Lisandro Plank
Lisandro Plank
Esta noche se proyectará por segunda vez en nuestra ciudad la película independiente “De acá a la China”, realizada por los amigos cineastas Federico Marcello y Pablo Zapata. El evento organizado por la Casa de la Cultura China será a partir de las 20, en Cine Auditorio ATE (San Luis 2854) y, como viene sucediendo en todas las presentaciones del film, Federico Marcello estará presente para dialogar con el público acerca de la experiencia del rodaje.
Proyecto
Realizada de manera absolutamente independiente, la película “De acá a la China” se rodó durante tres meses en el año 2012, en la provincia china de Fujián. En primera instancia, el film estaba planificado para ser un documental que plasmaría la realidad de la migración proveniente del país oriental hacia nuestras latitudes. Sin embargo, en medio de la planificación, el elemento ficcional apareció en la cabeza de Federico Marcello y no pudo detenerse hasta transformarse en una historia, un tanto cómica un tanto dramática, en la que Facundo (interpretado por el mismo Marcello) decide irse a China a instalar el primer supermercado argentino para vengar a su padre, que a principios de los ‘90 tuvo que cerrar el almacén que tuvo toda su vida, porque no podía competirles a sus nuevos vecinos de ojos finos y alargados y precios inigualables.
Más allá de lo prometedor que resulta el argumento del film, es inevitable hacer un paréntesis para destacar el modo de trabajo de estos amigos que, unidos por el cine, siempre pudieron superar los obstáculos que se les presentaron para poder desarrollar sus ambiciosos proyectos. Como si fuera poco el hecho de rodar una película en un país tan diferente, y sin contar con ningún tipo de subsidio económico; una vez concretada la película, los realizadores también se encargaron de llevar el film por todo el país de manera autogestiva. En el marco de esa gira, los realizadores visitaron nuestra ciudad en febrero del año pasado, y esa presentación no es un dato menor representó el punto final de un periplo que los llevó por 10 provincias del país, con 50 proyecciones y más de 3.000 espectadores.
En concordancia con el modo de trabajo que parece motivar a los cineastas, “De acá a la China” es la primera ficción que realizan, pero el tercer largometraje que la dupla creativa concretó. Las dos producciones anteriores, ambas de tinte documental, las realizaron en Sudáfrica y en Israel y Palestina, y siempre de manera independiente.
Desembarco
En la antesala de su segunda visita a Santa Fe, dialogamos con Federico Marcello para desandar algunos de sus tantos caminos y experiencias.
—¿De qué trata “De acá a la China”?
—Bueno, en el año 1986 el papá de Facundo tenía un almacén en pleno corazón de barrio Saavedra que a pesar de ser un local chico tenía todo lo necesario para la casa. Sin embargo, en inicios de los ‘90 se produce la llegada de los primeros supermercados chinos y el padre no pudo competir con los precios que ellos ofrecían y tuvo que cerrar. 30 años después, Facundo decide ir a vengarse y viaja a China para abrir ahí el primer supermercado argentino.
—El año pasado visitaron por primera vez Santa Fe para traer la película. ¿Cómo les fue en esa experiencia?
—Efectivamente, el año pasado presentamos la película “De acá a la China” en Santa Fe, en el marco de la gira que hicimos por todo el país; durante dos meses recorrimos diez provincias haciendo 50 funciones en total y la última función la hicimos en Santa Fe, donde Guillermo Arch, gentilmente, nos abrió las puertas del Cine América, como para poder hacer el cierre de la gira. Fue una experiencia maravillosa e inolvidable, porque justamente fue un cierre donde se pudo llenar la sala y fue muy emotivo para nosotros porque representaba el punto final después de haber estado recorriendo todo el país.
—¿Cómo se dio el contacto para volver a Santa Fe?
—Esta nueva visita que estamos haciendo a Santa Fe es una propuesta de Ernesto Kohlbrenner, que es el director de la Casa de la Cultura China en Santa Fe, quien se acercó a nosotros el año pasado y se interesó mucho en nuestro proyecto. A partir de ahí generamos un vínculo, el cual se desarrolló durante todo este tiempo y ahora nos propuso visitar Santa Fe nuevamente, propuesta que aceptamos sin dudarlo.
Haciendo camino al andar
—¿Cómo viene siendo la distribución de la película?
—Después de la gira que hicimos alrededor de todo el país, volvimos a Capital Federal y comenzamos a ver qué era lo que teníamos que hacer para seguir moviendo la película. Por un lado, buscamos una distribuidora: alguien que agarre la película y la pueda distribuir y vender en el mercado. Como eso no surgía, con Pablo Zapata, co-realizador decidimos hacer un ciclo que armamos íntegramente nosotros, en un club de barrio en Saavedra, que se llamo “Noches de Chine”. El ciclo estaba conducido por una china que conocimos en el país oriental, de la provincia de Fujian, que además de presentar la película entrevistaba a chinos destacados de la comunidad china en Argentina, que nos contaban cómo fue su experiencia de integrarse a nuestro país y nuestra cultura. El ciclo fue realmente muy exitoso en lo que respecta a la convocatoria, ya que se llenaron todas las funciones e incluso quedó siempre gente afuera.
Después de ese ciclo, seguimos buscando lugares para poder proyectar la película, mientras en simultáneo continuábamos tratando de dar con alguna distribuidora. Ahí hicimos contacto con el Centro Cultural Recoleta, donde hicimos algunas funciones que se agotaron; después estuvimos en Centro Cultural de la Cooperación, donde también hicimos cuatro funciones que se llenaron; y ahora nos abrieron las puertas la gente del Bama Cine y del Malba, donde hace tres meses que estamos proyectando la película, ininterrumpidamente en ambas salas, con muy buena convocatoria y con muy buena repercusión.
—¿En las proyecciones dialogan con el público?
—En todas las funciones intentamos estar presentes; en realidad intento estar presente porque Pablo está viviendo en Sudáfrica. En las funciones damos una breve introducción, contando qué y cómo fue lo que hicimos, ya que laburamos de forma totalmente independiente, con todo lo que eso conlleva. Y a la salida de la proyección, contamos un poco más detalladamente cómo fue el proceso para llevar a cabo el rodaje de una película en China de forma independiente y artesanal. Ahí se da que el público pregunta todo tipo de cosas, que nosotros respondemos sin problemas porque es simplemente contar cómo fue nuestra experiencia de llevar a cabo la película; con muy poco presupuesto, de manera independiente, sin subsidios ni públicos ni privados, y recalcando que lo que sí tiene la película es que es ciento por ciento corazón.
—¿Cómo perciben la recepción del público de la misma?
—Realmente sentimos que la gente sale muy satisfecha del cine, y que suele superar las expectativas con las que entraban a la sala. Por un lado, el público piensa que se va a encontrar con una comedia ligera, y termina cayendo en la cuenta de que es una comedia dramática con cierta profundidad y eso realmente los sorprende y obviamente a nosotros nos alegra muchísimo.
El futuro
—¿Cuáles son los próximos proyectos como realizadores?
—El próximo paso como realizadores todavía lo estamos dilucidando. Estamos analizando concretamente cuál puede llegar a ser. Tenemos ganas, por supuesto, de hacer un nuevo proyecto, pero por lo pronto estamos focalizados en cerrar el ciclo de la película “De acá a la China”, que para nosotros eso significa poder llegar a vender la película a alguna plataforma digital para que llegue a todos lados, y de alguna manera poder recuperar la inversión que hicimos al momento de realizarla. No es una condición económica solamente, sino que además es una meta el poder darle a través de alguna plataforma digital la difusión masiva que creemos que la película merece.
Pero por otro lado, de a poco ya empezamos a hablar con Pablo, para ver hacia dónde vamos con el próximo proyecto; lo cual es un poco delicado porque él ahora está viviendo en Sudáfrica, que fue el lugar donde realizamos nuestro primer documental, que se llamó “Apartheid: voces en blanco y negro”, donde durante cuatro meses recorrimos todo el país recabando información sobre cuáles fueron las consecuencias del apartheid y que significó un impulso para nosotros, porque luego de ese primer documental, nos propusimos y concretamos el siguiente, que lo rodamos en Israel y Palestina, para después multiplicar los esfuerzos y desembocar en esta tercera y hermosa pieza audiovisual que es “De acá a la China”.
—La realización de la película es un ejemplo de superación de obstáculos. ¿Qué consejos les darías a los realizadores para poder concretar sus proyectos, más allá de las dificultades?
—Lo cierto es que el aprendizaje nuestro, después de haber realizado toda esta experiencia que nos llevó siete años de vida, creo que poder llevar a cabo una cosa así merece y requiere una sola cosa, que es perseverancia. Aprendimos con Pablito que la única manera de poder llegar a convertir esa idea, materializarla, hacerla concreta y terminarla con una película que dure 90 minutos, que comience y termine, se traduce solamente en un laburo diario, de meterle pilas y dedicarle todas las horas que te queden libres por fuera del trabajo al proyecto que se quiere concretar. Hay que trabajar con mucha pasión, también con mucha convicción y con la meta clara de saber que se va a terminar. Para eso es importante diseñar los pasos concretos, y reales, para poder llegar al objetivo final. Pero lo que aprendimos es eso: que sin perseverancia no se puede lograr nada. Ese sería el máximo consejo que podría dar porque es el máximo aprendizaje que tuvimos en todos estos años.