Darío Pignata - dpignata@ellitoral.com
Hoy sábado, abrí el vestidor y me disfracé de Juan José Campanella. Entonces, imaginé en un ratito cómo sería una película de Santa Fe para presentarle al jurado de “Seven City Wonder”, que elegirá a las siete ciudades maravillosas. ¿Qué tiene que tener el guión para impactar?...¿qué es lo que no debe faltar?
Obvio, arrancaría desde el Puente Colgante, lo mostraría cuando nació, cuando el agua se lo llevó y cuando la gente lo levantó. De ahí, cerquita, mostraría lo que es la devoción por la Virgen de Guadalupe, con los cientos de miles de fieles pidiendo milagros y cumpliendo promesas.
De la Costanera, cruzaría al sur de la ciudad, para mostrar la historia misma del país, con la Cuna de la Constitución Nacional Argentina y el orgullo de 1853 con cada una de sus Convenciones Reformadoras.
Al toque, le pondría acción al rodaje: una trompada del campeonísimo Carlos Monzón, la imagen del “Lole” ganando en la Fórmula 1, las brazadas de don Pedro Candioti —el “Tiburón del Quillá”— en cualquiera de sus hazañas de permanencia en las aguas, mostraría la bicicleta de Clodomiro José Cortoni, un doble de Carlitos Delfino en la NBA, un gol de Leopoldo Jacinto Luque, una volada de Nery Pumpido, el gol de Pasculli a Uruguay, un salto de Germán Chiaraviglio, un zurdazo de Julio César Vásquez, Diego Degano con el Oimpia de Oro, el hambre de gloria de Baldomir y el maestro de los maestros: Amílcar Brusa.
Un dibujo de Juan Arancio; una cumbia de las nuestras con Los Palmeras a la cabeza; el Rosa Galisteo y el Teatro Municipal; la Misa Criolla de Ariel Ramírez, el vinito de Horacio Guarany, el humor de los Midachi, la dulce voz de Virginia Tola, los cerebros que se forman en la UNL y en la Tecnológica; los abogados y los empleados públicos.
Le explicaría al mundo qué es el “liso”, el “porrón” y la “chopera”, palabras sin traducción. Mostraría el dulce de leche que hace del alfajor de acá algo único. El río, los pescados, la Santa Fe-Coronda. Se pondría triste la película mostrando las dolorosas inundaciones y la sangre que se llevó el río.
Y en la película de Santa Fe aparece el clásico, siempre el clásico. Aunque algunos lo entiendan y otros lo nieguen. Porque como lo inmortalizó el uruguayo Eduardo Galeano y lo resume con una gran pregunta: “¿En qué se parece el fútbol a Dios? En la devoción que le tienen muchos creyentes y en la desconfianza que le tienen muchos intelectuales”.
Respetando que al lado mío, en un semáforo de Bulevar, pare alguien que piense igual que Jorge Luis Borges: “El fútbol es popular en mi país, Argentina, porque la estupidez es popular. Once jugadores contra otros once corriendo detrás de una pelota no son especialmente hermosos. La idea que haya uno que gane y que el otro pierda me parece esencialmente desagradable”.
Lo cerraría con tantas historias de esta pasión sin final, con algunas de esas anécdotas imperdibles. Porque como contó alguna vez Mario Benedetti desde Uruguay: “Que un hincha de Peñarol se enamore de una chica de Nacional, o viceversa, puede originar resentimientos familiares de la envergadura, que los conviertan en los Montescos y Capuletos del subdesarrollo”. Acá es igual. O peor.
A los que dudan, en un punto medio de los marginales, los llevaría mañana a ver Unión-Colón. “Y entonces resolví asistir al estadio. Confieso que nunca en mi vida he llegado tan temprano a ninguna parte y que de ninguna tampoco he salido tan agotado. Ahora me explico por qué esos caballeros habitualmente tan almidonados, se sienten como un calamar en su tinta cuando se colocan, con todas las de la ley, su gorrita a varios colores”, explicó el colombiano Gabriel García Márquez cuando pisó la cancha del Junior de Barranquilla por primera vez.
Se sabe, la pasión es de todos, la gloria para uno solo. En su ensayo “Los 11 titulares”, el Nobel peruano Mario Vargas Llosa lo define de manera perfecta: “El culto al as del balompié dura lo que su talento futbolístico, se desvanece con éste. Es efímero, pues las estrellas de fútbol se queman pronto en el fuego verde de los estadios y los cultores de esta religión son implacables: en las tribunas nada está más cerca de la ovación que los silbidos”.
Mientras la ciudad espera al Jurado, Santa Fe ya tiene la maravilla del mundo: el clásico. El más parejo del Planeta Fútbol. El más lindo del Planeta Tierra. Porque si naciste en esta tierra, conocés la sensación.
ESTEBAN FUERTES
(Será titular)
Independiente/El Porvenir/Los Andes/Platense/Racing/Colón/Lens de Francia/Derby de Inglaterra/Tenerife de España/River Plate/Colón/Universidad Católica de Chile/Colón.
Jugó 517 partidos.
Marcó 224 goles.
FEDERICO HIGUAÍN
(Será titular)
River Plate/Nueva Chicago/Besiktas de Turquía/América de México/Independiente/Godoy Cruz/Colón.
Jugó 199 partidos.
Marcó 49 goles.
JAVIER CHEVANTÓN
(Será suplente)
Danubio de Montevideo/Lecce de Italia/Mónaco de Francia/Sevilla de España/Atalanta de Italia/Lecce de Italia/Colón.
Jugó 293 partidos.
Marcó 144 goles.
7 partidos
Son los que lleva Unión sin poder festejar, ya que la última victoria fue el año pasado frente a San Lorenzo de Almagro en el Nuevo Gasómetro con gol de Rosales. De los últimos 21 puntos que puso en juego, sólo sumó tres: empató con Independiente; perdió con San Juan, Lanús y Estudiantes; empató con Argentinos, igualó con Boca y perdió con Belgrano.
647 minutos
Son los que acumula el equipo de Frank Darío Kudelka sin poder marcar goles en el fútbol argentino. Al último tanto lo marcó el cordobés Paulo Rosales, volante-goleador del equipo con 5 tantos, frente a San Lorenzo con un zapatazo espectacular. El 20 de noviembre del 2011.
2 puntos
Son los que tiene Unión en la tabla, producto de los empates frente a Argentinos Juniors y Boca Juniors, ya que perdió con Belgrano en Córdoba hace una semana. Con dos empates, llega exactamente igual que al último clásico: sin ganar todavía en el presente campeonato.
6 goles
Aportaron para la campaña el año pasado desde el bloque defensivo,
porque el arquero Enrique “Beto” Bologna hizo dos (uno de penal, otro de jugada después del rebote en un penal), el “Pata” Juan Pablo Avendaño sumó tres gritos y Rodrigo Erramuspe uno más.