Ignacio Andrés Amarillo
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La tradicional milonga de Carolina Jador celebrará un nuevo aniversario, con un show de los rosarinos Juan Amaya y Valentina Garnier. A este evento, se suma ahora “La milonga del centro”, nuevo emprendimiento de la bailarina y profesora en el espacio de su nueva academia.
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La milonga “Taconeando con la Morocha” festeja sus nueve años este domingo en 1980 (Costanera Este), espacio donde se viene desarrollando las últimas dos temporadas. “Elegí festejarlo ahí porque el espacio es lindo, la gente lo quiere”, dice la organizadora, la profesora y bailarina Carolina Jador.
La atracción de la noche serán los bailarines rosarinos Juan Amaya y Valentina Garnier (campeones metropolitanos de Vals y Milonga 2018 y semifinalistas del último Mundial de Tango) que dictarán una clase de Musicalidad, pausa y dinámica a las 19.15 (cupos limitados) y una de vals a las 20.30. A las 22, se abrirá la pista para que empiece el baile; las reservas de mesas pueden hacerse al 342-4329253 (celular de Carolina), con la mayor antelación posible, por una cuestión de organización.
Nuevo espacio
Jador está en un momento álgido de su labor: hace tres meses abrió su academia, denominada Taconeando, donde además de clases de su especialidad y otras ramas, hay milonga todos los miércoles.
Cuenta: “Está en San Martín 1988 esquina Juan de Garay, planta alta, donde eran Los Dos Chinos. Estoy muy contenta porque hace muchos años que lo venía soñando y tratando de gestarlo, pero no se me daba por un montón de factores. Mi idea era poder trasladar mis milongas ahí, y hacer otras cosas como una salsera, una peña de folclore; ahora, me están pidiendo que haga bailes de lentos, de los Wawan Có. Algo de la época de nuestros padres, que por ahí no tienen adónde ir: música de los ’60 o ’70, otros quieren karaoke... ahora tengo el espacio y hay que sostenerlo, no sólo de tango podemos vivir (risas)”.
En la academia, hay más de 15 profesores con actividades como flamenco, folclore, danzas árabes, baile coreográfico urbano para las adolescentes y próximamente un nivel para niños. “Tango, milonga y vals lo tengo sectorizado, los jueves aprenden vals y milonga”, refiere. Hay salsa y bachata en la semana y salsa cubana los sábados: “Hay otra energía”. Otras actividades incluyen el yoga, el taekwondo y la gimnasia para adultos.
Milonga propia
En lo que respecta a tango, milonga y vals, su compañero de docencia es Jorge Ayala, uno de sus compañeros de shows, junto con Daniel Mendoza: “Mi compañero de toda la vida, más de 15 años trabajando con él”, relata Jador.
“Con los dos tenemos una milonga los miércoles, ‘La milonga del centro’, en la academia. Tratamos de brindarle show a la gente, así que llevamos siempre una pareja de baile, de paso promocionamos el laburo de cada bailarín. Es muy difícil la tarea nuestra, no es tan reconocida (por no decir que no lo es); todo lo hacemos a pulmón. Es importante no sólo mostrar lo que yo hago, aparte hay gustos para todo: hay gente que le gusta lo mío y a otros lo de otro. Aparte, hay distintos estilos en el tango: la otra vez trajimos parejas de Paraná, mayores, y gustó mucho. No hay una edad para bailar: al tango lo asociás con gente grande, o que se pasó la edad. Al contrario: el techo nos lo ponemos nosotros”.
—Alguien más joven puede hacer más exhibición, y alguien mayor mostrar otra cosa más de salón.
—Exactamente. De acuerdo con la edad en que te agarre el tango vas a aplicarle a tu baile y tu abrazo tus vivencias: no es lo mismo lo que te pasó a los 20 que a los 30, yo acabo de cumplir 40 y decís: guau, he vivido un montón de cosas, ¡las que me faltarán por vivir y aprender!
En eso de cómo abrazás, cómo te entregás al otro, romper con estructuras, barreras que uno no se da cuenta y está tensionado. Hasta que lográs respirar y soltarte un poco... hay gente a la que le cuesta un montón: vienen de una separación o de estar 20 años con el marido, y cada dos tangos los roto por 20 abrazos (por suerte tengo muchos varones), les digo a las señoras que se relajen.
Se hacen ejercicios para romper con esas estructuras. A los varones, hay que hacerles entender que están con el cuerpo de otra persona, que no la tienen que hacer chocar cuando avanzan, porque a veces la pista está llena y la que recibe el golpe es la mujer. Explico que en la milonga hay códigos que se deben respetar, que no los inventamos nosotros (tienen muchísimos años): se sigue usando el “cabeceo”, acompañar a la dama hasta su mesa, algunos lo hacen de la mano; cuando ella asiente, no quedarse el hombre en la otra punta sino arrimarse un poco más.
Son cortejos en la danza que me parecen re lindos, está bueno volver un poco a eso: hoy en los boliches nadie se toca con nadie, las chicas por un lado y los varones por el otro, salvo en la cumbia.
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Teléfono: 342-4329253