“Bon Jovi x Valentinos” y Appetite “The Guns N’ Roses Experience” se presentarán en Tribus Club de Arte (República de Siria 3572) el sábado 5 de abril a las 21. Las entradas están a la venta en boletería de Tribus y a través de Ticketway.
Valentinos interpretará las más destacadas canciones de la banda liderada por Jon Bon Jovi, mientras que Appetite ofrecerá un espectáculo centrado en la época 88-93 de la banda de Los Ángeles. El Litoral conversó con Pablo Valentino, vocalista de la primera banda, para anticiparse a una noche de recuerdos.
“Bon Jovi x Valentinos” y Appetite “The Guns N’ Roses Experience” se presentarán en Tribus Club de Arte (República de Siria 3572) el sábado 5 de abril a las 21. Las entradas están a la venta en boletería de Tribus y a través de Ticketway.
Valentinos es una banda argentina liderada por los hermanos Valentino (Pablo y Nacho, a acompañados por Mauro Graziano), con una devoción palpable por la música de los años 80 y 90, Valentinos ha consolidado su reputación como uno de los tributos más respetados en el país. Su espectáculo, “Bon Jovi x Valentinos”, es un viaje emocional que recorre los éxitos de Bon Jovi.
Appetite “The Guns N’ Roses Experience”, considerado el show tributo más grande a Guns N’ Roses, ofrece un espectáculo centrado en la época 88-93 de la mítica banda hollywoodense. Recorriendo sus años dorados, Appetite propone un viaje en el tiempo para revivir junto a grandes y chicos los clásicos que marcaron a varias generaciones.
Para adentrarse en una noche de clásicos, El Litoral conversó con Pablo Valentino, repasando más de una década de trabajo.
-¿Cómo y cuándo arrancó esta idea del tributo a Bon Jovi, y esta formación de Valentinos que es hoy el espectáculo Bon Jovi por Valentinos?
-Comenzamos Bon Jovi por Valentinos desde una cuestión de una pasión: con mi hermano, con quien formamos la banda, tenemos la suerte de ser intérpretes; de poder interpretar su música. Y logramos encontrar un concepto, con el paso de los años (después de tocar sus canciones, de hacer muchos shows y demás) que se llama “un show de fans para fans”. Habla un poco de que uno, como un intérprete, está conectado con el público de Bon Jovi, de una manera que no necesita una imitación exacta de la banda.
Lo cual nos da esa libertad de poder hacer un show en el cual la gente conecta desde el lado de las canciones: en nuestro show se trasladan a haber estado en algún momento de su infancia, o siendo más jóvenes, en algún mismo concierto de Bon Jovi; y que puedan trasladarse a estar con ellos y sentir esa identificación con lo que hacemos nosotros. Que se puedan transportar y poder ser parte de Bon Jovi ellos también.
El concepto “de fans para fans” nació desde ese lugar, siendo respetuosos y conscientes de que somos como ese puente entre Bon Jovi y su público.
-También en ese “de fans para fans” hay una conexión muy especial que ustedes como fans también tienen con cada una de esas canciones que van a interpretar.
-Sí: terminamos el show y seguimos escuchando Bon Jovi; las familias están inundadas de Bon Jovi, por decirlo de alguna forma. Es una forma de vida, es pertenecer a algo que trasciende, que va más allá.
Eso se plasma en el show y es único, porque todos vienen a disfrutar de esas canciones, y a compartir, cantar, saltar. Es un show que empieza siempre muy alto y termina más arriba, con una energía increíble; que la gente que nos conoce vuelve y las que vienen por primera vez se quedan fascinados, de decir: “Qué bueno que estuvo, me hicieron acordar a cuando yo los vi a Bon Jovi en tal show o en tal cancha”. Y eso es lo que más contentos nos pone.
-¿Cómo es abordar ese repertorio? ¿Qué cosas tienen en cuenta a la hora de decir: “Mirá, tratemos de abordar esta canción”, o meterse en esa música?
-Lo primero que pensamos es que a medida que van pasando los años los shows tienen que ser más largos: porque ya prácticamente ninguna canción se puede quedar afuera. Obviamente que hay un montón de “obligados”: “Livin’ on a Prayer”, “You Give Love a Bad Name”, “It’s My Life”, canciones que son muy pedidas desde el principio, y que hay que aguantarse a veces la ansiedad hasta el final; que son las más clásicas, las más cantadas.
Después tenés otra parte del show donde uno hace hincapié en baladas, y ahí tenés que pensar también qué balada no puede faltar: “Always”, “I’ll be There For You”, “Never Say Goodbye”, son canciones emblemáticas.
Y después tenemos la primera parte del show, que es donde hacemos canciones que ni el mismísimo Bon Jovi ha hecho: está buenísimo porque se pueden escuchar canciones de lados B, canciones que por ahí son de discos donde ellos cantaron menor cantidad de canciones. Y todo eso siempre va mutando, show tras show, como para tener siempre algo nuevo, o que la gente haya escuchado canciones que por primera vez se hacen desde nuestro lado.
-También adaptando el show a cada contexto o cada lugar donde se presentan.
-Exactamente: hay shows que son de una hora y media, y hay que ver qué se saca, qué se pone; qué canción hemos hecho en el show anterior, y siempre dar algo nuevo en concepto: desde las visuales hasta qué canciones la gente también va pidiendo en las páginas. Es un sistema muy lindo que se va articulando a medida que uno va, show tras show, a las localidades.
En este caso, que vamos a estar en Tribus, en Santa Fe por primera vez, es muy lindo: son todas primeras veces. Entonces te plasma un show bien articulado entre canciones muy conocidas y emblemáticas baladas; y alguna que otra cosa que por ahí en la presentación del show tiene como sorpresa. Está bueno y por nos mantiene entusiasmados.
-¿Hay algún show en particular que recuerden como que fue muy importante, memorable para el proyecto?
-Hay uno muy grande para nosotros desde el lado emotivo, que fue cuando pudimos realizar por primera vez un show en La Trastienda, acá en Capital Federal. Desde los comienzos fue como decir: “Che, esta tendría que ser una de las metas a lograr”, y se pudo hacer. Llenarla, y encontrarse con tanta gente que le gusta a Bon Jovi... porque hace más de 10 años que estamos y empezamos desde muy abajo, empezando en bares, empezando a acercarnos nosotros a cada lugar; a veces medio de prepo, porque por ahí no están queriendo escuchar un show (risas); pero terminan siendo enganchados de eso.
Y el haber podido lograr, después de diez años (y más ya), con mi hermano encontrarnos en ese escenario tan especial por lo esperado, fue como un premio. Así que felices por eso.
-El año pasado fueron elegidos por la embajada de Estados Unidos para el Día de la Independencia. ¿Cómo les dieron la noticia y qué significó para ustedes?
-Fue la reconfirmación de que lo que hacemos está bien. Fue como la frutilla del postre. Ellos iban a hacer su Día de la Independencia, y el motivo eran los “icons” de ellos, los iconos americanos.
Cuando nos llegó la llamada de que querían contactarnos para que cantemos canciones de Bon Jovi para su evento, porque creían que era de lo mejor que había acá y que no habían podido creer el nivel de show que estábamos dando, uno se siente agradecido. Y a la vez son las cosas que te entusiasman a decir: “Mirá donde llegó el show ‘de fans para fans’”. Uno lo hace el lado humilde, desde el corazón; desde nosotros que somos dos hermanos, y fue como un premio muy grande.
En su momento, gracias a Dios, tuve la posibilidad de estar con la banda, con Bon Jovi en México, en 2002. El haber estado ahí con ellos y después que nos convoquen para este evento es como un premio doble, estuvo buenísimo.
-Habías estado en el programa “Quiero ser famoso por un día”.
-Exactamente. Por eso hablamos del show “de fans para fans”, y ser ese puente entre Bon Jovi y el público de él: es como prestar un brazo del que estuvo al lado de Bon Jovi, por decirlo de alguna forma. Contar esas anécdotas, ese conocimiento; siempre me preguntan: “¿Cómo fue? ¿Qué les dijiste? ¿Qué te hablaron? ¿Qué te dijeron? ¿Le pudiste mandar material?”. Sí, hice todo lo que pude; menos cantar, que no me permitieron (risas).
-Decías, que no son una banda clon, una banda que se disfrace particularmente, pero es una experiencia.
-Lo definimos como un show de personas apasionadas por Bon Jovi, que se reúnen a dar una fiesta “bonjovera” con su público; y que somos bendecidos de haber podido llegar a donde llegamos con el esfuerzo y con el profesionalismo con el que intentamos tratarlo: básicamente empezó como un hobby y terminó siendo un trabajo.
Así que creo que somos tocamos por la varita: de poder hacer lo que nos gusta y encima ser bienvenidos desde el público. Porque no es un concepto de caracterización, sino de que es como estar en un show de Bon Jovi.
-Hablabas de ser puente. ¿Qué significa para ustedes ver que hay nuevas generaciones disfrutando de esa música a través de la banda? Por ahí no habían nacido cuando esas canciones eran nuevas.
-Hoy en día te diría que ya es ATP el show. No en todos los lugares se puede, pero cuando se puede, muchísimos chicos cantan las canciones de Bon Jovi. Que es como le pasa por ahí a mi hija, que lo escuchan permanentemente en la casa. Se hace muy familiar todo, y todo se ve desde ese ángulo: de ese disfrute que es en su momento, cuando me vinieron a ver por primera vez, habrán entendido: “Uy, qué bueno esto, me hizo acordarlo cuando lo vi cuando era chico”; y ahora poderlo disfrutar con sus hijos, familias, es muy lindo de compartir.
-¿Qué metas se ponen en el plazo mediano plazo, o el futuro más cercano, para seguir creciendo?
-La meta principal es poder cada vez ser más... no te diría convocantes, pero sí que cada vez se reconozca más el trabajo que uno hace desde la pasión. La segunda meta es (que hemos podido trascender por primera vez el año pasado) es ir a otros países: consideramos que es algo universal Bon Jovi, y que nos merecemos probar a ver cómo funciona nuestro show con otro, público, en otro país.
Hemos estado en Uruguay, en Montevideo, nos han sorprendido: esa dedicación que nos dieron, el trato, el llenar el lugar siendo la primera vez que íbamos. Esas cosas hacen que uno quiera cada vez conocer más lugares y transcender fronteras.
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