El eco eterno de Dylan Thomas: una voz literaria que todavía sacude
El escritor sigue resonando gracias a sus “Cuentos completos”, que goza de una nueva edición disponible en Argentina. A través de sus relatos Thomas exploró los rincones del alma humana, una mirada que perdura más allá de las décadas.
Dylan Thomas: su legado literario ilumina desde sus “Cuentos completos”. Foto: Archivo
“Lo que las palabras representaban, simbolizaban o querían decir tenía una importancia muy secundaria; lo que importaba era su sonido cuando las oía por primera vez en los labios de la remota e incomprensible gente grande que, por alguna razón, vivía en mi mundo”. Si alguna vez hubo vocaciones bien definidas en la historia de la literatura, Dylan Thomas es el ejemplo perfecto. El escritor galés que trascendió por sus obras rupturistas e innovadoras, pero también por su vida llena de excesos y por su particular voz, cuya sonoridad atraía multitudes en sus lecturas públicas y sus grabaciones.
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¿Por qué hablar hoy de un escritor que, por más brillante que haya sido, falleció hace más de 70 años? Es que la resonancia de sus trabajos continúa: actualmente están disponibles en las librerías argentinas los “Cuentos completos” de Thomas, en una edición que incluye todos sus relatos. Según escribió Carlos Daniel Aletto en Télam, este volumen ofrece una “visión entera de la evolución literaria del narrador, desde sus primeros escritos hasta su dominio del lenguaje humorístico”.
Dylan Thomas, nacido en 1914, profundizó en el universo de posibilidades que le abrían tanto el lenguaje como las estructuras poéticas. Aunque él mismo dijo una vez que escribía “poemas que ni mi propia madre entiende”, sus piezas contienen imágenes vívidas, metáforas audaces y un ritmo musical cautivante. “No entres dócil en esa buena noche / La vejez debe arder y delirar al acabarse el día / Rabiar, rabiar contra la muerte de la luz”, dice uno de sus versos.
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A través de su poesía, Thomas indagó sobre aquellos temas que desvelaron al hombre desde sus orígenes: el amor, la muerte, la naturaleza, la identidad y la espiritualidad. Se adentró en los laberintos de la existencia con la herramienta que mejor sabía utilizar: la palabra. Y la muerte no tendrá dominio. Los hombres desnudos han de ser uno solo con el hombre en el viento y la luna poniente; cuando sus huesos queden limpios y los limpios huesos se dispersen, ellos tendrán estrellas en el codo y en el pie; aunque se vuelvan locos serán cuerdos, aunque se hundan en el mar de nuevo surgirán, aunque se pierdan los amantes, no se perderá el amor; y la muerte no tendrá dominio”, expresa una de sus obras.
A partir de sus innovaciones, la obra poética de Dylan Thomas tuvo un fuerte impacto en generaciones posteriores de escritores. Un ejemplo es el británico Ted Hughes, aquel que escribió en Pensamiento-Zorro: “imagino el bosque en este instante de medianoche. Además de un solitario reloj y esta página vacía que mis dedos recorren, algo vivo anda rondando”. Otro, el estadounidense Robert Lowell, el que expresó: “un muro blanco se enfrenta a un muro negro, en algún lado, y mutuamente se despiertan. Cada uno arde en el resplandor tomado al otro. Los muros, ya despiertos, han de seguir hablando, sus colores parecen semejantes, dos matices del blanco, cada uno viviendo a la sombra del otro”.
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Potente creador de relatos
Derivaciones al margen, el punto de partida de estos párrafos es la nueva edición de los “Cuentos completos” de Thomas, que incluye “Después de la feria”, “Los enemigos” y “El relincho del caballo”, entre otros. Sus aportes como creador de relatos fueron tan potentes como los que hizo al lenguaje poético. Sus cuentos se caracterizan por ser el eco de una imaginación desbordante. Abordan mundos surrealistas y fantásticos, construidos con la arcilla de situaciones extrañas. Moldeada desde ese mismo lenguaje musical que ya dominaba sin vacilaciones en sus poemas. Los temas no difieren del resto de su obra: mortalidad, soledad, búsqueda de significado están ahí, presentes.
Juan Pablo Bertazza en Nexos, asegura que si bien la enorme fama de Thomas se debe a su producción poética y, sobre todo, a su hipnótica forma de leer, fue también un cuentista excepcional. “Lo curioso es que, en rigor, el único volumen de cuentos que publicó en vida fue el famoso Retrato del artista cachorro (1940) de cuya publicación se cumplen ochenta años. Además de incorporar en ese libro técnicas literarias muy modernas como el fluir de conciencia, hay algo extremadamente singular en el estilo narrativo de Dylan Thomas que también aparece en los cuentos de El mapa del amor (1939) y en los que se publicaron, después de su muerte, bajo el título de El visitante y otras historias”.
Nórdica
Un genio que aún alumbra
Thomas no fue un escritor prolífico, independientemente del impacto que generó su labor. Como dice Eduardo Bravo, en un artículo publicado en Vanity Fair: “Comparada con la de otros autores, la obra de Dylan Thomas es relativamente breve y apenas quedan manuscritos inéditos por ver la luz. Cuando algún texto o poema es descubierto, se convierte en todo un acontecimiento que ha sido comparado con la aparición de una nueva canción de The Beatles. Un símil que da una idea bastante precisa de la dimensión de estrella que alcanzó el poeta en sus últimos años de vida, en los que se presentó ante grandes audiencias que quedaban impresionadas por el carisma y fortaleza del poeta”.
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