Jueves 14.12.2023
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“La magia está en el aire” dice la inolvidable aprendiz de bruja de “Kiki, entregas a domicilio” (1989). Parafraseando a este personaje, podríamos decir que, gracias al director de aquel filme, Hayao Miyazaki, “la magia está en la pantalla grande”. Y no tiene intenciones de irse a ninguna parte. Es que este maestro del cine de animación está, a sus 82 años, en plena vigencia y su conexión con el público está tan viva como el día de 1985 que fundó, junto con Isao Takahata, el Studio Ghibli.
Studio GhibliHay cifras que respaldan tal afirmación. “El chico y la garza” (“Kimitachi wa dô ikiru ka”), el último trabajo de Miyazaki logró el pasado fin de semana algo impensado al convertirse en la primera producción de animé original que encabeza la taquilla en Estados Unidos, con una recaudación de 12,8 millones de dólares. Así lo resaltó el sitio especializado Variety, citado por Télam, que también señala que la película lleva recaudados más de 80 millones de dólares a nivel global. Así, el creador oriental parece estar en plenas condiciones para desafiar a los superhéroes por la atención del público familiar.
Studio GhibliEl nuevo trabajo de Miyazaki, que se coloca a nivel estético y argumental en la misma línea que Ghibli mantiene desde hace casi cuatro décadas, pone el foco en un chico de 12 años que trata de adaptarse a una nueva ciudad tras la muerte de su madre. Cuando una garza le informa que su madre sigue viva, entra en una torre para buscarla y (en un giro parecido al de la legendaria “El viaje de Chihiro) entra en otro mundo.
La pregunta que sigue es ¿cómo se explica que los mundos audiovisuales generados por Miyazaki continúen atrayendo a las audiencias, en tiempos en los cuáles los estímulos y las opciones se multiplicaron? No hay una respuesta simple ni unívoca, pero se pueden ensayar algunas hipótesis. La primera guarda relación con la habilidad de Miyazaki para abordar con relativa simpleza temáticas muy complejas como la relación del hombre con la naturaleza, el medio ambiente, la guerra, la amistad, la muerte, la pérdida, la codicia y hasta la superación personal. Cristalizadas en personajes que, en general, suelen acreditar un crecimiento luego de atravesar situaciones complicadas.
Studio GhibliSi en las road movies el camino es una metáfora de los cambios que operan en los protagonistas, en las películas de Miyazaki el tránsito por mundos plagados de imaginación (bosques encantados, ciudades flotantes, castillos voladores y casas embrujadas) simboliza la posibilidad de modificar conductas tras asumir la necesidad de afrontar lo desconocido. “Dicen que los mejores brillan con más fuerza en las situaciones más difíciles”, señala uno de los personajes de “El increíble castillo vagabundo”. Y esta idea es fácilmente aplicable a la filmografía del japonés.
Studio GhibliPero la respuesta a la vigencia de la obra de Miyazaki hay que ubicarla también en el plano de lo formal y no solamente en el contenido. Es que la animación que ofrece Ghibli suele ser de muy alta calidad, con atención en los detalles. Lo cual está acompañado por bandas sonoras emotivas que se integran a las escenas y hacen que las películas sean auténticas experiencias sensoriales. Que demandan ser consumidas en la pantalla grande.
Studio GhibliMás allá de que puede parecer arbitrario, la comparación de la obra de Miyazaki con la filmografía gestada en otro estudio de animación como Disney permite establecer algunas conclusiones interesantes. Una, plausible, es que si en la obra de Disney los límites entre buenos y malos suelen estar bien definidos, en el caso de Miyazaki (y de Ghibli en general) los matices están más acentuados.
Studio GhibliA su vez y aunque en ambos casos aparece la intención de universalizar los mensajes, en el caso de Miyazaki el reflejo de la cultura japonesa es más preciso. En el caso de Disney, que suele sumar elementos de diversas culturas, suelen simplificar y hasta reinterpretar tales influencias para poder garantizar de esa forma la llegada al público masivo. En el mismo sentido, las películas de Miyazaki poseen un tono más reflexivo para poder expresar con detalle la psicología de los personajes, mientras que los filmes de Disney son más dinámicos y enérgicos. El perfil está mucho más asociado al movimiento.
Studio GhibliSi existe algo que emparenta a ambas factorías es la creación de personajes indelebles. En el caso de Disney no vale la pena recordarlos, pero los de Miyazaki que lograron un lugar privilegiado en la memoria colectiva figuran Chihiro es la protagonista de “El Viaje de Chihiro” que logra superar diversos obstáculos. La princesa Mononoke, defensora de la naturaleza. Howl, el mago de “El increíble castillo vagabundo”. Y, en especial, Totoro, el espíritu del bosque que se transformó en ícono de Studio Ghibli. Ninguno de ellos entiende de límites etáreos o culturales. Y tal vez allí radique el eje central de la durabilidad y la vigencia de Miyazaki.