Los números redondos suelen ser excusas perfectas para recuperar trayectorias de artistas fundamentales para la historia de una región. En 2019, La Clave cumplió 15 años. El colectivo de música popular surgido luego de un taller de murga, celebró el aniversario con una serie de presentaciones en la provincia y en Uruguay. Consultado por El Litoral, Rodrigo De Brix (vocalista) recuerda a Alfredo Zitarrosa y su “crece desde el pie” para describir los orígenes del grupo, que “nos ha dado la inmensa alegría de cumplir tantos sueños, como grabar junto a grandes referentes de la música popular uruguaya y llevar nuestras canciones a escenarios importantes del vecino país”.
Para Rodrigo, en dupla con su cómplice vocal (además de guitarrista) Javier González, “La Clave representa y comunica una idea cada vez que se sube a un escenario, ya que contiene a músicos de orígenes y estilos tan diversos que tienen algo que decir. La murga, expresión genuina del sentir popular, refleja la experiencia de hombres y mujeres que transitan la vida manteniendo un contacto intenso con la realidad de los lugares en los que les toca vivir”. Más adelante, completan: “el/la murguista, el artista del tablado, es también canillita, mozo, taxista, verdulero, pintor, docente. Personas que deciden transformar la experiencia diaria en poesía popular, crítica social o carcajada”.
En la nutrida historia de La Clave aparecen algunos mojones como los escenarios compartidos junto a Teresa Parodi, Raúl Carnota, Jairo, Raly Barrionuevo, Tabaré Cardozo, Emiliano y el Zurdo, Carlos “Negro” Aguirre, Georgina Hassan y Proyecto Sanluca. Rodrigo cuenta que el grupo atesora todas las presentaciones porque cada una de ellas tiene “su historia y sus anécdotas que nos van marcando”. El cantante rememora, entre ellos, las participaciones en las ediciones de Música por la Identidad de Entre Ríos (“por la carga ideológica y el compromiso social de la banda”) y en el 4° Festival Internacional de Percusión (junto a Ronald Arismendi y Diego Sánchez, de La Bomba de Tiempo), los recitales en San Javier y en espacios culturales independientes de la ciudad, y los que se dieron en el marco de la gira por los escenarios de la República Oriental del Uruguay.
Algunas postales asoman para recrear las emociones escondidas. “Fue una experiencia muy rica llevar nuestra música a localidades donde no es común que llegue este tipo de propuestas. En Reconquista, un grupo de jóvenes que fue a presenciar el recital, luego de un taller de murga uruguaya decidió armar la murga joven Cambia el Cuento. Este año salió a estrenar tablados de su ciudad. Es gratificante poder dejar algo que trascienda el hecho musical en sí”.
La vibra charrúa atraviesa a cada uno de los integrantes de La Clave. La memoria de uno de ellos se queda con una vivencia: “La vez que compartimos escenario junto a Rubén Rada. Después de tocar, estábamos sentados en el cordón de la vereda y se nos acerca un moreno con un porrón. ‘¿Saben? Hace mucho que no escuchaba una versión tan buena de ese tema’, nos dijo. Era, nada más y nada menos, el ‘Lobo’ Núñez, uno de los estandartes del candombe montevideano. La persona que había grabado la cuerda de tambores en la versión de ese emblemático candombe que habíamos tocado: ‘Amándote’”. También se arrima al fogón de los recuerdos la amistad con Alejandro Balbis.
En 2019, se profundizó el vínculo con las raíces rioplatenses. La gira por el paisito, con escalas en el Festival de Murga “Curtidores de Hongos” -que dió apertura al Tablado del Velódromo Municipal de Montevideo para el Carnaval 2019- y en localidades balnearias del departamento de Rocha (La Paloma, Valizas, Punta del Diablo), fue para el grupo un “sueño cumplido”. “Verse en un flyer donde figura tu banda al lado de los referentes de la música popular uruguaya que escuchabas de pequeño es muy fuerte. En esos momentos, es raro separar lo que es real de lo que no lo es. Tocar en el Velódromo fue la experiencia más importante que vivimos. Cuando terminó la prueba de sonido, bajamos del escenario, con el cuerpo temblando por la emoción que significaba estar ahí. Todo ello fue gracias a un enorme amigo y maestro de la música que, lamentablemente, falleció, el queridísimo Ronald Arismendi. El último abrazo que nos dimos con él allá, es una cuenta pendiente para volver a ese escenario una vez más”.
En el plano sonoro, La Clave funciona como una fusión de candombe, murga y milonga con rock y ritmos afroamericanos. La primera y única placa discográfica hasta el momento, “Los que esperan”, vio la luz en 2007. El álbum contó con la participación de Hugo Fattoruso, Alejandro Balbis y Edu Lombardo; la grabación estuvo a cargo de Ramiro Genevois y Luciano Luggren; y el encargado de la masterización fue el reconocido ingeniero de sonido “Portugués” Da Silva. Rodrigo afirma que “para muchos de nosotros, era la primera vez que participábamos en un proyecto como tal. Empezó como algo pequeñito y, con esfuerzo y sacrificio de muchas personas, logramos un material que superó ampliamente nuestras expectativas”.
El año pasado, La Clave dio a conocer en su canal de YouTube dos canciones que forman parte de una sesión en vivo. Cuenta Javier que la grabación de “Luna y tambor” y “Con un ramo de canciones”, fue “la cristalización de un trabajo que veníamos realizando sobre el sonido de la banda hace ya un tiempo, buscando equilibrar el aspecto vocal con el instrumental e incorporando sonoridades del rock, el jazz y rítmicas de origen afroamericanas no rioplatenses”. La intensa indagación, que podríamos pensar en sintonía con exponentes históricos del candombe rock como Tótem y Raíces, demandó “un fuerte trabajo desde lo musical, equilibrando el caudal sonoro del coro de murga con distintas influencias estilísticas instrumentales (todo ello contenido en un formato de canciones), lo cual se transformó en un hermoso desafío”. Para 2020, el grupo se propone grabar su segundo disco. “Tenemos muchísimas canciones y creaciones nuevas, que están esperando su turno para salir a la vida más allá de los escenarios”, se entusiasman.
La Clave está compuesto por Javier González y Mario Ruiz, en guitarra y voz; Esteban Mannarino, en bajo y voz; Rodrigo de Brix, en voz; Facundo Céspedes, en piano, acordeón y voz; Matías Allende, en sintetizador, guitarra y voz; Solano Quaglia, en batería; y Luis “Pupi” Simino, en percusión.