Jueves 26.10.2023
/Última actualización 22:51
Si un artista puede ser considerado “multifacético” si es que dispone de múltiples habilidades o destrezas, Julián Solarz efectivamente lo es. A su rol de pianista, suma los de percusionista, baterista, compositor y arreglador. Nacido en 1977 en Buenos Aires, Argentina, acredita más de 30 años de estudio, algunos de ellos con maestros como Guillermo Klein, Diego Schissi, Guillermo Romero, Hernán Ríos, Juan “Pollo” Raffo y Nora Sarmoria, entre otros. Integra proyectos de jazz y música popular latinoamericana con los que graba discos y se presenta habitualmente en salas, teatros, festivales nacionales e internacionales. También compone música para cine y teatro.
Su trabajo gira en torno al jazz, al folklore y a la música académica del siglo XX. Es docente y también programador de diversas salas de concierto de Buenos Aires.
Gentileza Pablo ZotalisAl frente de su quinteto, armó un nuevo disco titulado “Resonancia”, dedicado a la obra del compositor catalán Frederic Mompou. El material nació de la investigación y estudio de la música de Mompou “aplicado a un trabajo de arreglos que adapta las piezas para piano a una formación de sexteto con una sonoridad más cercana al jazz contemporáneo desde los arreglos, la orquestación y la improvisación”. Lo interesante es que la música de Mompou suele escucharse en ambientes académicos europeos pero rara vez es abordado por artistas de la música popular contemporánea.
Consultado por este medio respecto a las motivaciones para abordar la obra de Mompou, Solarz afirmó que la conoció gracias a Guillermo Klein, con quien estudiaba composición y le propuso analizar algunas piezas. “Desde ese momento, sentí una profunda identificación con su estilo y su voz. Comencé a estudiar su música y se me ocurrió adaptarla y orquestarla para el sexteto con el que ya venía trabajando hace un tiempo con música propia”, afirmó.
Gentileza Pablo Zotalis-Justamente, este álbum se presenta en formato sexteto. ¿Podés hablarnos sobre la elección de esta formación y cómo se desarrolló la colaboración con los músicos involucrados?
-“La palabra no dicha”, el primer disco de mi grupo, tenía una formación similar. Me interesan las texturas que se generan con un saxo y un clarinete bajo combinados con guitarra eléctrica, y una base rítmica de batería y contrabajo que permite construir pulsaciones y climas. Además, los cinco músicos tienen mucha experiencia en improvisar sobre propuestas más o menos escritas y eso me abre muchas posibilidades de interpretación e interacción para abordar las piezas.
Gentileza Pablo Zotalis-¿Qué desafíos enfrentaste al adaptar las piezas de piano de Mompou a una sonoridad más cercana al jazz contemporáneo en términos de arreglos, orquestación e improvisación?
-Lo primero que escuché y sentí en su música son pequeñas canciones, con melodías y formas bastante claras y definidas. Eso me simplificó mucho el trabajo. En general, me propuse respetar lo más posible la elección de notas y colores armónicos de las partituras originales. Ahí estuvo el trabajo más fino de orquestación y distribución de alturas y funciones. Después, lo que más tuve que pulir y con lo que me permití jugar fue con las rítmicas. Busqué darle variedad a las bases y el pulso de cada pieza para darle variedad al repertorio y que se pudiera improvisar sobre ellas, como el jazz tradicional puede hacer sobre una vieja canción. En algunos casos, escribí todo el arreglo nota por nota; en otros, armé un esquema similar para todos los músicos, que nos permitiera improvisar sobre la forma eligiendo a voluntad entre las notas escritas por Mompou.
Gentileza producciónMelodías que se retroalimentan
-¿Cómo describirías la relación entre la música académica y el jazz contemporáneo en tu trabajo en este disco? ¿Qué elementos de ambas tradiciones musicales se fusionan en “Resonancia”?
-Aunque tengan orígenes distantes, yo no veo un contraste muy fuerte y una distancia muy grande entre la manera de trabajar las músicas académicas y las del jazz contemporáneo. Siento una búsqueda de colores, texturas y melodías que se retroalimentan entre ambas tradiciones. En el siglo XX, los músicos empezaron a escuchar y estar atentos de lo que pasaba en otras escenas y eso nutrió mucho la forma de trabajar en cada escuela. Hoy en día, es común que un músico de jazz estudie una partitura de Stravinsky o Debussy, y los músicos académicos pueden abrir mucho el abanico de opciones inspirándose en la improvisación y la búsqueda del jazz. De hecho, yo no siento, al menos para mi música, el jazz como un estilo sino como una forma de hacer música. Después de trabajar con músicas propias, el trabajo para este disco me sirvió mucho para explorar en una voz ajena y su repercusión en mi propia voz compositiva.
-El disco ha sido elogiado por su calidad artística y ha sido seleccionado por el sello Ears & Eyes Records. ¿Qué significa este reconocimiento para ti como artista?
-Ears & Eyes es un sello muy valioso que pone el foco en el jazz independiente, alternativo, alejado de las convenciones tradicionales y comerciales. Cuenta con un catálogo riquísimo y variado en estilos y nacionalidades, sin ataduras a etiquetas. A esto se suma su política de difusión y distribución de la música, que busca corregir la distorsión que las plataformas de streaming generan en la gente, creando la falsa sensación de que la música es gratis. Por eso, el disco está disponible para su compra a precio libre en Bandcamp, una plataforma que también busca revalorizar el trabajo y esfuerzo que hay detrás de la grabación de un disco. Si la gente sigue comprando un libro o una entrada para ir al teatro, sería muy sano que siga considerando pagar por un disco que no es más que otra pequeña obra de arte.
Gentileza producción-¿Podés compartir tus futuros proyectos musicales o colaboraciones que estén en el horizonte?
-Lo que viene es presentar “Resonancia” en tantos lugares como se pueda. No es un proyecto fácil porque para algunos oídos queda en el medio entre lo académico y lo popular, y vivimos tiempos demasiado etiquetados, sobre todo a la hora de buscar espacios para tocar. La edición del disco en Europa puede generar un diálogo con Cataluña que espero que lleve la música lejos. Después de varios años metido de lleno en la música de Mompou, espero retomar el trabajo de composición para seguir generando proyectos colectivos. Colaboro con muchos otros grupos de amigos y amigas, tanto como pianista y arreglador como percusionista o como baterista. Ojalá que el tiempo sumergido en este disco sirva como inspiración para las músicas que vienen.