Sábado 3.2.2024
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El crítico de arte Henry McBride, según cita el diario La Nación en su edición del 9 de abril de 2022, aseguró una vez: “Gertrude colecciona genios más que obras maestras. Los reconoce desde muy lejos”. Se refería a Gertrude Stein una norteamericana de nacimiento pero europea si se toma en cuenta el lugar que eligió para pasar casi toda su vida, quien jugó un papel clave en las vanguardias que emergieron en el siglo XX. No como artista, aunque también lo fue, sino sobre todo como mecenas y figura aglutinante para los círculos artísticos que tenían epicentro en París. Su salón fue el punto de referencia para artistas, escritores y pensadores. Apenas van tres nombres, a modo de aperitivo: Pablo Picasso, Henri Matisse y Ernest Hemingway.
Stein según Pablo Picasso. Foto: Museo Reina Sofía de MadridLa contribución más importante que la humanidad (o, por lo menos, la parte de ella que ama el arte) le debe a Stein, quien nació el 3 de febrero de 1874 hace justo 150 años, tiene que ver con el espaldarazo que le dio a artistas vanguardistas. Su apoyo financiero, pero también de índole emocional permitió que artistas como los mentados Picasso y Matisse pero también otros menos conocidos como Juan Gris, Georges Braque, André Masson, Fernand Léger y Marie Laurencin pudieran continuar su trabajo experimental sin estar ahogados por las preocupaciones de la vida cotidiana. Es que, cómo escribió una vez Raúl González Tuñón en unos versos dedicados a Baudelaire el poeta (y, por extensión, el artista en general) es una persona “al que agobian o veces lo incomprensión, el barro, el alquiler, la luna”.
Hacer de París una fiesta
Más allá de su vínculo con el mundo del arte, Stein tuvo una vida fascinante. Nació en Estados Unidos y se crió en el seno de una familia acomodada de Baltimore. Tras una etapa de estudios en universidades estadounidenses, se trasladó a París antes de cumplir los 30 años. Este dato biográfico es significativo: en los albores del siglo XX, era una ciudad culturalmente rica, que había recobrado su esplendor luego de los males causados por la Guerra Franco-Prusiana y la posterior Comuna de París. Por lo cual era una lugar atractivo para artistas de todas disciplinas, con los cuáles Stein fue tomando contacto a través de los años, hasta convertirse en una figura influyente.
Vanity FairUna faceta significativa en la vida de la escritora y mecenas fue su relación sentimental y creativa con Alice B. Toklas. Se conocieron en París en 1907 y desde entonces vivieron juntas como pareja durante casi cuatro décadas. Su relación amorosa y su colaboración artística fueron fundamentales en la vida de Stein. De hecho, “La Autobiografía de Alice B. Toklas”, es una obra escrita desde la perspectiva de Toklas aunque en realidad fue concebida por Gertrude. Hasta ese punto llegó su compenetración.
Library of CongressCómo todo lo vinculado con la condición humana, Stein no estuvo exenta de claroscuros. Dolores Curia, en un artículo que publicó Página 12 en 2020 señala que “si bien la han llamado madre y gran benefactora del modernismo en el arte, Stein en otros aspectos de su vida era profundamente conservadora. A los 18 años perdió a su madre, un año después, a su padre, a quien odiaba con locura. Desde entonces vivió de rentas y fue fortaleciendo sus rasgos de dueña cada día más reaccionaria. Odiaba a Franklin D. Roosevelt y al New Deal, elogiaba a Francisco Franco y consideraba a las personas que trabajan para ella vagos o inútiles. Miraba con mucha desconfianza al feminismo y también, según Hemingway, solía decir que la homosexualidad era muy inapropiada entre varones”.
Miguel Calvo Santos, en historiaarte.com sostiene que “Stein, intelectual y escritora de carisma sobrenatural fue adquiriendo junto a su hermano Leo una impresionante colección de arte que nadie parecía valorar en esa época. No sólo actuaban de mecenas sino que eran unos verdaderos agitadores artísticos que motivaban a los artistas más audaces a ir más allá, animándolos y comprando sus obras, incluso cuando no estaban muy convencidos de la valía de estas”.
poetryalquimiawordpress.comIris C. Lago, en su artículo “Gertrude Stein, ‘influencer’ de la vanguardia parisina”, la define como “un personaje extraordinario que reúne todas las etiquetas posibles que podrían haber hecho de ella una marginada social: mujer, de origen judío, expatriada y lesbiana. Sin embargo se ganó la admiración de su entorno -no sin despertar al mismo tiempo grandes animadversiones- y más adelante alcanzó fama y prestigio internacional. Aun así, la academia no ha sido justa con ella a la hora de darle un lugar en la ‘historia oficial’, del mismo modo que ha sucedido con tantos otros nombres femeninos de todos los tiempos”.
Esteban Pujals, en un artículo para la Fundación Juan March, sostiene que “en el caso de Gertrude Stein se diría que en el conjunto unitario constituido por su obra y por su vida ambas se corresponden y completan como el símbolo del ying-yang: la sensación de rareza que experimentamos ante la obra parecería equivaler a una sensación análoga de extrañeza ante la información, poca o mucha, sobre las circunstancias de la vida. Lo que esta aparente armonía de rarezas ha venido a consolidar es una noción de normalidad tras la que se agazapa el formidable prejuicio que durante cerca de un siglo ha impedido comprender la ambición de Stein como escritora y su considerable contribución a la cultura literaria y artística de nuestros días”.
Carl Mydans / LIFE Picture CollectionIndependientemente de las distintas miradas, lo cierto es que el aura de Stein se proyectó durante todas las décadas que siguieron a su labor y a su fallecimiento, acaecido en julio de 1946. A tal punto que, como indicó el portal Infobae en un artículo dedicado a su figura, artistas de distintas disciplinas como John Cage, Jasper Johns, Robert Rauschenberg, Merce Cunningham, Trisha Brown y Andy Warhol se inspiraron en ella para explorar las fronteras de la vanguardia.