La cantautora quilmeña de tan solo 19 años publicó en octubre “De dónde vienen las cosas”, el álbum de estudio que abre su camino como solista. El Litoral dialogó con ella para saber más sobre su recorrido artístico, de un hogar musical a ganar Rock del País con la banda Desperdigadas, y su búsqueda personal que la llevó al sello MundosMusic.
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“Dejamos de lado los valores como el respeto, o las cosas sencillas: disfrutar, salir al aire libre, ver y sentir el aroma de una flor, cosas así. Las dejamos de lado para enroscarnos y volvernos personas ansiosas, que buscan siempre lo difícil”, afirma la artista. Foto: Gentileza MundosMusic
La cantautora quilmeña Antonella Restucci, de tan solo 19 años, lanzó el disco de estudio que abre su camino en la música como solista. “De dónde vienen las cosas” recopila canciones que Antonella escribió durante estos últimos años, y en sus letras recorren distintas emociones que considera fundamentales para vivir: el amor, como fuente y guía espiritual; la angustia, disparadora de movimientos auspiciosos para el cambio; la alegría, que empuja a compartir con el otro y busca esperanza en situaciones a veces complicadas. La presentación oficial fue el 15 de octubre en Interlunio Club Cultural, de su natal Quilmes.
“De dónde vienen las cosas” está producido por Sebastián Schon, compositor, multiinstrumentista, ingeniero de grabación y productor argentino que ha trabajado con artistas de la talla de Vicentico, Andrés Calamaro, Natalia Lafourcade, Miranda!, Julieta Venegas, Ketama, Rubén Rada y Rosario Flores, entre otros. Su labor en Mondomix (estudio en el que trabaja como socio de Cachorro López) lo llevó a obtener ocho Premios Grammy Latinos. El material fue editado bajo el sello MundosMusic.
El Litoral conversó con la joven artista para conocer más su proceso formativo, sus motivaciones a la hora de escribir, y el camino que la llevó a este primer álbum, que se plantea como el comienzo de una carrera promisoria.
La portada del álbum, producido por Sebastián Schon. Foto: Gentileza MundosMusic
Formación
-¿Cómo fue tu acercamiento a la música?
-Creo que tuve las herramientas desde muy chica, porque vengo de familia de artistas, de músicos: mi papá tenía una banda, siempre estaba ensayando; y siempre me acercó de alguna manera. En mi casa había todo el día música, los fines de semana más; entonces creo que ahí fue el primer acercamiento. Después me empecé a enamorar: a descubrir determinadas bandas y artistas que hicieron que me enamoré de la música.
-¿Y cómo empezaste a aprender (a tocar la guitarra, a cantar)?
-Cuando tenía 8 años más o menos empecé a ir a clases de canto, fui dos, tres años; después cuando arranqué el secundario empecé a estudiar el Conservatorio de Quilmes, en la escuela Municipalidad de Bellas Artes. Hice tres años: canto lírico y la formación básica de música. Antes había empezado a estudiar guitarra de manera autodidacta: creo que hice un mes con un profe y después continué sola.
-Hiciste versiones de Chico Buarque, The Beatles, Spinetta, Atahualpa Yupanqui, incluso una de “Palabras para Julia”, de Paco Ibáñez sobre poema de Juan Goytisolo. ¿Cómo llegaste a esas canciones, con las que no tenés un vínculo generacional?
Tiene mucho que ver con que en mi casa escuchamos música folclórica; a raíz de eso empecé a investigar y fui encontrando esos temas, que son bellísimos; y que me parece ilógico no seguir haciendo interpretaciones, seguir reivindicándolos; porque son obras maestras.
Desarrollo
-¿Cómo fue la experiencia de Desperdigadas, la banda con la que participaron en el concurso Rock del País (y lo ganaron), y por qué terminó esa etapa?
-Fue una etapa de mucho aprendizaje. Yo tenía 15 años, no había formado casi parte de bandas, salvo hay alguna que otra cosita de poco tiempo. Con ellas empezamos a trabajar en canciones que ya tenían con otra cantante; todavía no había indagado tanto en lo que es la composición. Nos metimos en el programa Rock del País, y también estábamos haciendo en paralelo participando en los Bonaerenses, estábamos bastante a pleno. Por lo tanto aprendí un montón de golpe: de la exposición de los medios, de cómo trabajar en equipo, un montón de cosas.
Fue muy lindo en ese aspecto, pero después cuando empecé a componer me di cuenta que iba más enfocado hacia otro estilo lo que yo estaba haciendo. No quería cortar la posibilidad de que ellas también puedan continuar, y yo también, pero por otro lado. Fue por eso que me separé de la banda.
-¿Cómo fue ese momento (que no es un momento en realidad, va pasando) de empezar a escribir tus propias canciones, y encontrar ese estilo propio que ya identificabas?
Para mí fue un momento muy caótico, porque no sabía cómo organizarme. Tenía muchas ganas de escribir y de componer, pero no la estaba pasando bien, con cuestiones de plena adolescencia: era un momento bien difícil Por eso digo que fue caótico.
Y después entender muchas cosas respecto al proceso de escribir una canción, que todavía lo sigo haciendo, creo que es algo que no es que se aprende y ya, sino que es continuo, como todo (risas).
-Lo ideal sería que nunca sea una fórmula, porque si no uno ya lo hace de taquito, ¿no?
-Claro, me parece que eso es bastante imposible. Bueno, no debe haber gente que tiene su fórmula, pero no es mi caso (risas).
-No debe ser la primera vez que te lo digan, pero tanto tus letras como el color de tu voz parecen los de una mujer más grande. ¿De dónde te viene esa madurez como compositora e intérprete?
-No sé, siempre dejo que fluya, entonces sale así; creo que tiene que ver mucho con que siempre me crié con gente adulta, mis relaciones siempre fueron esas. Supongo que puede llegar a venir por ahí, pero no lo sé.
Propuesta artística
-Dijiste que estas canciones “celebran todo lo lindo que el mundo tiene para ofrecernos: lo sencillo, lo que suele ser excluido o ignorado”. ¿Querés profundizar en eso?
-Me parece que la cultura a veces reivindica cosas que no suelen ser positivas; y lo más contaminante, que es para mí lo más complicado, lo más complejo. Estamos siempre en busca de eso: de la vuelta innecesaria a cuestiones que son básicas. Y dejamos de lado los valores como el respeto, o las cosas sencillas: disfrutar, salir al aire libre, ver y sentir el aroma de una flor, cosas así. Las dejamos de lado para enroscarnos y volvernos personas ansiosas, que buscan siempre lo difícil.
Este es un disco sencillo, de canciones sencillas; y yo intento en mi vida también ir detrás de eso, de la sencillez. Que queda ahí, es relegada, a veces.
-También decías que no querés imponer opiniones, sino llegar de una manera más sutil con tu mensaje. ¿Es algo que pensás a la hora de hacer una letra o ya es un método de trabajo, que hace que las canciones te salgan de esa manera?
-No, antes tenía escrito el “Blues del patrimonio”; y me parecía súper agresivo: remarcaba muchas cosas que me disgustan, o con las que no estoy conforme respecto a cómo vivimos. Y tengo otras canciones así; pero intento no tocarlas ahora, intento también componer desde otro lugar: me parece que ya estamos excedidos en confrontación y en imposiciones. Es como que si vos no pensás como yo quiero que pienses no voy a hablar con vos. Estamos en un momento muy así, no hay manera de avanzar si vemos las cosas desde ese lugar. Yo no te impongo cómo pensar; pero bueno, sí hablo obviamente desde mi lugar y te doy los motivos por los cuales pienso así: después ya está en vos (risas).
Oportunidad
-¿Cómo llegaste al sello MundosMusic y a la posibilidad de concretar este disco “De dónde vienen las cosas”, que toma su título de la canción “Ana”?
-Primero estuve en una experiencia virtual, que se llamaba “América canta a Sui”, en donde distintos artistas subíamos versiones de canciones de Sui Generis. Y en base a eso se hizo una celebración, un streaming por los 45 años del recital “Adiós Sui Generis”. Nito Mestre me invitó a participar de ese evento, a raíz de eso conocí tiempo después a Gustavo Szulansky (fundador y presidente de MundosMusic), que es amigo de Nito. Empezamos a hablar y a pensar en el proyecto de poder llevar un disco adelante, y de trabajar en mi carrera artística. Así fue como llegué al sello, y estamos hace ya un tiempito laburando juntos.
-¿Cómo fue trabajar con el productor Sebastián Schon, y qué fue lo que más le aportó al resultado final?
-Me gustó mucho laburar con él, seguimos laburando juntos en otras canciones; aprendí un montón, sigo aprendiendo como trabajar las canciones desde otra perspectiva. Siempre fui muy autodidacta, entonces es ir incorporando nuevas formas de hacer y de pensar una canción.
Sebastián la aportó una sonoridad completamente diferente a la que yo tenía: era mucho más (me gusta decir) rústica; la guitarra e instrumentos más clásicos. Él aportó modernidad y también un sonido más electrónico: puso ahí unos loops. Cosas que terminan de definir el disco, y un sonido más universal.
Búsquedas
-Hiciste un video para “Ojos tristes”, con la dirección de Santino Taratuto y la producción ejecutiva de su padre, el reconocido cineasta Juan Taratuto. ¿Cómo salió la idea del maniquí, y cómo fue rodarlo?
-El rodaje de “Ojos tristes” fueron dos días enteros, desde la mañana hasta la madrugada. Fue una experiencia re linda y agotadora, intensa. La idea del maniquí surgió por una cuestión de que quizás no estaba bueno estar con otra persona real; y además buscar un poco esa proyección de un disgusto para conmigo misma (risas). Ahí es donde está puesta me parece más la idea del maniquí. Porque es una canción de romance, un romance lindo pero ahora no estoy ahí en eso. Por ahí fue que surgió la idea del maniquí que pensamos con Santino.
-En esto que hablabas de los loops, “Lo que decidas plantar” tiene una base de candombe. ¿Cómo salió darle ese ritmo y ese color rioplatense?
-Al momento de pensar esa canción definimos que tenía que tener un color cien por ciento de candombe, porque la canción fue pensada como un candombe. Ahí Sebas aportó y sumó esos tambores, me encantó. Y después también buscar la idea de los coros. No queríamos entrar tanto en un candombe convencional, porque es un montón meterse ahí cuando no hacés candombe; pero sí que tuviera tintes.
Activa
-Ya está el material circulando. ¿Cómo sigue tu carrera ahora? Ya contaste un poco que estás trabajando en otras canciones.
-Ahora es cuestión de seguir tocando este material en vivo: es lo que quiero hacer; con ganas de recorrer algunos lugares del país. Y seguir trabajando en más canciones, porque hay un montón más (risas); entonces hay que seguir ahí haciendo circular. Estoy muy contenta y trabajando todos los días por este proyecto.
-Te vimos cantando “Piedra y camino” en el Salón Dorado de la Gobernación bonaerense. ¿Cómo se dio esa presentación?
-Eso surgió por una invitación de Código Provincia, un espacio virtual en donde vos presentabas tu material y en base a eso te invitaban a eventos que estén acordes a lo que vos mostraste.
Cuando recibí la invitación me puse muy contenta; con el compromiso también de investigar sobre la vida de Atahualpa y sobre su obra. La pasé increíble, además compartí con un artista que admiro un montón (Pedro Aznar), así que fue una noche hermosa.