Antes y durante su matrimonio con Miriam Lanzoni, Alejandro Fantino estuvo involucrado en rumores de romance con dos personajes públicos: uno era Luciano Pereyra y el otro el jugador Polaco Bastía, que colgó los botines hace dos años.
El periodista se cansó y explicó de dónde salieron esas versiones malintencionadas.
Antes y durante su matrimonio con Miriam Lanzoni, Alejandro Fantino estuvo involucrado en rumores de romance con dos personajes públicos: uno era Luciano Pereyra y el otro el jugador Polaco Bastía, que colgó los botines hace dos años.
En diálogo con Franco Torchia en su programa de La Once Diez, contó que todo se generó como “castigo” por sus opiniones deportivas. “Es parte del fútbol haberme hostigado por mi supuesta homosexualidad. Yo a mi masculinidad no la tuve que construir porque se me fue construyendo ella”, aclaró.
Alejandro reconoció que con el deportista y el cantante tiene una gran amistad. “El Polaco era jugador de Racing y venía a Mar de fondo -el programa que conducía en TyC Sports-. Yo soy mucho de tocar, de agarrar la mano, de abrazar. Yo voy al club y estoy en el vestuario y te agarro, te abrazo, hasta te beso en la mejilla, me parece lindo eso, es una cosa de amor, ahora no se puede por el COVID-19. Muchas veces agarro a un amigo de la mano y te sueltan como si les estuvieras pasando electricidad”, comentó.
Sobre su vínculo con el intérprete, sostuvo: “Luciano venía mucho a pescar a Sauce Viejo, después vino varias veces más, se hizo muy amigo de mi papá, venía con sus amigos, tenía una bandita de Luján muy macanudos. Alguien habrá dicho que estos dos encubren una relación. En algún momento me hinchaba las pelotas, pero después me puse a analizarlo y no hay ninguna referencia a eso y a la duda que muchos tenían”.
Los rumores lo obligaron a hablar seriamente con su padre, a quien le expresó que no tenía ningún tipo de affaire con los dos famosos con los que se lo vinculaban.
Por último, recordó un episodio poco feliz en un partido: “Me arrepiento de una cosa que me pudo haber costado la carrera porque en ese momento relataba fútbol y recién en la cancha nueva de San Lorenzo me gritaban ‘puto, puto, puto’. Cerraban los deditos como que me garchaba a Luciano y a Bastia. Yo en ese momento estaba con Nahuel -su hijo- y los cité a los tipos y se quedaron esperando y me re cagué a trompadas en el estacionamiento de manera violenta. ‘Tenés que aprender a respetar hijo de puta, la puta que te parió', le dije a uno. Al Polaco Bastía lo volvían loco en la cancha. Fue hace muchos años, imaginate el mundo que era. Eran tres tipos empañándome el vidrio de donde yo relataba. Cincuenta minutos recibiendo insultos”.