El músico y escritor presentará en la ciudad su tercer disco junto al productor y guitarrista Jerónimo Romero y el resto de Las Criaturitas de la Ansiedad, la banda con la que viene transitando el camino de la música. Antes de su desembarco, habló con El Litoral sobre este viaje creativo.
“Es el trabajo de amigos que comparten música, neurosis y una búsqueda común”, afirman sobre esta apuesta que nace en Alan (al frente) y se multiplica en equipo (en la banda y otros rubros, como el vestuario de Sofía Pascual). Foto: Gentileza Gabriel Riesco
El sábado 1 de julio, Alan Sutton y Las Criaturitas de la Ansiedad presentarán en vivo su recientemente lanzado tercer álbum “Algo tiene que cambiar”, en Tribus Club de Arte (República de Siria 3572) desde las 21. Se lo promociona como “una invitación a la locura, pero también a la calma. Es la soledad que implica estar irremediablemente acompañado y es el subibaja emocional al que se ha llegado luego de milenios de evolución cavernícola. Es un disco único pero que, a su vez, no deja de hablar desde la voz del inconsciente colectivo. Es el trabajo de amigos que comparten música, neurosis y una búsqueda común”.
Compuesto por 14 canciones, “Algo tiene que cambiar” es el resultado de más de dos años de trabajo en donde participaron decenas de personas. Fiel a la propuesta versátil y ecléctica de Las Criaturitas, este disco surge de un inmenso trabajo de exploración y juego entre el cantautor Alan Sutton y el productor/guitarrista Jerónimo Romero (la banda se completa con Lautaro Rodríguez Álvarez en teclado y coros, Tomás Caso en bajo, Agustín Ruiz Panelo en percusión e Ignacio Bennatti en batería).
Las anticipadas están a la venta en la boletería de Tribus (de miércoles a domingo, de 18 a 0) y a través del sistema Ticketway y sus puntos de venta (online y físicos). Adelantándose al show, El Litoral conversó con Alan sobre el proceso de gestación del álbum.
Nuevo comienzo
-Estás presentando “Algo tiene que cambiar”, tu tercer álbum de estudio. ¿Cómo fue el proceso de concepción del mismo, a lo largo de un par de años, desde la composición hasta la grabación?
-Es de alguna forma un primer disco para nosotros; sobre todo por cómo trabaja la banda hoy, bajo la dinámica con la que estamos hoy como banda es como un primer disco. Y arranca cuando nos fuimos en el 2021 Jero Romero, que es el productor; Manu Etchegaray, que es el mánager; y yo para el sur. Y empezamos a concebir esta idea de un disco: había algunas canciones, algunas fueron apareciendo sobre el proceso. Después hubo un momento empírico, sobre el 2021, de ya comenzar a pensarlo, a trabajarlo. Y en el 2022 ya ir con todo, darle forma, grabarlo y materializarlo. Pero fue un proceso bastante largo, tanto de la selección de las canciones como sobre todo de una definición de la identidad de lo que iba a ser el disco. Eso fue lo que más tiempo nos llevó, y nos terminó costando más hacer el círculo alrededor de esta idea que queríamos hacer, que era esta propuesta nueva.
-Terminó habiendo muchas más canciones de las que entraron al final.
-Yo hago canciones siempre, había un montón de canciones ahí. Pero uno va seleccionando, sobre todo porque esta banda es el compendio de un montón de gente que considero profundamente talentosa; no soy solamente yo y las canciones que compongo: también hay algo de la búsqueda de mi compañero, que es Jerónimo, y de algo que sintamos lo dos vibrando; siempre es fundamental cuidar la visión del otro.
Este disco arrancó con Jero diciendo “quiero romper cosas” y yo diciendo “quiero llorar”; y de alguna forma él terminó llorando y yo terminé queriendo romper cosas. Nos vamos acercando: eso es lo lindo de los procesos en conjunto. A mí particularmente me sucede que no quiero llegar a ningún lado solo: si bien sé lo que aporto individualmente, hay algo fundamental del equipo, de la familia; de construir en equipo, de llegar juntos, de celebrar juntos, de llorar juntos; que es lo más grato para mí.
Abrir equipo
-Es de imaginar que ya se piensa el proyecto, el arreglo de una canción, teniendo en cuenta el formato de la banda estable, más allá de que seas el solista.
-Más vale: en general compongo con mi guitarra, en mi casa, una idea de canción. Apenas la tengo terminada, o a veces en el proceso, Jerónimo es la primera persona a la que se la paso. Después hay un momento de maqueteo entre los dos en el estudio, pensando por dónde las podemos llevar. Después hay canciones de este disco que las trabajamos con la banda. Es una linda familia: lo vamos trabajando todo en conjunto.
A través de los años fui desarrollando muchísima más flexibilidad en cuanto a mi deseo y el de los demás. La canción la tomo como la idea original, el fuego primero, el fósforo prendiéndose. Tengo la idea uno, donde no había nada; y después alimenta a un montón de gente: primero Jero, que las hace propias, las internaliza, en un proceso más conjunto de pensar hacia dónde va la canción. Después es algo más detallado, que genuinamente no me importa tanto: “Que este bajo suene así o asá”. Esa no es mi búsqueda; valoro muchísimo que exista.
Después el vestuario, el maquillaje, los videoclips: hay tanta gente... eso es lo que más me enorgullece; y cuando miro en perspectiva digo: “Qué maravilla estar compartiendo con tanta gente tan creativa y tan increíble, y que surja de esta idea uno que es la canción”.
Sofía Pascual se encarga del vestuario: es una extraordinaria, una genia; lo mismo Federico Lucas Hernández, con quien hicimos muchos de los videoclips. Después estos últimos cuatro videoclips que hicimos con distintos realizadores: Diego Gómez, Carolina Poretti, Matías Pagano, Juan Pablo Denacimiento. Es hermoso poder compartir con gente tan creativa, que hagan propia la canción, es un orgullo y me hace profundamente feliz.
-Eso eso es una cosa destacable: de los 14 temas que tienen disco hay nueve con videoclips: todos muy elaborados, con ideas muy cinematográficas. Hay una apuesta muy importante en lo visual tanto de ellos como de ustedes, de que cada canción tenga ese mensaje también.
-Para mí es un privilegio y una belleza poder haber hecho eso, y estoy muy agradecido. Sobre todo que algo que surge en el sillón de mi casa a las dos de la mañana, cansado, después termine pasando a través de tantas personas; y que termine llegando a la gente y conmoviendo como conmueve, es algo que me supera, me excede, lo miro perplejo la mayoría de las veces.
-Decís que “algo tiene que cambiar” pero en un contexto en el que todo cambia muy rápido. Por ahí la clave está en esto de “No tengas miedo de apretar restart”. Entre tanto cambio, poder cambiar a veces es “bajar un cambio”.
-Completamente. Fue lindo, como estuvimos con este disco la frase “algo tiene que cambiar” a todos en la banda nos afectó de distintas maneras, y lo interpretamos desde distintos lugares. Hablando por mí y no por la banda, “algo tiene que cambiar” siempre fue algo que exclamás como una búsqueda de alivio: “algo tiene que cambiar, algo que no depende de mí”. Es como clásico: una frase que uno exclama al cielo, pero después ya es una ridiculez: en realidad todo cambia todo el tiempo.
Es como colocar la insatisfacción general de la existencia en un lugar: algo tiene que cambiar para poder seguir un poquito con tu vida. Esto es lo que decís para continuar; porque el cambio en realidad es todo el tiempo; el disco también se podría llamar “Que algo permanezca, por favor”. Porque en realidad todo cambia todo el tiempo y uno no puede hacer nada en cuanto en cuanto a ese cambio: nos atraviesa, nos destruye, es el tiempo.
-Nos lleva puestos...
-Te lleva puesto, por supuesto.
Mensaje social
-“Cultura Porno Disney” mezcla una letra súper sociológica con un ritmo muy bailable. Es parte de ese correrse de los esquemas que tiene el disco y tu obra.
-Ese tema particularmente fue muy gracioso en cuanto a su composición. En el proceso de estar maquetando las canciones, un día a la noche se me ocurren todas las estrofas, salvo el final, el “De tin, marín...”. Y le digo: “Mirá, Jero”; “No, increíble buenísimo”. “Me imagino (así nos manejamos con Jero: le tiro referencias súper falopa y las entiende y las puede bajar a los hechos: es increíble) como en ‘Matrix 2’, cuando están en Zion, todos bailando, liberados; como esta cosa de sudor y de cuerpo”. Y el tipo dijo: “Para mí es un K-pop”, y lo bajó así: fue extraordinario.
Creo que esa canción es un poquito algo que me interesaba poder decir. Tiendo a escribir canciones de crítica hacia mí que terminan pareciendo críticas sociales, como fue “La era del Rivotril”, por ejemplo. La primera persona a la que critico es a mí: soy una persona estimulada, que no puede soltar el teléfono; entre todos me juzgo a mí. Pero parece que es crítica social.
Me importaba hacer una canción como “Cultura Porno Disney”, que reflejara esa cosa de... bueno hay una frase de (John) Lennon que dice: “Whatever gets you through the night” (“lo que sea que te haga sobrevivir la noche”). Vivir es difícil, cada quien está haciendo lo que puede; si te sirve agarralo: Como una cosa de redención, de no hay camino salvador. Está esta cosa de crossfit, veganismo, el que deja de fumar o lo que sea; de ponerse un pedestal moral de decir: “Uy, ahora esto es mejor, y esta es la mejor vida”.
Si a vos te sirve eso genial; si para que eso te sirva necesitás ponerte en un pedestal moral en cuanto a todos los demás que no lo hacen, es un garrón. Pero si a vos te sirve y lo utilizás para vos y para atravesar la noche y estás bien con eso... Era un poquito un llamado a eso: de aceptarnos un poquito todos locos; de aceptarnos todos haciendo lo que podemos: en definitiva somos mamíferos que saben que se van a morir, y con un montón de sistemas complejos por arriba. Cuando te ponés un poquito a pensarlo es realmente un montón.
Como dice la canción: si te sirve la idea del amor, si te sirve creer en Dios, si te sirve la astrología, si te sirve la ciencia; lo que sea que te sirva es válido; siempre y cuando no lo utilices como un pedestal moral en cuanto para los demás.
-¿Cómo se incorporó el fragmento de “135” de Daiana Leonelli en “Un día a la vez”?
-Daiana es una amiga que todos en la banda queremos mucho; hemos compartido mucho: incluso la escucho a ella desde antes de animarme a tocar mis canciones, iba a verla al Pacha, un centro cultural que cerró hace ya muchos años.
“Un día a la vez” fue la última canción que entró en el disco; la grabamos así nomás en el estudio, y cuando estábamos empezando a ver qué hacíamos me puse a cantar arriba y me di cuenta que era la canción de Daiana la que podía entrar ahí.
No era la única canción con la que iba a habitar algo así: lo íbamos a hacer con una canción del disco que se llama “Sigo intentando” (lo hicimos en el show del otro día): una suerte de mashup con “Dear Prudence” de los Beatles. Sony nos dijo que no, Daiana Leonelli nos dijo que sí. Así que dijimos de grabar ese tema, le dijimos a ella si tenía ganas de cantarlo, y es una gran amiga: así que se vino un día, lo grabamos. Felices que sea Daiana, que la queremos tanto, la primera colaboración histórica de Las Criaturitas de la Ansiedad.
Dejarse abrazar
-Hablaste del show de el show en C Complejo Art Media del viernes 23 de junio. ¿Cómo lo viviste?
-Fue un montón, todavía sigo cayendo. Fue muy intenso, son muchas cosas las que se movilizan, más grandes que uno; y a veces estar ahí, enfrente de tanta gente... creo que debe volver abrazado más de 500 personas. Y nunca fui político no es que eso se me da con facilidad (risas). Cada persona que te habla, que te cuenta sus historias, es algo que en algún lugar del espíritu se alberga. Y es aunque es bellísimo también es pesado.
Pero bueno, ha sido un show del cual estamos muy contentos: fue un show que pensamos mucho, que armamos mucho, que estuvimos pensando hacía un montón. Jero se quemó las pestañas, con todas las cosas de las pantallas que hemos hecho. Fue un gran inicio de gira, y ahora estamos muy ansiosos por continuar.
-El año pasado ya saliste a tocar fuera del país, en Santiago de Chile y Montevideo; este año está previsto volver a esas ciudades y sumar Lima, Quito, Bogotá y Ciudad de México. ¿Cómo es ir abriendo esas nuevas plazas, y por qué pensás que les resulta atractiva tu propuesta en esos lugares tan diferentes?
-El porqué a la gente le termina gustando es algo que no entiendo, y probablemente no lo entienda nunca; por suerte, y agradezco: lo que sí puedo ejercer en relación a eso es una gratitud inmensa. Procuro ser siempre agradecido con cada una de las personas que nos escuchan, porque es realmente un privilegio poder estar viviendo de lo que uno ama, de las canciones. También agradecido con mi equipo.
Ignoro por qué nos ha ido bien; creo que tiene mucho que ver con haber capitalizado las redes sociales como lo hemos hecho: entender su valor, su función en estos tiempos actuales; más como banda independiente que somos. Creo que tiene mucho que ver con eso haber llegado a muchos públicos.
Después de ahí a que a que les haya gustado, creo que tiene más que ver con la propuesta en sí y con algo que desconozco: algo de lo que hacemos todos en conjunto evidentemente resuena; algo de lo que yo hablo, algo de los sonidos de Jero.
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