Jueves 8.8.2024
/Última actualización 22:37
Curiosamente, la película argentina más icónica de los años ‘70 tiene que ver con Santa Fe. O, para ser más preciso, con un santafesino (sanjavierino, en realidad) que alcanzó el rango de campeón del mundo muchísimo antes que Lionel Messi y Ángel Di María. Se trata de “La Mary”, que hoy cumple 50 años desde su estreno el 8 de agosto de 1974 y que tiene como protagonista al boxeador Carlos Monzón, tan emblemático en Santa Fe como el liso y el puente Colgante y Susana Giménez, años antes de transformarse en la conductora de televisión más conocida del país, en pugna con Mirtha Legrand.
Globus-BairesEvocar este film de Daniel Tinayre tantas décadas después es complejo. No tanto por la mentada condición de ícono (finalmente, se trata de desvelar sus posibles capas simbólicas con el “diario de lunes” que suponen las continuas revisiones que se hicieron de lo acontecido en los ‘70), sino más bien por la leyenda que se tejió en torno a ella, por lo ocurrido durante el proceso de producción. La cantidad de anécdotas que (a la manera de “La noche americana” de Francois Truffaut, donde el rodaje genera un material que dialoga con la propia puesta en escena) aparecieron con el correr de los años en torno a la película, acrecentadas quizás por el declive y la prematura muerte de Monzón en 1995, son inescindibles en el análisis. El tórrido romance que, según cuentan testigos, vivieron el púgil y la “diva de los teléfonos” durante la filmación está tan vigente en la cultura pop como la trama de la película.
Globus-BairesNo obstante, cabe el intento de trazar algunos apuntes, que servirán sobre todo al lector desprevenido como herramienta para revisar el film. En la década de 1970, Argentina atravesaba un período de fuertes cambios políticos, sociales y culturales. El cine, como reflejo de todas esas turbulencias, comenzó a explorar temáticas más oscuras y complejas, abordando algunas aristas de la realidad anclado, si vale este lugar común, sobre una nueva “sensibilidad”. Fue en este contexto en el cual “La Mary” hizo irrupción, brindando al público una narrativa que contenía elementos prácticamente para todo el abanico de gustos posible: romance, tragedia y hasta pinceladas de crítica social.
Globus-BairesTinayre, formado en tiempos en que Argentina pretendió emular el sistema de producción de Hollywood en los grandes estudios y un maestro en el arte de combinar géneros y estilos, dirigió la película con una visión clara. La elección de la novela homónima de Emilio Perina parece haber sido seleccionada con precisión quirúrgica. La acción está ambientada en Buenos Aires, en los años 40. Mary es una chica de barrio que, cuando era apenas una niña, evita que su padre muera en un accidente de tranvía gracias a una predicción. Se cruza con Cholo y, gracias a su don, anuncia que él será el hombre que desposará en el futuro Se unen en matrimonio y en la intimidad su castidad choca con el deseo sexual casi bestial de Cholo. Tinayre logró un ambiente cargado de emociones y tensión a través de un inteligente uso de la luz y la sombra.
Globus-BairesLuciana De Mello en Radar de Página 12, señala que “en la construcción del personaje de La Mary hay un intento de ensayo psicológico, con una bajada de línea abiertamente moralista. En La Mary se condensa la estampa de la mujer “santa y casta” que enarbola la bandera de la novia virgen para llegar al altar vestida con bien ganado vestido blanco hecho con sus propias manos, junto con la de la “leona”, como la llama el Cholo en la intimidad. Es el personaje de la novela el que acuña la frase tantas veces repetida por las madres que fueron jóvenes en los ‘70: ‘Entre un hombre y una mujer que se quieren, todo está permitido en la cama’”.
Desde su estreno, “La Mary” se convirtió en un éxito de taquilla y resonó entre el público argentino. La química entre Susana Giménez y Carlos Monzón fue uno de los puntos fuertes de la película. Monzón, quien hasta entonces era conocido por su carrera deportiva, sorprendió con su interpretación de un personaje complejo y apasionado. “El éxito de La Mary fue simplemente haber reunido al campeón del mundo que era Monzón en ese momento junto a una vedette como Susana Giménez”, explicó algunos años más tarde el propio Tinayre. En lo medular, eso es cierto. Pero, en algún punto, se resta mérito: su toque en la dirección es crucial para obtener lo mejor de Giménez y, sobre todo, de Monzón.
La relación entre Monzón y Giménez no se limitó a la pantalla. Su romance en la vida real, que comenzó durante el rodaje, añadió otra capa de interés y especulación alrededor de la película. Al igual que la cobertura mediática tuvo el rodaje, las amenazas que los actores y el director recibieron por parte de la Triple A en los meses posteriores al estreno, por atentar contra las buenas costumbres. Pero eso no debe desviar el eje, “La Mary” es una de las grandes películas de los 70, tanto argentinas como a nivel internacional. El crítico Leonardo D’Espósito lo expresa con claridad: “es una de las mejores metáforas de la histeria y la doble vara moral de cierta Argentina, y la combinación de humor negro y melodrama extremo es una de sus mayores originalidades, una última exhibición del enorme talento que tenía Daniel Tinayre”.