Un par de libros publicados son más que suficientes para posicionar a Hugo Díaz como una de las figuras emergente de la literatura contemporánea santafesina. Docente pleno, lector insaciable y escritor compulsivo lo convierten en un trabajador insaciable de la palabra.
El recorrido de su obra nos ubica en Lazos brutales, su primer libro de cuentos, que dio a luz en el año 2020 por medio del sello editorial entrerriano Reloj de arena. Un producto literario que durante 128 páginas narra historias cuyas temáticas subyacentes en voz del propio narrador es “el fracaso” como muy bien supo definir en una entrevista realizada en aquel entonces por el periodista Álvaro Javier Marrocco, “El Quijote inaugura la moral del fracaso y termina con las epopeyas, con los héroes incorruptibles que hasta en el destierro siguen siendo fieles a su rey. Me interesan los personajes que aceptan el fracaso y viven con esa verdad ética. Porque quizá padecer de literatura es estar lejos de una victoria”.
Al momento de su primer libro ya contaba en su currículum con un primer primer puesto en el concurso anual ICES, Venado Tuerto (2015); una primera mención en el concurso nacional "La hora del cuento", Córdoba; mención especial en el Certamen Nacional Muni-cipal Azul, Buenos Aires; segundo puesto en el concurso de la revista literaria Gambito de Papel, La Plata y el premio mayor del concurso "Un Homenaje, Fabricio Simeoni", Rosa-rio (2019) entre otras distinciones.
El año 2021 fue el turno de su primer novela, El mal del reflejo. Esta vez bajo el aura de la editorial cor-dobesa Alción editora. Novela corta o nouvelle, como mejor guste llamarla. En ella nos mues-tra dos historias que se unen de forma circular, comienzo y final o viceversa. Ambientada en Rosario, la ciudad que desde hace años aloja al autor nacido en la localidad santafesi-na de Santa Isabel, y que lo ve ejercer su función docente en Lengua y Literatura. Una ambientación ardua y trabajada poéticamente como muy bien adelanta la contratapa: “Observo las extrañas puntas de otros edificios, complejas terminaciones que jamás ha-bía notado. Entonces ella señala el lado este y me pide que la acompañe. Mientras nos acercamos a la cornisa, el Monumento a la Bandera se hace estoico clavándose en el blanco cielo de invierno. Detrás de él, el río, que se ve un poco inclinado, para mostrarse mejor; da la sensación de un lomo de animal poderoso que transita el espacio libremente. Arriba, una especie de leve bruma como una humedad porosa, casi inexistente”.
Un segundo libro de cuentos ya terminados al igual que su segunda novela esperan en-contrar editorial para dar a luz al lector.
Hugo Díaz en primera persona
-¿Cómo definirías a la literatura?
-Una vez a Julio Cortázar le preguntaron cómo definiría la poesía y él contestó que poesía era todo que quedaba afuera al querer definirla. Me gusta esa sentencia. También me parece interesante la repuesta de Elvio Gandolfo que dijo que la literatura servía para ordenar la realidad. Para mí la literatura moldea la realidad para que la ocupe y luego la ordena.
-Mucho se habla de la búsqueda del tono a la hora de escribir. ¿Qué es el tono que define a un autor?
Cada escritor/a tiene una tradición literaria, Abelardo Castillo la llamaba la familia literaria, en la cual intuye su escritura y se relaciona tratando de agregarle más contenido con las herramientas que esa tradición le brinda. Siempre se escribe a favor o para manifestarse en contra de un estilo, y de esa manera el autor pierde la ingenuidad logrando un tono para buscar su literatura.
Te caracterizás principalmente por escribir cuentos, de hecho, muchos fueron premiados en el exterior, aunque no abandonás la novela como género narrativo y tu último libro es una nouvelle (El mal del Reflejo, Alción Editora 2021). ¿Qué tiene que tener una historia para que sea una buena historia?
No existen las buenas historias o el tema “elevado” que debe tratar la ficción, porque la literatura cuenta maneras de contar historias. La historia está relegada al lenguaje, a la sintaxis, así como en la música la poesía queda a disposición de la melodía. El escritor inventa dentro de la lengua, aseguraba Marcel Prust. La literatura es el lenguaje alucinado que no le importa demasiado la anécdota.
-Cuentos y nouvelle, ¿podemos decir que hay una pasión en tu narrativa por las historias cortas?
-César Aira afirmaba que en los textos largos se pierde la literatura. Creo que algo de eso hay, y prefiero la narrativa corta, pero a la vez no dejo de confiar en las novelas totales, esos libros gordos que toman un tema y lo exprimen al máximo, agotan el asunto como El pasado de Alan Pauls, que toma el amor y sus diversas formas, el tiempo lo toma Juan José Becerra en El espectáculo del tiempo, la desidia en La novela luminosa de Mario Levrero o la angustia en Solenoide de Mircea Cartarescu. Y todos ellos plantean un mundo.
Ricardo Piglia y Juan José Saer fueron no solamente contemporáneos sino que amigos según se da a conocer en los Diarios de Emilio Renzi. Dos autores que has leído mucho y que marcaron tu narrativa. ¿Cuál es el legado de ambos escritores para la Literatura Argentina? ¿Encontrás sus huellas en la literatura contemporánea rioplatense?
Ambos dejaron sistema que contribuyó a modificar el núcleo de la literatura argentina hasta rebasar sus fronteras. Ricardo Piglia impuso un modo de leer, creando nuevos lectores, más hábiles. El registro de Saer que atravesó la poesía, el ensayo y la narrativa para, a veces, descontar una historia y luego contarla con muchos más elementos, ese es el momento radical en la prosa latinoamericana, después de Borges.
-Otras de las grandes influencias que se pesquisa en tus escritos es Juan Carlos Onetti. ¿Por qué considerás que es importante que las nuevas generaciones de narradores vuelvan al escritor uruguayo?
-No sé si es importante, apropiado quizá. El autor trabajó la escala humana con una prosa lúcida y objetivista. También se refugió en la saga literaria; en sus distintos libros, reaparecen los mismos personajes y de esa manera les otorga un sistema de verosimilitud al argumento en cada historia.
Fue un escritor que renegó un poco de las modas literaria, se mantuvo siempre al costado de las usanzas comerciales.
-¿Qué otros autores o autoras considerás que están marcando presencia en la actualidad?
Ariana Harwicz, Samanta Schweblin, María Negroni, María Moreno, Juan José Becerra, Cesar Aira, Alan Pauls, son autores que en sus búsquedas literarias aportan a la narrativa argentina nuevas perspectivas, nuevos caminos para sondear.
-¿Cómo describirías a la narrativa rosarina y santafesina actual?
Lo que he leído, y no fue demasiado, pero noto que la prosa rosarina está ligada a la tradición oral, deja un poco de lado el arte de narrar, el trabajo arduo con la palabra escrita.
-La poesía lo es todo, sin ella no existirían los demás géneros literarios. Enfrentarse a un poema es riesgoso, porque te impone el arte en la verdad y de verdad. Y la vida sin riegos es carencia.
-¿Estás trabajando en algún proyecto editorial en la actualidad?
-Tengo una novela y un libro de cuentos que buscan editorial.
Hugo Díaz. Reside en Rosario. Estudió Letras. Se desempeña como docente de Lengua y Literatura. En la actividad literaria comenzó escribiendo poesía. Algunas de ellas fueron publicadas en antologías. En género cuento ha obtenidos premios en distintos concursos literarios como primer puesto en IV concurso Litteratura de Relatos y Poesía, Barcelona 2021. Primer premio certamen Nyctelios 2022. México. También colaboró en revistas lite-rarias nacionales y del extranjero. Ha publicado Lazos brutales, cuentos (2020) Edit. Re-loj de arena y la novela El mal del reflejo Alción editora (2021).
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