Sueños, cuchillos y la incisiva exploración del mundo interno
El cuarto libro de la escritora y periodista cultural Gabriela Mayer ofrece dieciséis historias de trabajados perfiles psicológicos. Una prosa cruda, directa y coloquial que habilita un lugar de pertenencia al lector. La edición es resultado del sello editorial Milena Caserola.
“Sigo escribiendo cuentos, un género que me encanta y en el que me siento muy cómoda”, dice la autora. Foto: Gentileza
La muestra fenomenológica sin la explicación de los acontecimientos internos es quizás unos de los logros narrativos más elocuentes de Gabriela Mayer a la hora de escribir esta serie de cuentos que componen los dos grupos de ocho historias que dan forma a “Sueños como cuchillos” .
La destacable construcción psicológica del mundo anímico de los personajes acercan al lector a las distintas historias, sumergiéndolo en un mundo que rápidamente cobra vida, perdiendo de vista el texto escrito en la fantasía vivida con su lectura que se presenta con la cruda naturaleza de los acontecimientos. Prosa directa, al hueso y sin rodeos. Los relatos de Gabriela Mayer tienen la grandeza de los grandes textos que camuflan la literatura en aparente simpleza, funcionando en el volcán del monto afectivo generado.
El lector no podrá retirar su foco ni dejar de verse en la paranoia de un embarazo, la reinscripción de los antiguos amores en la cabina de un peaje, la muerte simbólica de un padre empecinado con el correcto cierre de las puertas de entrada o la voracidad callejera que se personifica en la voz imperativa de un narrador en primera persona que ordena conducir las calles de la ciudad de Buenos Aires, con el único propósito de llevarse puesto todo y la rienda suelta de su caníbal interior.
Foto: Gentileza Paola Liguori
Lo escatológico y su síntomatología entretejen un universo complejo que se presenta de forma condensada con finales inesperados. Cuentos por momentos crudos, realistas, escalofriantes pero alucinantes. Las historias de Gabriela Mayer son cercanas a cualquier tipo de lector, lo que da cuenta de una literatura rioplatense con tintes universales.
En la segunda parte del libro la autora se aparta del protagonismo femenino que ocupan los primeros ocho relatos y da lugar a cuentos donde el contexto histórico, la ambientación y el protagonismo de niños/ adolescentes cobran mayor fuerza.
En el segundo grupo de ocho relatos aparecen temáticas como Malvinas (Ahora todos contentos), la ecología (Prima), el primer amor ( Miraba sus Zapatos ) o la inseguridad y diferencia de clases (Sueños con cuchillos).
Escribe Enzo Maqueira con mucha certeza en la contratapa: “Los relatos de Gabriela Mayer le hacen honor al título de su libro: parecen sueños capaces de hacer daño, aunque orillan la realidad y a menudo son consecuentes con la mirada sorprendida de una niña destinada a presenciar cómo el mundo de los adultos se dobla sobre sí mismo” y agrega “Una prosa contundente que vuelve a Sueños como cuchillos un libro destinado a permanecer, como una cicatriz, en nuestra memoria”.
Gabriela Mayer en primera persona
-¿Cómo fue el proceso de producción de los cuentos?
-Mi tercer volumen de cuentos, “El pasado sabe esperar”, se publicó en 2018. A partir de entonces, fui escribiendo gradualmente los dieciséis cuentos que luego pasarían a integrar Sueños como cuchillos. El cuento que lleva ese título es el primero que escribí y el encargado de cerrar el libro. Y el cuento cronológicamente más reciente es “Hablando de Le Corbusier”. Si tuviera que ponerles fecha, diría que son cuentos nacidos y corregidos entre 2019 y 2021. Es posible que la irrupción de la pandemia les aportara un tinte un poco más cruel y oscuro. Escribir ficción me permitía evadirme por un rato de un mundo incierto y distópico, pero probablemente la angustia seguía ahí.
-El libro se estructura en dos grupos de cuentos. ¿A qué se debe la selección?
-El libro está conformado por dos partes, cada una de ellas con ocho cuentos. El primer tramo de Sueños como cuchillos reúne relatos con protagonistas mujeres en vínculos afectivos conflictivos o turbulentos, como en “Reptiles”, “La condena de Peter Krag” o “La tucumana”. Varias de las protagonistas atraviesan situaciones en parte extremas e intentan subvertir su entorno, reinventándose desde lo simbólico hasta lo más concreto. La segunda parte, en tanto, compila mayormente miradas de infancia de niñas o adolescentes. Estas miradas sobre sus mundos íntimos, desde la escuela hasta los lazos familiares y de amistad, pueden parecer inocentes, pero no lo son. Porque en definitiva descubren que estos universos no ofrecen garantías y pueden venirse abajo como un castillo de naipes. Pienso que lo que tienen en común los personajes de este libro son los sueños incumplidos, los deseos sin realizar. Se convierten en sueños como cuchillos, que los lastiman.
-¿En qué mundos se insertan los personajes que cobran vida en tus historias?
-Algunos personajes se insertan en universos que yo misma transité, como el periodismo, ficcionalizado en uno de los cuentos, “La entrevista a McCartney”. O contextos históricos que me marcaron profundamente, como la irrupción de la guerra de Malvinas durante mi infancia, acontecimiento en el que se enmarca “Ahora están todos contentos”. También me pareció un ejercicio interesante situar acciones de algunos cuentos en espacios que me resultaban familiares. Por eso, varias de las tramas (como en “Primas” o “Conejitos”) se sitúan en casas reales que conocí.
-¿Estás trabajando en algún otro proyecto?
-Sí, sigo escribiendo cuentos, un género que me encanta y en el que me siento muy cómoda. Ya escribí unos cuantos cuentos nuevos. También hay un par de ideas que estoy dejando decantar, antes de sentarme a desarrollarlas. Algunos cuentos parten de un registro similar a Sueños como cuchillos, pero igualmente me parece que, de a poco, se van desmarcando. Espero que vayan transitando su propio camino, hasta habitar pronto un nuevo libro.
Foto: Gentileza
Fragmento del cuento “Reptiles”
“Hacía tiempo que no volábamos y llegó un día en el que ya tampoco pudimos flotar. No es tan grave, le dije yo. Claro que no, me respondió él. Si la mayoría de la humanidad camina. Por la casa empezaron a resonar mis pasos, más ligeros, y los suyos, más pesados. Cada tanto nos seguíamos, pero otras simplemente cada uno iba por su lado. Es lindo caminar, me dijo él. Sí, la verdad que sí, dije yo. Volar era muy cansador. Y flotar, también. Ya no quedaba rastro de nuestras alas. Y, cuando intentábamos flotar, apenas nos elevábamos unos centímetros”.
Bio
Gabriela Mayer (Buenos Aires, 1971) se graduó en Ciencias de la Comunicación en la UBA. Publicó los libros de cuentos “Los signos transparentes” (2003), “Todas las persianas bajas, menos una” (2007) y “El pasado sabe esperar” (2018). Sus relatos también integran antologías y publicaciones de Argentina y del exterior. Actualmente colabora como periodista con Infobae Cultura y está a cargo del área de prensa del Goethe-Institut Buenos Aires. Fue editora durante más de veinte años del servicio español de la Agencia Alemana de Prensa (DPA). Obtuvo varios premios y menciones en diversos certámenes literarios. Con su relato “El jueves del sillón” ganó el primer premio del XV Concurso Leopoldo Marechal en el año 2028 y el cuento “La terraza” recibió el segundo premio del Concurso de Cuentos Victoria Ocampo 2015 “Nelly Arrieta de Blaquier”.
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