Los puertos son así, aluvionales. Rosario lo era. Mar del Plata lo es. De todas partes vienen, venían, la razón es única: buscando el horizonte, la esperanza, el mañana menos difícil que el anunciado en el sitio de donde partieron. Nunca se termina de conformar el perfil regional, el aluvión sigue. Así fueron estas dos ciudades. A Mar del Plata se le suma, después de la década del 50, el turismo gremial. Una ciudad El Puerto, otra los inmigrantes, otra “las familias bien” de Buenos Aires (que lentamente se fueron) y otra esa masa que puede reconocerse contestando este facto: si en Mar del Plata aparecen 4 millones de personas simplemente son argentinos que pueden llegar a ver el mar, pisar la arena y estar, simplemente estar. No es esta una columna de sociología, pero es difícil comparar las plazas hoteleras de MDQ y las de Rosario o Santa Fe. Esto si es Turismo. Los aluviones, por el contrario, son comparables.
Otra circunstancia que iguala, aunque ahora hay ventaja -creo- para Mar del Plata, es la cantidad y calidad de músicos regionales. Caramba, al Cosquín fueron más de 19 solistas y grupos, salidos de un Pre Cosquín en Mar del Plata. Sin músicos imposible de creer, sin “aluvión” inentendible. Debemos creerlo: sucedió. Debemos entenderlo: hay cantera y audiencia para que los escuchen.
Saquen sus cuadernos, tema: política internacional, estrategia siglo XXI... anoten... (podría ser una clase un día cualquiera, es una de las contradicciones de la ciudad) la prueba de conocimientos la pide la profesora: Profesora en Historia. Formación académica en Universidad Flacso en Ciencias políticas y Sociología. Analista en Política Internacional en medios de comunicación escrita, radial y televisivo. Disertante en Universidad Nacional de Mar del Plata Facultad Humanidades y Facultad de Derecho. Especialización Medio Oriente y África. Título Profesora de Ciencias Folklóricas del IPA.
La profesora sobre el enfrentamiento Oriente/Occidente y Geopolítica del Gran Gendarme piensa lo siguiente: “La actual dinámica geo-política global se concentra en el enfrentamiento cuasi-visceral entre los Estados Unidos y la República Popular de China. La pandemia y las políticas adoptadas por las diferentes esferas gubernamentales para enfrentarla detuvieron por un breve lapso la escalada de tensión entre las dos potencias”.
También deja sentada su opinión sobre gobierno y democracia, citando a Rosanvallon, siempre tan seductor en su anarquismo integral. “La figura del buen gobernante. La tipología sobre la figura del buen gobernante según Pierre Rosanvallon remite en la distinción del modelo medieval con el “príncipe virtuoso”; el modelo del “puro elegido” durante la Revolución francesa; el “hombre pueblo” de origen cesarista y el “hombre político por vocación” de Max Weber. Las diferentes formas que amenazan globalmente la desintegración por implosión de las democracias occidentales en diferentes regiones, proponen retomar según el historiador francés otra figura que representa el concepto del buen gobernante “el hombre de confianza” que define claramente un nuevo modelo de relación candidato-electores”.
No, no y no. No hay confusión. Esta es una de las caras de la profesora y cantante que actuó en su pago. Mar del Plata. Un clarísimo ejemplo de anverso y reverso.
“...La cantante Raquel Pozzi se presentó con su espectáculo “Raquel Pozzi Tango Show” a las 21 en el Teatro Colón. ‘Porque canto así’” es el título de esta nueva propuesta en la que la cantante de Mar del Plata personificó a diversos letristas del tango. Estuvo acompañada por una gran orquesta integrada por músicos marplatenses que desarrollarán arreglos musicales y la dirección musical está a cargo de Juan Pablo Gez Carballo. En la presentación fue posible comprobar la personalidad musical que caracteriza a la cantante...”.
La crónica local reseña. Esta columna también. Juan Pablo Gez Carballo, primer violín y arreglador; Milagros Cepeda y Matías Ortiz, violines; Germán Galbato en bandoneón (el “gordo” Galbato, uno de los 10 de la actualidad como eso, el top 10 de los fueyes); Nicolás Dorzi en piano, en bajo y bajo eléctrico Pedro Carignano, en guitarra criolla Hugo Álvarez y en batería y percusión Daniel Rodrigo. Estuvieron en el escenario dos bailarines: Jorge Ledesma y Stella Maris Chazarreta y se comprende porque la cantante es, también, profesora de danza y lo demostró acompañando al bailarín.
Hay, en esta región (escucho a sus músicos hace muchos años) un respeto reverencial por Piazzolla, un distraído olvido de Pugliese, un silencioso reconocimiento por Troilo y los y las cantantes marplatenses no se refugian en Cátulo, Discépolo, hermanitos Espósito y Manzi, por citar los gruesísimos. Digámoslo así: D’Arienzo, Varela, De Angelis y sus cantantes son parte del pasado de quienes los reformulan. Suman, no restan ni discriminan o, si lo hacen, es en forma diferente, les gusta o no les gusta y chau.
La señora Pozzi cantó “Desencuentro”, “Me han prohibido quererte”, “De mi barrio”, el poema de Celedonio Esteban Flores “Porque canto así”, “Y te parece todavía”, “Nada”, “Oro y Plata” y “Malena”. Luego el folklore con “Chacarera del violín”, un “mezcladito” de varias medias zambas, “Anoche no dormí”, “La yapa”, “Fortuna, fama y poder” y un final de zapateo por parte de la cantante. La vuelta al tango, con un instrumental que ayuda al cambio de vestuario, trajo a “Fueron tres años”, “Hasta siempre amor”, “Tu corazón” y el final con aquello que El flaco Morán volvió tremendo: “Pasional”.
Los músicos hicieron lo suyo: muy bueno. La señora Pozzi hizo lo suyo, altamente recomendable para quienes gustan del tango y de ese repertorio. Domina el escenario, sabe de qué va la cosa con el público. Es dueña de su pasión y la exhibe.
Si Raquel Pozzi no se confunde y jamás usa al bandoneón para explicar Donald Trump y a la República Popular China para sostener que cuando piba la acunaba en tangos la canción materna para llamar al sueño irá todo bien. Serán dos caras de una misma moneda. Buena moneda.