Viernes 22.9.2023
/Última actualización 10:37
Los cuentos de la buena pipa presentan su último disco: “La entrega”. Además de nuevas exploraciones sonoras, este nuevo disco es único porque fue grabado en una sesión audiovisual en vivo, ya que al pensarlo, sus miembros cayeron en la cuenta de que no tenían registro alguno de sus shows. La grabación se realizó un caluroso sábado de marzo, donde además de ellos, sus seguidores fueron también protagonistas de la grabación con sus danzas ceremoniales.
Una sesión de veintidós minutos que propone un universo distópico en cuatro canciones nuevas -completamente instrumentales- que conjugan rock, electrónica y ritmos ancestrales. El estreno se festeja el próximo 30 de septiembre en el Centro Cultural Guemes con un show junto a Suave Lomito y Juan Fak. Entradas a la venta por www.entradaplay.com.
Este último disco, aseguraron, fue pensado para tener registro de un show, y a la vez para homenajear a su público. Fue grabado en vivo por Carlos Altolaguirre -quién armó un estudio móvil en la locación elegida - y producido por Arian Frank. Es el último proyecto sonoro que, luego de varios meses de producción y estudio, ahora comienza a rodar.
A lo largo de estos 15 años, Los cuentos de la buena pipa llevaron su ritual por Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos, Mendoza, Misiones y la Patagonia en Argentina, y por Chile, Uruguay y Brasil, afuera del país. Su música es un viaje que se bifurca y se potencia en los cruces: ciudad y naturaleza, oscuridad y luz, analógico y digital.
Este medio quiso conocer sobre aquel virtuoso recorrido y sobre este nuevo corte, un brebaje pensado en conjunto, sin letras, y que produce la inmersión en un mundo ancestral. Por eso dialogó con E’bo, quien es voz, guitarras, síntesis digital y programaciones de la banda.
-Este disco es el único totalmente instrumental, aunque siguiendo algo del estilo de ustedes de fusión y trance. Contame cómo lo compusieron, y si la decisión de que no haya letras tiene que ver con la búsqueda de eso ancestral de los rituales, que se percibe en los temas así como en el mismo nombre del disco “La entrega”.
-La decisión de esa composición es la de hacer un disco nuevo para compartir en vivo con un pequeño grupo de personas que es parte de nuestro público. Caímos en la cuenta que después de tantos años, no teníamos registro de un recital de calidad de Los cuentos, y por eso decidimos grabarlo así.
Lo de las no letras se fue dando. Hubo algunas líneas de voces que se grabaron en estudio pero se fueron descartando porque salió natural así.
Ayudó mucho la parte gráfica que laburamos con el artista amigo Diego Baigorri que iba co-componiendo: escuchaba las zapadas e iba componiendo, armó personajes y relatos, que hizo que esto suene más a banda sonora de una película.
Le sacamos así las pocas letras, y para la composición tomamos el librito, que es nuestro manual: zapar, escuchar y sentir las partes donde estábamos mas conectados y re-trabajar esas improvisaciones después.
-Pasaron ya 15 años de sus comienzos. Han explorado en los primeros años en el cruce con otras artes como la escénica con las performances que proponían en sus recitales, y también algo que era más visible era la influencia de la cumbia santafesina y el folklore. Persiste claramente el rock y la electrónica en su propuesta más reciente. ¿Cómo fue ese camino de mutaciones para la banda de aquellos primeros temas a hoy?
-El segundo tema es como un reggaeton (que le decimos “el guerreton”), es con esa base rítmica, y se sumó Mauro Cerione con la percusión que le pone música latinoamericana. El núcleo más duro de la banda sigue un poco más en el rock.
Creo que fue decantando. Nunca tuvimos una idea consciente de banda. Era ver qué salía entre los integrantes, y en el principio fuimos hasta 13 miembros. Era gente del teatro, las artes plásticas, diseño de vestuario, la literatura. De ese mejunje que era el grupo más caótico, fue decantando más en una banda de músicos. Y llegamos a ser cinco, 100% de banda de rock.
Eso nos permite pulir mucho más lo que más nos gusta hacer. En los años, cuando hemos sentido la necesidad de sumar otras disciplinas fuimos llamando al que sabía hacerlo.
“La entrega” fue hecha para registrar un vivo de Los Cuentos. Ese era el objetivo. Y llamamos a un equipo, con 40 personas del público que se sumaron a grabar esa especie de ceremonia.