Luciano Andreychuk
landreychuk@ellitoral.com
Twitter: @landreychuk
Había estudiantes del nivel secundario y universitario. Fue una competición de cuatro horas donde debieron resolver problemas desde la programación informática. Una propuesta original: se disfrazaron.
Luciano Andreychuk
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“Los disfraces fueron una idea para ‘descontracturar’ el evento. Hay que romper un poco con la idea de nerd”, dijo de pasada una de las organizadoras que tenía una vincha de ratón en la cabeza, y siguió coordinando el certamen. La “estrategia” dio resultados: el director de un importante centro de investigación de la UTN Santa Fe, la entidad anfitriona, tenía una corbata que bien podría hacer reír al payaso Piñon Fijo.
Eran unos 250 chicos y chicas de escuelas secundarias de la ciudad de Santa Fe y alrededores, pero también estudiantes universitarios. Vampiros, conejos, duendes y hadas, máscaras de lobos y ositos, sombreros puntiagudos de ésos que usan las brujas en los cuentos infantiles: de todo. Pero estaban muy, muy concentrados: competían en el TecnoMate 2016, el certamen de programación que se realiza todos los años en esa facultad.
El estadio estaba repleto de mesas. En cada mesa había un equipo de tres competidores. Habían elegido una serie de problemas y para resolverlos debían crear un programa en cuatro horas reloj. Una sola computadora por mesa, es decir tres mentes y tres pares de manos para codificar los misterios de la programación. Muchos papeles garabateados con fórmulas matemáticas. Algoritmos y estructura de datos en estado puro.
Problemas y soluciones
“En la competencia cada equipo eligió los problemas y tuvieron un tiempo para resolverlos. La competencia buscó trabajar en una actividad de programación fuera del ámbito estrictamente escolar y académico. Y para eso, pensamos en los disfraces como forma de sacarlos de ese encuadre, que puedan pensar pero relajados”, dijo a El Litoral Marta Castellaro, una de las organizadoras.
Había cuatro niveles de exigencia: secundaria, 1er. año de la universidad, otra de rango medio y otro para alumnos avanzados. Las soluciones se iban subiendo a una plataforma web que se proyectaba por pantalla. Y toda vez que un equipo resolvía un problema, alguien anunciaba por micrófono y muchos aplaudían. Era como avanzar un casillero hacia la meta y una pequeñísima victoria contra uno mismo, porque de eso se trata la programación.
Este año el evento fue internacional. Además de venir chicos de Tucumán, Córdoba o Rosario, llegó un equipo de una universidad de Brasil.
“La alta participación es una muestra del interés de los jóvenes por acercarse a la universidad. Había 18 equipos de escuelas secundarias, y vinieron los docentes de los alumnos para ayudarlos en lo que necesiten”, agregó Castellaro. La iniciativa fue auspiciada por 16 entidades públicas y privadas.
Ingreso y retención
“Estos eventos fortalecen nuestra política del ingreso, permanencia, retención y graduación de los alumnos a la universidad”, expresó Alfonso Giménez Uribe, del área de orientación educativa de la facultad. “Hace ocho años que se realiza TecnoMate y va creciendo cada vez más”. Y puso un dato importante en el plano institucional: “Este año aumentó 30 % el número de ingresantes a la UTN Santa Fe”.
Además, interactuar en sentido cooperativo entre el nivel medio y el universitario es, para Giménez Uribe, la clave para combatir la deserción y promover la retención en los primeros años de la universidad, unos de los grandes males de todo el sistema de educación superior del país. “Hay que generar estos espacios de vinculación”, insistió.
Mientras las autoridades daban sus declaraciones, los jóvenes seguían pensando, creando con algoritmos. El reloj mordía los talones porque la carrera era contra el tiempo. A las 18 sonó un timbre y se terminó el certamen. Y ahí estaban los duendes, las hadas y los vampiros, exhaustos pero satisfechos. No importaba tanto quiénes eran los ganadores. Todos sabían que la experiencia TecnoMate había valido la pena.
Martín Villagra (21), Mariano Crosetti (23) y Pablo Simerman (26) son tres jóvenes rosarinos estudiantes de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) que participaron en el Mundial de Programación, el evento más importante de esta ciencia de la computación realizado en Tailandia. Por su performance, fueron los campeones de toda Latinoamérica en una competición donde se midieron cientos de equipos de todo el mundo.
“Nos ayudaron mucho los entrenamientos en la UBA y en Córdoba, además de las de Rosario. Y representamos a la UNR”, coincidieron. Consultados sobre las tendencias más importantes en programación que se avecinan (aplicaciones para smartphones, videojuegos, sistemas de seguridad para empresas, etc.), dijeron que sí hay tendencias muy importantes en algoritmia y estructuras de datos, “que las están marcando Rusia y China, principalmente”.