Sábado 16.9.2023
/Última actualización 10:05
La artista plástica y gestora cultural rosarina Lila Siegrist desnuda una serie de reflexiones y disgresiones en torno al vínculo con sus obras y con las influencias pictóricas, literarias y musicales de su vida, a partir de la intuición de una inminente muerte.
La propuesta lleva el nombre de “Carta a mi abogado”, y promete ser “un periplo heróico, autobiográfico y lírico”, que sucede en cuatro actos de lectura. Un convite de entrada gratis (previa inscripción), que se podrá ver el jueves 21 y el viernes 22 a las 20 en el espacio cultural La Toma, Tucumán 1349 de Rosario.
La artista y coleccionista tiene la intuición de morirse pronto y joven. Entonces decide organizar su inminente deceso, para lo cual convoca a su abogado de confianza para que la asista y la asesore en qué hacer con su colección, su biblioteca y su obra, “poniendo en duda el valor por esos objetos”.
En cada una de las cuatro lecturas se conocerá un relato, donde los lenguajes audiovisuales performáticos se expanden “en la reverberante y soterrada” sala de La Toma. En el borde de la ficción pictórica se conoce la autobiografía, las debilidades y los deseos de la artista y coleccionista Lila Siegrist.
De esta forma las lecturas atraviesan su mirada por las piezas artísticas que la conmovieron para escribir, los espacios rurales y campales, los espacios del arte y la pintura, los espacios de la política y las proclamas, y los espacios del cariño, aseguró.
La autora y creadora de la puesta enumeró algunas de las influencias sobre su vida y obra, que se podrá apreciar durante la performance: “La vida de Luisa Casati y las entrevistas a David Viñas, también Discursos de Norah Lange, Ensayos de Montaigne, El paraíso perdido de John Milton, El espejo en sombra de Emilia Bertolé, Un mundo de siete pozos de Alfonsina Storni, Silabrio de la decoración americana de Ricardo Rojas, Redescubrimiento de América en el arte de Ángel Guido, Libro de los muertos, ‘Quimey Neuquén’ de José Larralde, ‘Bolero de Ravel’ de André Rieu, ‘Hablando A Tu Corazón’ de Charly García y ‘La Vida y La Libertad’ por Teresa Parodi, de María Elina ‘Marily’” Morales Segovia”.
Este medio quiso conocer sobre la cocina de esta propuesta performática disruptiva, y consultó a Lila Siegrist sobre la germinación de esto, y si hay un vínculo o no con las artes escénicas.
-La propuesta es performática, pictórica, audiovisual, musical, en torno a la consigna de esa intuición de una inminente muerte, entonces surge la duda de qué se hace con el acervo. ¿Cómo surgió esa proclama? ¿Cuál era tu inquietud en relación a la finitud y la producción artística? ¿y hasta dónde se trata de una inquietud real o de una ficción como disparador?
-La idea surge, en un momento personal y laboral en el que me encontraba trabajando con textos, insumos, que merodeaban la necropolítica y que sucedían en los salones de la administración pública. Esos contenidos me despertaron ciertas inquietudes y un estado de lasitud y aturdimiento.
Así es que la inquietud real hace que le escriba una carta a mi abogado en la que le consulto qué hacer con estos objetos tan personales y queridos, que en ningún caso pueden tener interés o valor para la progenie. Son consultas a profesionales o asesores expertos en momentos algo límite.
Ahora esas preguntas, esas lecturas y esas escrituras son el sustrato de una nueva producción artística que fue conversada con Ángeles Ascúa, Virginia Negri, Georgina Ricci, Pablo Silvestri, Matías Pepe y Eliana Bianchi.
También pensar que las ideas vitales, así como los trabajos de los artistas que surgen de tareas situadas, alimentan un nuevo conocimiento que vuelve a despertar nuevos repertorios subjetivos en comunidad, más allá de la esperanza de vida o no de las individualidades. Así la tradición conversa con las emergencias, y se organiza un andarivel precioso y anómalo de transferencias.
Gentileza-En la adolescencia, ese tiempo de comprensión de la finitud, una amiga me confesaba que su deseo secreto era morirse un día para ver cuánta gente la quiere, quiénes la llorarían, cómo sería el mundo sin ella, para después volver a vivir. Me acordé de esa idea pícara cuando leí la propuesta, aunque más que en la búsqueda de saberse querido (que puede ser también), pensé en la inquietud desde tu amor a las obras y al arte, sobre qué ocurrirá con todo lo que para vos tiene tanto valor. ¿Sería esta carta a tu abogado una carta en realidad a los espectadores, para que entiendan tu cometido, y lo reverberen como las paredes de La Toma?
-Es linda la anécdota, pero no viene por ahí. No tiene el tinte de esa travesura. Mi amor por las obras de arte tiene el límite de poner en duda el valor por esos objetos. Los pongo en la instancia de objetos sin situación, desamparados sin mi mirada.
El proceso inverso del objeto encontrado o asistido de Duchamp. Eso, por un lado, lo instalo en el lugar de pseudo baratija, ese es el trabajo de traducción.
Y, por otro lado, en simultaneo, armo un periplo autobiográfico por distintos ámbitos que me han conmovido para escribir, y trabajar lo que podríamos enumerar como los espacios rurales y campales, los espacios del arte y la pintura, los espacios de la política y las proclamas, y los espacios del cariño.
-De antemano en el convite se despliegan todas las influencias que te han cultivado, entre obras de arte y literarias y son parte de tu recorrido como artista y coleccionista. Y sin embargo pensaba que esta obra es una puesta en escena con tu propia actuación. ¿Cómo pensás tu vínculo y tus influencias con el arte teatral?
-Mirá, tengo un tema con las artes escénicas, las que requieren un rigor que no conozco, y que espero no interferir.
Me sucede que este proyecto lo hemos planteado como cuatro instancias de lectura en voz alta, que es lo que hago hace 20 años, con cierta habitualidad en recitales de poesía, en festivales, en muestras de arte, en lecturas domésticas con amigas.
La primera lectura de mis poemas fue una performance que hicimos en Roberto Vanguardia en el año 2004 (creo) en la que invité a leer en voz alta a un locutor: un jovencísimo Federico Fritschi.
Entonces las influencias vienen de experiencias Dadá, de experiencias colectivas, de escuchar leer a compañeros y compañeras, de leer las historias de Noy con sus “numeritos”, de los discursos de Nora Lange, de las maneras expansivas de Mimí Escandell en como copaba la escena para dar clases en su taller de calle Corrientes en los 80’, y de mi paso por el trabajo en el Estado.
Este trabajo podría pensarlo como multiagencial, translenguajes y fundamentalmente como un ejercicio de lectura en voz alta al cobijo de ámbitos plásticos con un filo bastante border. En un lugar como La Toma, que es un lugar precioso.
Equipo de trabajo de Carta a mi abogado: Pablo Silvestri, Georgina Ricci, Eliana Bianchi, Matias Pepe, Magdalena Ibarra, Corcho Sonidos, Virginia Giacosa, Martín Szferco, Juana Zinny, Rosendo Zinny.