Martes 14.7.2020
/Última actualización 12:13
En 1990, con pocos meses de diferencia se estrenaron dos películas románticas norteamericanas que conquistaron al público de todo el planeta. Una fue la hábil “Mujer bonita”, especie de cuento de hadas modernizado que hizo de Julia Roberts una estrella mundial. La otra, menos convencional y más arriesgada en su formato, fue “Ghost”, que en estas latitudes llevó el pomposo subtítulo “la sombra del amor”. Estrenada el 13 de julio de 1990, hace justo 30 años, recaudó más de 500 millones de dólares, ganó dos premios Oscar y pudo perdurar en el tiempo gracias a su trama atemporal sobre un amor que trata de proyectarse más allá de las fronteras de la muerte.
La trama es conocida: la idílica vida de una pareja de enamorados es destrozada cuando él es asesinado por un ladrón. La necesidad de salvar la vida a la chica hace que él permanezca en la Tierra en forma de fantasma e intente advertirla del peligro que corre, cosa que debe hacer a través de una atolondrada vidente. Nada muy novedoso, pero el guionista Bruce Joel Rubin logró una fuerte conexión con el público a partir de secuencias aisladas muy poderosas: la apasionada sesión de alfarería con los sonidos de “Unchained Melody”, el aprendizaje en los vagones del subte, la sesión de espiritismo y la incursión de la vidente al banco para cobrar un cheque millonario. Todos elementos que contribuyeron para convertir al film en uno de las más icónicos y recordados del cine comercial reciente.
Algún crítico señaló que el principal talón de Aquiles del filme es que no alcanza a definir nunca su identidad. No llega a explotar todo su potencial como drama romántico, tampoco desarrolla demasiado su historia de fantasmas y menos aún puede ser asumida como un thriller. Es posible, pero el carisma de los protagonistas y la química entre ellos mitiga todo desajuste. Patrick Swayze, quien se quedó con un papel para el cual también estaba en carrera Bruce Willis, desarrolla su personaje con absoluta convicción. Demi Moore, que accedió a interpretar a Molly luego de que se barajasen nombres como Nicole Kidman y Michelle Pfeiffer, logra emocionar y Whoopi Goldberg, más contenida que otras veces, le otorga al film sus pasajes más ligados a la comedia.
Dicen que la etapa más difícil de la película fue la selección de la frase final que debía pronunciar Sam (Patrick Swayze) para darle el cierre al film, una vez que se abren para él las puertas del Cielo tras haber resuelto los temas pendientes que lo obligaban a permanecer vagando entre los vivos. Sin embargo, lo resolvieron muy bien. Y el cierre de Sam es una de las frases memorables del cine de los ‘90: “No te imaginas cuánto amor me llevo”.
El filme fue nominado a cinco premios Oscar y se quedó con dos. Mejor Actriz Secundaria para Whoopi Goldberg, quien superó a Mary McDonnell, Lorraine Bracco, Annette Bening y Diane Ladd. Y Mejor Guión para Bruce Joel Rubin, por encima de “Alice” de Woody Allen, “Avalon” de Barry Levinson, “Matrimonio por conveniencia” de Peter Weir y “Metropolitan” de Whit Stillman.
En la segunda parte de “La pistola desnuda” (1991) hay una divertida parodia de la famosa escena de alfarería en la que intervienen Patrick Swayze y Demi Moore, que pone de manifiesto el alcance popular de “Ghost”. Leslie Nielsen y Priscila Presley intentan emularlos, con catastróficos resultados.