El guitarrista y compositor Lucas Ferrara presenta su proyecto musical más personal: Ruido Gaucho. En su álbum debut, la mezcla de géneros como el tango, el folclore y la electrónica se entrelaza con la participación de artistas invitados.
“Ruido Gaucho es un juego, una conjunción de dos territorios que se tocan y tensionan para formar un diálogo un poco caótico”, dice Ferrara. Foto: Gentileza producción
El guitarrista y compositor Lucas Ferrara presenta su álbum debut con su nueva agrupación, Ruido Gaucho. El disco (que lleva el mismo nombre) incluye composiciones propias que van desde la canción al folclore y al tango, al tiempo que incorporan sutiles atmósferas electrónicas. Invitados como Manuel Moretti de Estelares, Kalefa de Karamelo Santo, Rocío Sanjurjo Ábalos y Emilia Parodi enriquecen el proyecto.
Con canciones gestadas durante la pandemia, Ferrara colaboró con el productor musical Pelu Romero para producir y grabar el material, amalgamando lo acústico con lo electrónico y plasmando la dualidad entre campo y ciudad.
“El proyecto Ruido Gaucho surgió durante la pandemia, a mediados de 2020. Al no poder continuar con las presentaciones en vivo habituales de los diferentes proyectos en los que me encontraba trabajando, aproveché el tiempo de aislamiento para dar forma a algunas ideas musicales que terminaron siendo las canciones que conforman este primer álbum”, explicó en una entrevista con este medio.
Foto: Ana Paula Hall
“Yo venía hace un tiempo pensando en producir un proyecto de composiciones propias, y creo que el contexto y la necesidad terminaron de darme el impulso necesario para materializar esas ideas y darles el formato de un álbum”, agregó.
Ferrara integró el grupo Bombay Bs. As., con quien grabó ocho discos. También fue parte del cuarteto del guitarrista argentino Nicolás “Colacho” Brizuela y guitarrista y arreglador del grupo Criminal Tango.
Formó el Dúo Giuntini-Ferrara junto al violinista Bruno Giuntini. Y, en teatro, se desempeñó junto al grupo Los Macocos como músico en escena, compositor, arreglador y director musical. Actualmente, además de estar embarcado en su primer disco solista bajo el seudónimo Ruido Gaucho, forma parte del dúo “Tangos gastados” junto a Sebastián Cance.
Construir un concepto
-El disco presenta una mezcla de géneros musicales como el folclore, el tango y las atmósferas electrónicas. ¿Cómo lograron fusionar estos estilos de manera coherente?
-El tango principalmente, y en menor medida el folklore argentino, han sido los géneros musicales y poéticos en los que desarrollé gran parte de mi carrera como compositor e intérprete a lo largo de los años, siempre en formatos acústicos. El uso de sintetizadores, programaciones y ritmos electrónicos se impuso ante la imposibilidad de juntarme con otros músicos a raíz del aislamiento por la pandemia. Si bien siempre me interesó la música hecha con máquinas, ésta es la primera vez que decido involucrarme con dicho lenguaje en un proyecto propio, así que tuve que ponerme a investigar y estudiar sobre el tema. Esa mezcla entre sonidos criollos y electrónicos fue un poco la idea central sobre la que se construyó el concepto ruido gaucho.
-¿Por qué decidiste llamar al proyecto "Ruido Gaucho"? ¿Qué significa ese nombre para vos?
-Es un juego, una conjunción de dos territorios que se tocan y tensionan para formar un diálogo un poco caótico. El ruido me hace pensar en la ciudad, la electricidad, el pulso constante de las máquinas. Lo gaucho lo veo más relacionado al campo, a los instrumentos musicales criollos, los silencios. Esta dualidad está presente a lo largo de todo el álbum, desde las letras y las músicas hasta el arte de tapa.
Como una película
-¿Cómo fue el proceso de selección de las canciones que finalmente formaron parte del álbum? ¿Hubo alguna que se quedó fuera y que te hubiera gustado incluir?
-Este disco surgió primero como un concepto, una idea general previa, como si fuera una película. Luego fui componiendo las músicas y escribiendo las letras que llenaron las escenas de ese relato, y cuando terminé de armar la última escena dejé de componer y pasé a la etapa de producción. Por lo tanto no hubo necesidad de dejar material afuera, porque todo fue compuesto y escrito en función de esa idea general previa. Es un disco muy conceptual y creo que tiene esa homogeneidad que le otorga el relato.
Plena confianza
-¿Cómo fue trabajar con invitados como Manuel Moretti de Estelares, Kalefa de Karamelo Santo, Rocío Sanjurjo Ábalos y Emilia Parodi? ¿Cómo influyeron en la dirección musical del álbum?
-La verdad que fue una bendición poder contar con el aporte de tan destacados intérpretes. Ellos son los que terminaron de dar forma a estas canciones, cada cual con su estilo e impronta, por lo que la dirección musical se fue dando de manera un poco espontánea. Tenía plena confianza en que iban a saber interpretar la esencia de cada canción, y así fue. Son artistas con una larga trayectoria y mucho oficio, lo cual hizo que sea fácil poder plasmar la intención que supieron imprimir con sus voces a cada composición. Estas colaboraciones fueron decisivas a la hora de cerrar conceptualmente la idea del álbum, y estoy muy agradecido por eso.
La influencia del entorno
-En la descripción del álbum, mencionas que viviste en Pigüé durante su creación. ¿De qué manera este cambio de entorno influyó en tu creatividad y en el sonido de las canciones?
-Pigüé es la ciudad donde me crié de chico y en la que estoy viviendo actualmente, después de una larga estadía en la ciudad de Buenos Aires. Posiblemente esta dualidad de la que hablábamos se haga presente también en la vida real, y desde allí se proyecte en forma de imágenes que nutran las canciones con las que trabajamos. Tuve la posibilidad también en Pigüé de terminar de dar forma a la idea original, al conformar el grupo con el que estamos realizando las presentaciones en vivo del material grabado. Los otros integrantes del grupo son Luciana Combes en voz e Iván Rosenbluth en guitarra eléctrica y sintetizadores, dos destacados artistas con los que tengo el gusto de poder compartir este proyecto.
Foto: Gentileza producción
Texto abierto
-Tuviste una carrera muy variada en términos de géneros y colaboraciones. ¿Cómo crees que esas experiencias previas influyeron en la creación de Ruido Gaucho?
-Tuve una formación musical muy variada y heterodoxa, siempre me interesó la música en su totalidad y en sus formas más disímiles. Indudablemente esta condición ha impactado en el resultado estético y comunicativo de la obra, lo cual me complace puesto que era uno de los preceptos de este trabajo. Ruido gaucho es un concepto abierto que está dispuesto a explorar diferentes sonidos, y ya estamos incorporando al repertorio nuevo material para las presentaciones en vivo y futuras publicaciones.
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