Belén Mackinlay ha trabajado en un interesante lanzamiento musical, "Canción de amor", su perseverancia y creatividad la han llevado a ser una talentosa y reconocida artista.
“Este disco es un viaje profundamente personal, una obra en la que el corazón está presente en cada nota y en cada palabra", declara Mackinlay. La exquisita intérprete argentina, presenta su nueva creación. En diálogo con este medio, la cantante conversa de su pasión por la música y su nuevo lanzamiento.
Belén Mackinlay ha trabajado en un interesante lanzamiento musical, "Canción de amor", su perseverancia y creatividad la han llevado a ser una talentosa y reconocida artista.
La exquisita intérprete argentina, vinculada con la música de raíz folklórica y el repertorio latinoamericano propone una obra de excelencia musical y sonido pop, con dirección y arreglos del maestro Juan Esteban Cuacci, aliado musical de la artista, en un camino de búsqueda constante por nuevos sonidos, en este caso plasmados en un puñado de canciones conmovedoras.
“Este disco es un viaje profundamente personal, una obra en la que el corazón está presente en cada nota y en cada palabra. Un testimonio de mi propia transformación luego de ese tiempo introspectivo al que nos arrojó la pandemia y mi necesidad de compartir ese amor universal que nos une a todos con su potencia transformadora”, declara Mackinlay.
"Canción de amor" está compuesta por una selección de temas de grandes artistas de la escena nacional bajo la impronta de la intérprete quien antepone al amor como respuesta para todo.
El amor romántico en “Canción de amor” de Lisandro Aristimuño, el amor universal en “D.L.G” de Fito Páez, el amor hacia la persona que ya no está en “Sin señal de adiós” de Maria Elena Walsh y la potencia arrasadora de “Madurando sueños”, la chacarera de Chacho Echeñique que celebra el amor por lo que hacemos. “La salida siempre es con el otro y el amor esa energía que lo hace posible. Nadie se salva solo”, concluye Mackinlay.
En conversación con este medio la artista repasa su infancia, presente y su modo de ver el amor. Una charla que atraviesa los extremos temporales tanto personales como musicales.
-¿Cuándo comenzó la idea de tu cuarto disco Canción de Amor? ¿Cómo fue la génesis del mismo?
-Canción de amor es el testimonio de esta época post pandémica. Estaba en pleno lanzamiento de mi tercer disco cuando el mundo se paralizó en un silencio infinito. Fue una pausa forzada que me llevó a una introspección muy profunda, un viaje interno muy potente y transformador.
Empecé a preguntarme ¿Qué mensaje quería transmitir para este nuevo mundo? ¿Cuál era la esencia que quería plasmar en mi música? ¿Cuál era el sentimiento que me movía?, y lo que resonaba finalmente fue siempre el amor. El sentimiento de un amor universal que nos conecta a todos, que se manifiesta de diferentes formas y que trasciende barreras.
Este disco es un viaje profundamente personal, una obra en la que el corazón está presente en cada nota y en cada palabra. Es un testimonio de mi propia transformación y un intento de compartir ese amor universal que nos une a todos.
-¿Cómo es el proceso compositivo de las letras?
-Es un disco con temas de otros autores. La selección de los temas es un proceso bellísimo donde me dejo empapar por la música y la poesía de las canciones. Cada tema de los que grabamos me tiene que resonar e interpelar, tiene que tener un mensaje que claramente quiero transmitir.
‘DLG’ de Fito Páez, donde está presente la unidad del amor universal. Me conmueve porque me conecta con el sentir que cada uno de nosotros. Es una pieza esencial en este gran rompecabezas de la vida, y juntos generamos olas de transformación que pueden cambiar el mundo.
‘Canción de Amor’, una belleza compuesta por Lisandro Aristimuño. Refleja el amor hacia otra persona, tiene imágenes sutiles y bellas que todos podemos apropiarnos para contar nuestras propias historias de amor.
“Sin Señal de Adiós’, de María Elena Walsh, habla del amor por alguien que ya no está. Sentir que los recuerdos nunca se desvanecen por completo, con la confianza de que el amor perdura a pesar de la ausencia.
‘Madurando Sueños’ es una chacarera con una fuerza poderosa. Es una canción que celebra el deseo, el amor por lo que hacemos y las infinitas posibilidades que se abren ante nosotros si sabemos mirar.
-¿Qué recuerdos de la infancia te retrotrae la palabra amor?
-Tuve una infancia muy feliz, rodeada de familia, naturaleza. El amor estaba en cada detalle con el que mi mamá nos cuidaba, su generosidad, los picnics. El amor de mi papá por la naturaleza. Las reuniones familiares llenas de música, los platos mendocinos de mi abuela materna, mi abuela paterna trabajando con el cincel unas obras maravillosas y enseñándonos a crear nuestras propias obras. Soy muy afortunada. Vienen a mi millones de imágenes que me conmueven.
-¿Qué cambios notás que hubo artísticamente en vos desde que comenzaste hasta el presente?
-Mi carrera en la música empezó de la mano del teatro musical, una etapa de grandes teatros, haciendo música con otros. La maravilla de trabajar en equipo, potenciándonos unos a otros liderados por directores maravillosos. Un género que amo hasta el día de hoy y que me enseñó muchísimo.
Luego de varios años de ese camino, cuando estaba embarazada de mi hija, que hoy tiene 15 años, sentí la necesidad de poder transmitir un mensaje propio. Hacer música que tuviera que ver con mi historia, y ahí volví a esas canciones folklóricas que llenaron mi infancia, que mi mamá tocaba en la guitarra pero sumándole una mirada urbana, personal, relacionada con esos otros géneros como el jazz y la música clásica que había transitado.
Este es mi cuarto disco: “Trébol Blanco”, “Huella”, “Encuentro sur” y “Canción de Amor”. Todos se vinculan por la búsqueda creativa. La libertad para llevar la música popular mas allá de las etiquetas. Por la complicidad de los músicos involucrados, donde cada uno puede volcar su arte siendo parte de un equipo.
Creo que si miro para atrás, cada disco fue un momento y un paso necesario de crecimiento hacia el otro. Todos me representan en mi esencia, mi amor por la música y por el encuentro que eso significa, pero en diferente grado de madurez.
-¿Cuáles son los aspectos más decepcionantes y estimulantes de la industria musical?
-La industria musical, tiene varias aristas. Podemos hablar de la grabación de música y distribución, de los derechos de autor y las licencias, y de la musica en vivo. Cada época tiene sus desafíos. Hoy en día es muy fácil acceder a grabar y tener un buen material sin embargo, hay una sobreoferta que hace que muchas veces sea dificil captar la atención del que escucha que quedan ahogados por propuestas más promocionadas.
Igualmente confío que hay muchas personas deseosas de conectar con propuestas honestas y desde el corazón. Que abrazan a los nuevos artistas y transmiten su pasión de boca en boca.
Como en la vida, la musica es transformación constante y crece desde el deseo de expresarnos para lograr nuestra mejor versión.
-¿Te acordás de aquel sueño que tenías de pequeña?
-Recuerdo los actos que armábamos con mi hermana para mis padres y mis abuelos. Actuábamos de Abba y cantábamos canciones y recibíamos muchos aplausos muy imparciales, ja ja. La música siempre estuvo presente, pero como no teníamos gente cercana que se dedicara al arte, nunca pensé que podía convertirse en una profesión posible. Empecé a trabajar cantando casi de casualidad. Se ve que estaba muy fuerte el deseo y marcado el destino. También me gustaba mucho leer y soñaba que visitaba países lejanos, vivía aventuras con grupos de amigos.
-¿Qué te apasiona de la música?
-La música es un milagro. Es la posibilidad de conectar con las emociones de forma casi instantánea. Un acorde ya provoca un recuerdo o una emoción. La capacidad para contar historias y conectar con las personas a un nivel muy profundo. Es un arte universal que trasciende barreras, una forma potente de generar encuentros. La música es completamente mágica. Me maravilla. Amo escuchar música de todo tipo. Me invita a viajar constantemente.
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