Sábado 28.5.2022
/Última actualización 12:13
Los chicos y los grandes que fueron a ver “Toy Story” en los cines argentinos en marzo de 1996 (en Estados Unidos se había presentado en noviembre del año anterior) quedaron maravillados. Es que lo que se veía en pantalla era novedoso, hasta revolucionario. No solo en términos visuales (fue la primera película íntegramente generada por computadora y eso queda claro en su formato) sino porque el guión marcó una refrescante vuelta de tuerca respecto a las tramas sobre las cuales solían poner el foco los dibujos animados.
Los héroes de "Toy Story". Foto: Disney/PixarLa premisa de que los juguetes tienen una vida propia a espaldas de sus dueños y habitan una especie de mundo paralelo, donde dirimen sus propias disputas (finalmente, lo que se juega Woody es la supervivencia frente a la llegada del “nuevo” y más tecnológico Buzz, que amenaza con ganarse por completo el interés del pequeño Andy, dueño de ambos) era interesante, incluso en términos filosóficos. Pero además estaba trabajada con tanta precisión en términos de la construcción de personajes y gestación de gags, que funcionó en todas las líneas posibles.
“Toy Story” se convirtió instantáneamente en un clásico, que tuvo varios ecos: un monumental éxito de taquilla, la transformación de Pixar Animation Studios en una “usina de genios” (como John Lasseter) y la formación de un inolvidable plantel de “héroes” de plástico, peluche y madera. Básicamente porque, como las grandes obras de arte, logra hacer parecer simples cuestiones de gran complejidad.
A lo largo de las décadas, la franquicia mejoró en términos visuales. Foto: Pixar/DisneyTal fue el entusiasmo del público que los propios realizadores propusieron un nuevo encuentro con Woody, Buzz y compañía en “Toy Story 2”, justo al final de la década de 1990. Secuela que gana en acción (ya que los guionistas no tienen la necesidad de desplegar a los personajes y sus conflictos) y a la vez incorpora reflexiones sobre la amistad y la lealtad.
Otra década, a todo motor
Andy, que tenía apenas 6 años en 1995 cuando llegó la primera película creció y está a punto de irse a la universidad. De modo que tanto el vaquero Woody como el astronauta Buzz y el resto de sus amigos juguetes comienzan a preocuparse por su incierto futuro, en otro rasgo que pone de relieve su profunda humanidad. Hacia esos terrenos, sin perder la esencia, rumbea “Toy Story 3”, que se estrenó en 2010.
Woody y sus amigos entraron con fuerza en la cultura popular. Foto: Pixar / DisneyLos aficionados debieron esperar más de una década para reencontrarse con sus icónicos héroes, pero valió la pena. Es que esta entrega (que dirige Lee Unkrich, responsable junto a otros colegas de “Buscando a Nemo” y “Monsters Inc.”) incorpora creativamente en su puesta en escena elementos de géneros como el western, la comedia física (slapstick) y hasta el terror. Mientras, pone a consideración problemáticas como el paso del tiempo y la noción de finitud. Cómo señaló la crítica Claudia Puig al estrenarse el film, “nunca se es demasiado mayor para los tiernos y divertidos juguetes”.
Bienvenidas las precuelas
Hace tres años, en junio de 2019, llegó a las salas de cine “Toy Story 4”, un taquillazo mundial con pocos precedentes. En este film vemos que Woody y sus amigos terminaron por “madurar” (si tal verbo le cabe a los juguetes). Ahora tienen claro cuál es su labor en el mundo y sus prioridades: son adultos. Más allá de los giros de la trama, la imagen de Woody y Bo comenzando una vida juntos con Ducky, Bunny, Giggle y Duke Kabom, dedicados a encontrar nuevos dueños para los juguetes perdidos, adquiere una idea de “despedida”.
En este contexto, la estructura “toystoriana” parece ir ahora hacia la historia de los personajes. Así, a mediados de junio se estrenará en “Lightyear”, que indagará el origen de Buzz, el héroe real que inspiró el juguete. Habrá que ver si es un aliciente para que la franquicia continúe su viaje, imparable, “al infinito y más allá”.