La Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) difundió un informe en el que alertó sobre las consecuencias del aislamiento obligatorio en niños, niñas y adolescentes, y afirmó que la vuelta a las escuelas en la modalidad presencial “es imprescindible”.
La asociación de médicos difundió un informe en el que manifestó su preocupación por los efectos de las medidas de aislamiento en niños y adolescentes. Plantearon que los docentes deben ser considerados trabajadores esenciales
La Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) difundió un informe en el que alertó sobre las consecuencias del aislamiento obligatorio en niños, niñas y adolescentes, y afirmó que la vuelta a las escuelas en la modalidad presencial “es imprescindible”.
El documento, de 43 páginas, señala que es “indiscutible” que la escuela es fundamental para el desarrollo y el bienestar de los niños, no sólo para la adquisición de conocimientos sino también para el fortalecimiento de aspectos emocionales y sociales, el cuidado de aspectos nutricionales, de la salud y la realización de la actividad física.
A su vez, la SAP destacó que la escuela constituye “un sitio seguro” para los menores mientras sus padres trabajan y que es una herramienta de equidad social indispensable, particularmente para los grupos sociales más vulnerables. En ese sentido, explicaron que el cierre de las escuelas marcó disparidades sociales: “Muchos adolescentes son incapaces de completar su tarea escolar por falta de dispositivos o de conectividad, lo cual hace que los modelos de aprendizaje virtual resulten de difícil implementación, dando lugar a la aparición de una brecha tecnológica entre niñas, niños y adolescentes muy difíciles de resolver”, detalla el informe.
El doctor Roberto Debbag, vice presidente de la Sociedad Latinoamericana Infectología Pediátrica, explicó que diferentes estudios acerca de los efectos del retorno a las aulas en distintos lugares del mundo han demostrado que “las escuelas no son un factor en el brote pandémico y que los beneficios sociales son mayores”. “Hoy se sabe que los niños no son grandes diseminadores del virus, y por lo general se infectan poco”, agregó.
Entre las recomendaciones para volver a las aulas, la SAP destacó un distanciamiento mínimo de 2 metros entre todos los actores, que podrá reducirse a 1.5 metros cuando se cumplan las medidas adicionales de uso permanente de tapabocas, lavado frecuente de manos o el uso de alcohol en gel, ventilación y desinfección adecuada de las instalaciones. Los niños deberán evitar el contacto físico de todo tipo, como besos, abrazos, apretones de manos y puños, entre otros. En los recreos los menores realizarán juegos con distanciamiento y se podrán realizar grupos de 4 o 5 niños a manera de burbuja, para poder detectar y aislar rápidamente en caso que uno de los niños sea positivo.
Por su parte, los docentes deberán evitar las reuniones en espacios donde no pueda cumplirse con el distanciamiento o realizarlas de forma virtual. Como norma general, estará prohibido compartir cualquier tipo de elemento personal como útiles, vajilla, juguetes, etc. Durante la estadía en la escuela, la SAP recomendó lavarse las manos idealmente cada 90 minutos: “Los momentos para la higiene de manos serán antes de salir de casa, al llegar a la escuela, antes y después de los recreos (si los hubiere, de acuerdo con el protocolo jurisdiccional), antes y después de comer, luego de haber tocado superficies públicas (mostradores, pasamanos, picaportes, barandas, entre otros), antes y después de ir al baño, antes y después de cambiar pañales (jardines maternales), después de toser, estornudar o limpiarse la nariz”.
En cuanto al uso del transporte público, plantearon que “resulta fundamental escalonar adecuadamente los horarios de transporte de estudiantes, docentes y personal no docente de manera de separarlo de los picos relacionados con los del desplazamiento laboral (alternarse en días de la semana o semanalmente)”.
“Después de haber analizado exhaustivamente los distintos aspectos que hacen a la importancia de la escuela en la vida de los niños, niñas y adolescentes en lo referido a los aspectos educativos, culturales, de educación física, sociales, sanitarios, nutricionales, enfatizamos que el derecho a la educación es fundamental y que la tarea docente con los educandos y sus familias es esencial. En este marco, la Sociedad Argentina de Pediatría cree que la vuelta a las escuelas en la modalidad presencial es imprescindible”, dice el documento.
Según explicó el doctor Debbag, UNICEF ya ha documentado hace algunos meses el impacto emocional que la falta de presencialidad genera en los menores, entre los que se destacan cuadros de “miedo y depresión por no vincularse”. Sin embargo, la SAP aclaró que el retorno a las aulas no debe ser del 100% ya que es necesario garantizar las condiciones para cumplir con el distanciamiento social. “Por supuesto que la observación de las diferentes realidades epidemiológicas existentes en nuestro país y el cumplimiento estricto de los protocolos sanitarios son aspectos insoslayables a tener en cuenta para el regreso a las aulas”, concluye el documento.
Las advertencias de la SAP y Unicef se suman a las voces que en los últimos días reclamaron que el Gobierno garantice el retorno a las clases presenciales. Al respecto, la oposición, ONG y grupos de padres exigen que el Ejecutivo asegure que el ciclo lectivo 2021 comience en tiempo y forma. Sin embargo, la Casa Rosada dejó la decisión de abrir las escuelas en manos de cada provincia. Se trata de un paso cuestionable, que elude la responsabilidad de tomar una decisión sobre un tema tan trascendental. A esto se suma la oposición sindical, que en muchas jurisdicciones. En muchas juridiscciones los gremios ya advirtieron que se opondrán a la presencialidad.
El año que terminó dejó números preocupantes. De hecho, en la Argentina, solo el 1% de la matrícula nacional cerró el año escolar 2020 con clases presenciales. En cambio, en Europa dieron un giro radical en su estrategia ante la segunda ola de contagios: decidieron que las escuelas serían la primera actividad en abrir y la última en cerrar en caso de decretarse el confinamiento.