Al otro lado del teléfono, Fede Montero –con la humildad que lo caracteriza-se intriga con al entrevista.
El cantautor y productor charló con este medio. Está presentando una de sus canciones más poderosas, “El guardián de los misterios”. Ha trabajado con Lali, Cris Morena; trabajó además en sellos como Sony Music, Warner.
Al otro lado del teléfono, Fede Montero –con la humildad que lo caracteriza-se intriga con al entrevista.
El cantautor, con una destacada y reconocida carrera a sus espaldas y un éxito que lo avala ante cualquier crítica, conserva una genuina inocencia. Mirador Provincial charló con él y estas son sus respuestas.
Ha trabajado como compositor, artista y productor para grandes empresas, como Sony Music, Warner y Disney. Ha conseguido discos de platino y de Oro, así como múltiples premios entre sus producciones.
Tuvo la oportunidad de compartir créditos con grandes artistas como Topa y Lali, Cris Morena, etc.
Paralelamente a su carrera musical, posee un camino asociado con la búsqueda de conocimiento personal desde hace más de 14 años. Posee, entre otras, formación en la línea del chamanismo Tolteca y ha adquirido entrenamiento con chamanes de diferentes comunidades indígenas durante más de una década. La exploración del mundo interno y el comportamiento humano se fusionan en su música Y su voz, que transitan las vías de su propio auto descubrimiento para abrir nuevas posibilidades, tanto artísticas como energéticas.
-¿En qué te basaste para hacer “El guardián de los misterios”?
-Es una canción que aparece luego de haber tenido una serie de experiencias en las que pude entrar en contacto con un aspecto que se siente más impersonal que propio, pero a la vez íntimo. Un aspecto de mí que no es mi personalidad y que está fuera de la forma. Como el resto de las canciones de este disco que se llama "Hijo del sol", es un recordatorio para mí mismo, para no olvidar de dónde vengo y lo que voy encontrando en el camino de vuelta hacia ese lugar.
-¿Cómo surge el interés en lo chamanico? ¿Cómo se plasma todo lo vivido y oído en las composiciones musicales?
-Surge de verme de frente con el dolor y percibir que habían muchas cosas que no comprendía de mí, y que no me cerraban. De presentir que había otras cosas actuando en la supuesta realidad y que no todo era como me dijeron que era. Surge de un intento de individuación y libertad. El impulso de componer es, quizás, la necesidad de trazar un mapa, o más bien ir dejando marcas en el camino para no perderme. El "cómo" es realmente un misterio que no sé describir. Quizás tenga que ver con tener un canal lo más limpio y disponible posible para que cuando la información llegue uno pueda estar a la altura de la circunstancia.
-¿Cómo surge en vos el interés por la música?
-En un principio, por ver a mi padre cantar y tocar la guitarra, por querer ser como él. Luego por darme cuenta que era algo que brotaba con intensidad y cierto tipo de facilidad de mí.
-¿Cómo transcurrió tu infancia? ¿Qué recuerdos atesoras de tu barrio?
-Crecí en los 80’, el mundo era muy diferente al de hoy. El interior de Tucumán, siempre rodeado de amigos, los juegos eran físicos. Las siestas eran importantes, cuando creces en un lugar donde hace mucho calor es así. Los padres dormían y los hijos salíamos a jugar libres. En la esquina había un cañaveral donde inventábamos todo tipo de historias. Hermoso.
-¿Cuáles son esas influencias musicales?
-Muchas y variadas. Convertirme en productor terminó siendo una necesidad personal y luego comenzó a ser una forma de ganarme el sustento produciendo para otros. Y al ser ese tu trabajo necesitas llegar al fondo de muchos estilos, las raíces de los géneros. Se abre un abanico enorme adentro, que luego, para ser artista, se pone confuso y uno no sabe cómo enfocar para poder ser conciso. También residir tantos años (9) fuera del país donde uno creció influye muchísimo, no solo musicalmente, por supuesto. Pero claramente la música que está en el inconsciente colectivo argentino es mi principal influencia. Rock nacional, sobre todo lo previo al 2000. Tuve una etapa de rock británico muy fuerte, otra de funk profundo, otra de blues encarnado. La música latina, el pop siempre sonando en la radio. Pero me doy cuenta que el folclore me atravesó por todos lados, mientras más grande me pongo, eso se vuelve más fuerte.
-¿Cómo definirías tu música?
Una mezcla de todo lo anterior. Estoy tratando de vivir una vida intensa para poder tener algo que contar y, a la vez, estoy buscando una manera de hacer música lo más consciente que puedo. Aportando un poco de lo que quisiera que haya en el mundo y menos de lo que no quiero. Diría que se está forjando una especie de pop/folk/rock con letras enraizadas, pero no me cierro a que siga variando. De hecho me encantaría.
-Hay una sensibilidad poética en tus letras.
-¡Gracias por ese halago!
-¿Qué balances haces desde tus comienzos hasta el presente?
-Podría analizar un montón de cosas, pero la verdad lo que más me llama la atención es el papel tan importante que tuvo la música siempre en mi vida y como me ha ido llevando de la mano a abrir puertas, internas y externas también, para vivir una vida con sentido. Comencé siendo muy niño y tantos años después sigo amando explorar ese mundo como el primer día.
Punto de vista
-Siendo críticos con el sistema industrial, ¿Ves que haya una desconexión emocional e intelectual con la nueva tendencia musical?
-Estamos siendo alimento de algoritmos, lo veamos o no. Hay una velocidad agobiante y una necesidad de satisfacer estímulos inmediatos. No me gustaría caer en decir que toda la música debería ser de tal o cual manera, pero sí quizás, hacer la observación de que cuesta mucho más ocupar espacios relevantes cuando uno no se une a la tendencia o cuando lo que se ofrece es algo que no esté sobre masticado y que te haga pensar o sentir más allá de una capa muy superficial de sensaciones dramáticas o de la hiper sexualización. El culto al ego o a la personalidad. Dejamos de ser artistas para ser “entretenedores” o “influencers”. El medio se vuelve el fin. Todo parece y suena “normalizado” Eso, creo que no está bueno.
-¿Cómo te gustaría que tu música sea interpelada por los oyentes?
-Creo que pretender que reciban de alguna manera en particular algo que yo entrego no sería el camino. Desde este lado tener la oportunidad de compartir y ser escuchado es un honor, que alguien se tome un momento para escucharme ya es enorme para mí. Y si en ese ratito aporto algo, eso sería hacer magia.
-¿Qué papel juega el rol clave a la hora de componer y ser productor al mismo tiempo?
-Creo que eso tiene un lado positivo que es el poder concretar algo de principio a fin. Cuando uno es introvertido eso es bueno, pero se corre el riesgo de quedarse dando vueltas ensimismado. Ya me pasó. Ahora trato de compartir con amigos el proceso para no caer en esa trampa y todo se enriquece mucho más. En cuanto a lo artístico, significa tener más herramientas a disposición para comunicar. Producir entrena la capacidad resolutiva así que muchas veces el proceso de llegar a lo que quiero se acorta. Me gusta que haya otras orejas, dentro de lo posible, siempre. Recurro mucho a Mauro Cambarieri, que es mi compañero de aventuras de producción desde hace 18 años. Lo admiro y confío demasiado en él y en su criterio.
-¿Qué te ocurre internamente cuando estás en medio de la búsqueda introspectiva?
-Bueno, son mundos, universos enteros, me pasan muchas cosas cuando estoy ahí. Paso mucho tiempo en práctica y en estados de introspección, de hecho, actualmente vivo solo al pie de una montaña, el lugar ideal para hacerlo. Pero hay algo que pasa cuando quiero traer algo de esos mundos a este, muy difícil de expresar, y sobre todo muy difícil describir algo diferente a lo que todo dicen sobre eso. Es un instante fuera del tiempo y del espacio, donde uno está sumergido en el presente total y pleno. También creo que es un trabajo de humildad enorme, dejar que una idea te habite y servirle con amor.
El arte desde lo pedagógico
-Desde tu oficio de músico, ¿Cómo ves la enseñanza con la música en las escuelas?
-Creo que hace falta jugar más y alimentar la conexión de los docentes con los alumnos, desde lo humano. Revisar la estandarización de la enseñanza, no todos somos iguales ni necesitamos lo mismo. La música es y debería ser siempre algo entretenido, si aburre no es por ahí.