por hacerlo.
D.R
"Los certificados universitarios operan como señales en el mercado de trabajo, pero es necesario sumar interpretaciones para profundizar estos abordajes: uno es considerar la estructura social y su influencia para lograr avanzar en el sistema educativo, y el otro es la heterogeneidad del aparato productivo que implica que los ingresos dependen no tanto del certificado, sino de las ocupaciones obtenidas. Por ello el origen de clase, la posición geográfica y la situación familiar marcan las posibilidades de acceder y desarrollarse en la educación, y allí los estudios de segmentación y segregación educativa muestran el avance de la desigualdad en las oportunidades de los ciudadanos", resaltó Graciela Clotilde Riquelme, investigadora del CONICET.
Otro método utilizado en el informe para medir los "retornos" de la educación (conocido como la ecuación de Mincer) consiste en estimar cuánto aumenta porcentualmente el salario por hora por cada año adicional de educación. Para el caso argentino este valor es cercano al 10%: ante un aumento de un año de educación, los ingresos de la persona aumentan alrededor de 10%.
"El trabajo nos presenta una actualización sencilla de los retornos a la educación en Argentina utilizando un promedio de datos capturados por el INDEC para los años 2019 y 2020. Confirma que el crecimiento de los ingresos alcanza su máximo alrededor de los 58 años de edad y luego se estabiliza o decrece, tal como lo propone la teoría del Capital Humano. El trabajo no compara estos resultados con datos de periodos de mayor normalidad para verificar si los mismos también presentaron abruptas disminuciones para el ingreso de los universitarios en la etapa final de su vida laboral", aportó al respecto Héctor Gertel, profesor de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Córdoba.
Dificultades en el acceso
Por otra parte, los datos proporcionados por la Encuesta Permanente de Hogares muestran que hay una correlación muy marcada entre nivel de ingresos y acceso a los estudios superiores. En el 10% más pobre de la población, solo el 12,4% de los jóvenes (19 a 25 años) asiste a la universidad. En el 10% más rico, este número es del 46%. El acceso a los estudios superiores crece de manera continua a medida que aumentan los ingresos cuando analizamos cada decil.