"Si no se consiguen más fondos, las opciones son dejar de hacer actividades críticas y estratégicas o desprendernos de algunos activos que forman parte de nuestro patrimonio". Sin vueltas, el rector de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), Enrique Mammarella, planteó la encerrona en la que se encuentra el sector universitario de mantenerse en el tiempo esta situación de falta de actualización de aportes nacionales.
La advertencia surge de una declaración suya en la última sesión del Consejo Superior -máximo órgano deliberativo de la Universidad-, en la que planteó que "para mantener el funcionamiento operativo de la UNL, ajustado a las restricciones del momento, necesitamos que, además del esfuerzo de triplicar nosotros el aporte a través del propio producido y de proyectos o programas externos, el Estado nacional actualice las partidas para funcionamiento, que están a los mismos valores que en enero de 2023".
Para decirlo de otro modo: si esto no sucede, es decir, no se "triplican" los fondos que pueda conseguir la UNL por sus propios medios y el Gobierno nacional no refuerza las partidas para funcionamiento, queda el camino de reducir actividades o bien liquidar bienes. "También se pueden suspender obras, por ejemplo", añadió, y aclaró que "si bien no son definiciones a tomar en lo inmediato, son cuestiones que podrían pasar".
Enrique Mammarella, rector de la UNL, viene advirtiendo hace tiempo que la situación de la casa de estudios se torna crítica. Crédito: Archivo / Manuel Fabatía
"No significa necesariamente pensar que vamos a vender el edificio del Rectorado", aclaró. Esos "activos" de los que habla Mammarella pueden ir "desde la propiedad intelectual, genética animal o vegetal, una instalación o hasta una propiedad", especificó en diálogo con El Litoral.
El rector aseguró que a lo largo de su historia y para poder llevar adelante un crecimiento territorial y un reacomodamiento en función de definiciones estratégicas, la universidad fue ejecutando cambios en sus bienes inmuebles. "Ha ido, a lo largo de todo su tiempo, vendiendo o cambiando parte de su patrimonio en un lado, para ir creciendo en otro lado. En ese marco, siempre está trabajando y siendo más eficiente en el uso del espacio físico y fundamentalmente también en el uso de los recursos", remarcó.
"Si se mira cuál era la proyección de la universidad en edificios en los años '90, hay muchos de ellos que hoy no los tiene. Pero también hoy la Universidad ha crecido en otros inmuebles y eso se ha dado como parte de la evolución típica del patrimonio. Entonces, hay un montón de edificios que se han vendido a partir del proyecto de seguir creciendo, de edificar una etapa, y eso implica también tener en cuenta qué se ahorra y qué se deja de ahorrar", amplió.
Gastos de funcionamiento, no alcanzan
La semana pasada y, en la previa del paro docente universitario del 14 de marzo, el Gobierno nacional anunció un 70% de aumento para las universidades nacionales, pero sólo en concepto de gastos de funcionamiento, no para salarios, que representan el mayor porcentaje del costo que afrontan las casas de estudios.
Consultado al respecto, Mammarella advirtió que ese porcentaje de incremento de las partidas "no alcanza para cubrir lo que necesitamos en funcionamiento en el año". Y remarcó: "Hoy el 50% de los gastos de funcionamiento que nos envía el Estado Nacional, se invierte solo en la tarifa de energía eléctrica".
Además del pago de servicios, "hay que pensar en todo el mantenimiento, en el crecimiento edilicio que tiene la universidad, en el funcionamiento de los equipos y sus reparaciones, en las becas, en todos los insumos para los trabajos prácticos, en el mobiliario de las aulas, los laboratorios, y todos los programas que tienen que ver con la docencia, la investigación, la extensión y la cultura".
"Lo urgente y lo importante"
-¿Qué área estaría hoy en mayor peligro de no poder funcionar correctamente por la falta de fondos?
-No hablaría en términos de peligro. Lo que uno empieza haciendo es lo mismo que haría en cada una de nuestras casas: no llevar al día algunas cosas que tendríamos que hacer. Lo primero empieza a ser que lo urgente sea lo que nos mande, en vez de lo importante. Y eso es, de alguna manera, distraerse de necesidades como la de mantenimiento preventivo, de calibraciones, de que los equipos estén en las condiciones que correspondan, que tengan el service hecho, que pueda venir el personal técnico del exterior para ver el equipamiento científico. Entonces, pasado un tiempo, el no llevar esas cosas al día, terminan poniendo en riesgo el funcionamiento de la investigación, la calidad de la docencia y la extensión. Obviamente que hay algunas cuestiones que son más urgentes; de hecho el pago de servicios, por ejemplo, pero esas son cosas que nosotros estamos trabajando a todos los niveles.
Aquí lo más importante es aquello que no se ve en el mediano y largo plazo y que puede ser parar una línea de investigación o dejar de hacer alguna actividad que es crítica para mantener la calidad de la educación y fundamentalmente para que la universidad siga construyéndose como una posibilidad de generación de acciones y actividades que mejoren la calidad de vida de nuestra gente.
-¿Se viene son tiempos de "tapar agujeros", como se dice popularmente?
-Sí, son tiempos de "tapar agujeros". En ese esquema, en la toma de decisiones, nosotros hemos elaborado un presupuesto que está en consideración del Consejo Superior, ajustado a los tiempos que corren y a las necesidades de este tiempo difícil que nos toca. Tiene las actividades necesarias que nosotros consideramos que son críticas e importantes para que la universidad funcione con calidad. Ese presupuesto no nos alcanza con los fondos que la universidad consigue y en forma complementaria al Presupuesto que el Estado Nacional aporta. Para eso necesitamos que el Estado Nacional a través del Ejecutivo o a través del Congreso, actualice nuestra partida de gasto de funcionamiento. Aquí lamentablemente el mayor problema es tener que tomar las prioridades en el día a día y no en forma coordinada y pensada, que es como mejor lo podemos hacer las universidades.
El Aulario, paralizado
-¿Qué va a pasar con la segunda etapa del Aulario de la Costanera Este?
-En lo que respecta a obras, estaba planteaba la segunda etapa del Aulario, pero en este momento su ejecución está suspendida, no hay avances porque no ha habido definiciones aún del Estado Nacional respecto de qué va a pasar con las obras. Esta en particular está financiada a través de un crédito internacional, de un programa de la CAF con contraparte del Estado argentino, y no tenemos noticia de cómo va a seguir. Tampoco están todavía designados los funcionarios que deberían encargarse del tema, con lo cual todo lo que se ha hecho hasta la fecha, está trabado administrativamente: el Poder Ejecutivo no ha hecho pagos de certificados de obra ni tampoco ha trabajado en una readecuación de los presupuestos.
También hay firmado un convenio a través de presupuesto nacional para construir residencias estudiantiles en la Escuela Granja y ese directamente no ha sido licitado, con lo cual obviamente entendemos que no va a empezar durante esta gestión.