El Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO, se reunió este miércoles y declaró al chamamé como Patrimonio de la Humanidad.
“Es el sonido de mi infancia”, destacó el músico.
El Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO, se reunió este miércoles y declaró al chamamé como Patrimonio de la Humanidad.
La postulación de esta manifestación cultural, que comprende un estilo de música y danza propios de Corrientes y Nordeste argentino, se había realizado también en 2018 para que integrara la lista representativa.
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Sin embargo, la XIII Asamblea de la Unesco objetó la propuesta. El Comité Evaluador, una instancia previa a la Asamblea, consideró que faltaban algunas cuestiones técnicas. No existía, a nivel nacional, un catálogo de bienes culturales intangibles en los que el chamamé estuviera inscripto: antes de ser universal debía ser local.
Ese catálogo se hizo y resueltas las cuestiones formales, en estos días el gobierno argentino supo que el Comité había recomendado que se diera curso a la presentación.
El chamamé es una danza con raíces indígenas guaraníes, con una base musical que con el tiempo se sumaron influencias jesuitas y europeas. Un ritmo originalmente indígena, perfeccionado con el tiempo, con la suma de distintas influencias.
“Estamos muy felices. Me parece que esto del Patrimonio Cultural Intangible para la humanidad, este nombramiento de la UNESCO sobre músicas del mundo es una mirada para cuidar las transmisiones que pasaron de generación en generación”, destacó el Chango Spasiuk en una entrevista con TN.
Y agregó sobre la expansión de estos sonidos: “Arrancó en Corrientes y se expandió al resto de la Argentina, Brasil, parte Paraguay y Uruguay. También llegó con fuerza a lugares como el conurbano bonaerense donde los hijos y nietos recibieron la tradición familiar”.
“No es solo música y danza. Es una herramienta con la que uno se identifica y permite pararnos ante el mundo. Antes fue con el tango y ahora se suma el chamamé junto a lo barroco, los jesuitas, los pueblos originarios, lo afro. La diversidad es un tesoro y me parece más que meritorio este nombramiento” remarcó Spasiuk.
El músico definió que sigue siendo su “canción de cuna” y “el sol de mi vejez”. “Es el sonido de mi infancia, un movimiento sonoro maravilloso que nos invita a investigar. No es una mezcla. El acordeón vino con el inmigrante europeo y en ese momento definió a esta música”.
Relacionado históricamente con la provincia de Corrientes, este estilo tiene sus variantes en Entre Ríos, Formosa, Santa Fe, Chaco y Misiones. También lo podemos escuchar en el Norte y Este de Santiago del Estero. Con el tiempo, se sumaron otras influencias. Un ritmo originalmente indígena, perfeccionado con el tiempo, que incorporó otros sonidos.