El ensayo titulado “Eldorado y otras historias” (2023), actualiza la memoria sobre las alternativas del paso del artista por la ciudad de Rosario, en 1994, para la presentación de la revista Eldorado. En un fragmento del libro se puede leer el momento en que Suárez imagina y diseña el boceto que acompaña a la revista de investigación universitaria “Pablo imaginó una cabeza dorada situada sobre un pedestal que emergía como un faro de un montículo de desechos urbanos. (...) En una de las servilletas con bocetos, Pablo escribió una frase en inglés que durante la conversación tradujo de un modo sumamente libre: “y para que el monumento sea exacto” exclamó, indicando el sentido y también el título de la construcción que pensaba realizar; (…) En ese marco, la cabeza dorada sobre un pedestal emergiendo de un montículo de desperdicios era el monumento adecuado o “exacto”, como él prefirió llamarlo, para traducir la propuesta de Eldorado.”
Pablo Suárez fue un artista tan culto como corrosivo que década a década logró definir su propia vigencia en la escena artística argentina. Iniciado en la pintura informalista a fines de los años cincuenta, fue uno de los protagonistas de la vanguardia artística de los años sesenta y de su radicalización política que lo llevó a suspender su producción en favor del activismo social.
El dibujo expresa de manera inmediata su pensamiento. Porque, como solía afirmar, “dibujar es pensar”, en la colección de dibujos que integran el ensayo no hay hombres desnudos, ni boxeadores, tópicos frecuentes en sus producciones; si se ve un hombre leyendo, parado sobre un pilar con un libro en la mano, absorto en esa historia. También hay una cabeza humana cuyo bigote tupido acompaña el gesto duro, de un rostro asombrado; a su lado una casa, o lo que se supone: es una casa. Un dibujo muy bien logrado es el del arte de tapa, donde se vuelve a un ring de boxeo donde asoma una cara gigante que que contempla la escena con un gesto parsimonioso, impropio del contexto de sangre, puños apretados y sudor varonil.
Pablo Suárez (1927-2006) se ha convertido en una de las figuras paradigmáticas del arte argentino contemporáneo. A mediados de los años ochenta, a través de su participación en las muestras del Grupo Periferia, planteó una peculiar forma de apropiación de sugestiones extranjeras que provocativamente cruzó con tópicos populares, anunciando algunos de los cambios más visibles en la escena artística de fin del siglo XX.
Adriana Beatriz Armando es Licenciada en Historia, profesora titular de Ideas Estéticas Latinoamericanas en la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario e investigadora del Centro de Investigaciones del Arte Argentino y Latinoamericano de dicha casa de estudios. Sus investigaciones y proyectos curatoriales han recalado sobre las relaciones entre el arte moderno y las expresiones indígenas, sobre las cuestiones textiles y las mujeres artistas entre otras temáticas del arte argentino, particularmente de Rosario.
Guillermo Augusto Fantoni es Doctor en Humanidades y Artes con mención en Historia, miembro de la Carrera del Investigador Científico del Consejo de Investigaciones de la Universidad Nacional de Rosario y profesor titular de Arte Argentino en la Facultad de Humanidades y Artes de la misma universidad. Sus trabajos escritos y curadurías de exposiciones se han centrado en la obra y actividad de creadores y grupos modernistas y de vanguardia de Rosario así como en fenómenos y artistas pertenecientes a otras escenas del arte argentino del siglo XX.
Iván Rosado surge como una editorial familiar con una fuerte afinidad por el arte, y gestionada por artistas. El sello local lo gestionan Ana Wandzik junto con su pareja Maximiliano Masuelli. Con una mirada litoraleña y fuerte presencia en el campo cultural rosarino: tienen en el haber más de cien títulos publicados, unos diecisiete solo este año, organizados en las colecciones Brillo de Poesía Joven, Selecciones y Maravillosa Energía Universal.
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