Un nuevo venue siempre es una buena noticia para los amantes de Arbolito. Cada show en vivo de la banda contiene intensidad, una magnifica visual y sonora que deslumbra al público.
Ezequiel Jusid habla sobre “En este barco”, el nuevo disco con el cual el grupo reafirma su talento. En conversación con este medio, la banda hace un recorrido por lo más destacado de su carrera.
Un nuevo venue siempre es una buena noticia para los amantes de Arbolito. Cada show en vivo de la banda contiene intensidad, una magnifica visual y sonora que deslumbra al público.
Desde su nacimiento el grupo rinde homenaje a un indio ranquel que degolló al coronel Rauch, hecho difundido por el historiador Osvaldo Bayer, amigo clave de la banda. Arbolito creció junto a organismos de derechos humanos, pueblos originarios, asambleas ambientales, fábricas recuperadas y movimientos sociales.
“En este barco, las canciones son faros, noctilucas, luces centelleantes donde todavía vibran nuestros sueños...”, nos dice el periodista y escritor Diego Skliar, destacado biógrafo de la banda.
En diálogo con Mirador Provincial Ezequiel Jusid, músico y uno de los fundadores de Arbolito, nos habla del comienzo de la banda, del disco nuevo “En este barco” y de la presentación de la misma este jueves 7 de setiembre a las 21hs en Casa Brava (Pichincha 120).
-¿Cómo surge en “En este barco”?
-"En este barco" es para Arbolito la vuelta al disco después de muchos años de grabar en otros formatos, una resistencia y un deseo muy grande de hacer una obra completa, 9 canciones, climas, texturas, silencios, diferentes cosas que queremos contar. Estábamos cumpliendo 25 años de banda y quisimos festejarlo con lo mejor nos sale, un disco con canciones nuevas. Generalmente se hace un disco con los temas más conocidos, con invitados, una especie de auto homenaje...Nos celebramos con este nuevo comienzo que es lo que es un disco nuevo para nosotros.
-En tiempos turbulentos la música resulta tener un poder curativo y catártico, ¿Qué catarsis hacen en este disco?
-En estos tiempos que estamos viviendo no hay catarsis que alcance jajaja... Sí, la música cura y ayuda a transcurrir cualquier etapa de la vida. "En este barco" pasa por diferentes estados, algunos más populares, de denuncias, encuentros, abrazos o luchas y otros más íntimos y filosóficos, lo lindo de la música y las canciones es que una vez que salen ya son del aire y cada uno puede sentir o pensar lo que más necesite en ese momento de su alma.
-¿Qué balance hacen desde sus comienzos hasta el presente?
-El balance es todo positivo, nunca nos propusimos ni una partecita de lo pudimos hacer y vivir con Arbolito. Un grupo de amigos y compañeros de la escuela de música de Avellaneda que a fines de los noventa salió a gritar lo que tenía adentro, a divertirse y a compartir la música sin más pretensiones que esas, 26 años después seguimos cantando, tocando, grabando y compartiendo, con miles de kilómetros de ruta encima, plazas, teatros y estadios y un montón de canciones que quedaron en el cancionero popular. Quizás algo negativo es lo que cuesta en este país proyectarse, crear y seguir produciendo...
Proyecto colectivo
-¿Qué significa para ustedes como banda, como artistas, la permanencia de sus canciones a lo largo de estos años?
-¡Eso es el mismísimo éxito! No la guita ni la fama, que nuestras canciones se canten en un fogón en cualquier rinconcito del país, que docentes nos compartan sus experiencias trabajando nuestros temas con sus alumnos en escuelas, jardines y universidades no tiene precio. Esa es la energía que nos alumbra para seguir en este viaje. Y ver desde el escenario las caritas cantando con nosotros lo que alguna vez se nos pasó por la mente y lo hicimos canción. Somos muy agradecidos a la música y a Arbolito que nos trajo por este camino.
-¿Qué piensan que diría Nicasio Maciel, apodado Arbolito, sobre esta “libertad” que se asoma con aires de derecha?
-¡Sacaría las boleadoras y agárrate! Y le diría a su pueblo que apaguen los celulares.
Integrantes
Ezequiel Jusid: guitarras eléctrica y acústica, charango y voz.
Agustín Ronconi: guitarras criolla y acústica, charango, ronroco, quena, flauta traversa, violín y voz.
Pedro Borgobello: clarinete, sikus, quena, guitarra eléctrica, ukelele y voz.
Andrés Fariña: bajo y coros.
Diego Fariza: batería, cajón peruano, percusión.
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