Los 40 años “ET”, la película que hizo
soñar a una generación con volar en bici
La dirigió Steven Spielberg tras “Los cazadores del arca perdida” y se convirtió en un ícono del entretenimiento familiar. Con elementos de ciencia ficción, drama y comedia, es la síntesis de un narrador que sabe cómo mover los hilos del cine para conmover al público. Su influjo llega hasta la actualidad.
La película, que se rodó a finales de 1981, tuvo un presupuesto de 10.5 millones de dólares. Fue la más taquillera en su momento. Incluso superó a “Star Wars”. Universal Pictures, Amblin Entertainment
Cuando Orson Welles llegó a Hollywood a principios de la década del ‘40 formuló una definición del cine que se reprodujo luego hasta el hartazgo. “Es el más maravilloso tren eléctrico que se ha inventado”, aseguró el que luego sería director de “Ciudadano Kane”. Esa mirada “wellesiana” se puede aplicar a Steven Spielberg en sus primeras películas. Que son, en algún punto, resultado de las andanzas de un hombre que observa el mundo con los ojos maravillados de un niño. Lo hace desde el terror en “Reto a muerte” y “Tiburón”, a través de la ciencia ficción en “Encuentros cercanos del tercer tipo” y de la aventura en “Los cazadores del arca perdida”. Pero donde esa lógica es llevada al extremo es en “ET”, que cumple 40 años desde su estreno en Estados Unidos, el 11 de junio de 1982.
Universal Pictures, Amblin Entertainment
Aunque en el fondo es un elogio de la amistad por encima de las diferencias, “ET” es fundamentalmente una mixtura de elementos de distintos géneros que Spielberg utiliza con sabiduría para generar una entretenimiento para toda la familia. El argumento es bien conocido: una criatura de otro planeta queda varada en la Tierra y se hace amigo del pequeño Elliot, quien le da refugio en su casa y busca, junto a sus hermanos, la forma de que el extraterrestre pueda volver a su nave antes de que lo descubran las autoridades.
Todo es, en la película, tan simple como efectivo y diáfano, lo cual explica su monumental éxito de taquilla. Hay buenos y malos bien marcados, frases de esas pensadas para entrar en el imaginario colectivo (“E.T. teléfono mi casa”), escenas antológicas (la de las bicicletas que levantan vuelo gracias a los poderes del extraterrestre), personajes que perviven (el sensible Elliot de Henry Thomas, la dulce Gertie de Drew Barrymore, que tenía apenas 7 años, el científico bueno de Peter Coyote) y un ritmo narrativo que nunca decae.
Lo más logrado es, sin embargo, la criatura. Diseñada de un modo artesanal en tiempos en que las tecnologías digitales no tenían los avances de hoy. Cuenta una anécdota (nunca comprobada pero muy bella por sus implicancias) que para lograr la apariencia benévola del extraterrestre, los colaboradores de Spielberg sobrepusieron los ojos y la frente de Albert Einstein al rostro de un bebé. Si esto es en verdad así, desde lo simbólico podría decirse que ET tiene la tierna inocencia de un recién nacido, pero también la inteligencia del creador de la teoría de la relatividad.
Universal Pictures, Amblin Entertainment
Celebrar la infancia
Sostiene la crítica Joanna Berry que “esta aventura de ciencia ficción para toda la familia es el homenaje de Spielberg a la infancia”. El hecho de que los protagonistas sean niños (lo es Elliot y podemos intuir que la criatura del espacio exterior también lo es) es un hallazgo. Porque, de alguna manera, la película pone en valor la mirada de la infancia. De hecho, a lo largo del film Spielberg da muchas pautas de que la relación que se forja entre Elliot, sus hermanos y ET posee ribetes que no hubieran sido posibles si fueran adultos. Es fundamental el enlace espiritual que se produce, los hermanos ven en el visitante a un igual perdido en un entorno que le es extraño.
Melisa Mathison, la guionista, lo planteó en una entrevista que cita Miguel Ángel Bargueño en un reciente artículo publicado en Forbes: “creo que la película trata sobre dos criaturas que, sin nada en común, son capaces de entenderse. Si este pequeño niño de la Tierra y el pequeño alienígena pueden llegar a entenderse, sin tener absolutamente nada en común, cualquiera debería poder entenderse”, dijo la guionista durante la promoción de la película.
Universal Pictures, Amblin Entertainment
De visitantes a invasores
Clara Kriger escribió en 1995 que “la ciencia ficción de Spielberg no propone la lucha entre humanos e invasores, sino que plantea la posibilidad de acercamiento y relación (por momentos un tanto mística) con los diferentes”. Tiene razón: tanto “ET” como su trabajo anterior “Encuentros cercanos del tercer tipo”, introducen criaturas que, en la misma línea del Klaatu de “El día que paralizaron la Tierra”, son “portadores” de un mensaje idealista basado en una convivencia pacífica.
Sin embargo, esa visión amigable y tierna de los habitantes de otros mundos se modificó radicalmente en “La guerra de los mundos”, de 2005. Aquí, en línea con lo planteado en la novela de H.G. Wells, los marcianos llegan a la Tierra con el único fin de arrasar a sus habitantes y quedarse con sus recursos. La película está muy bien (Spielberg es Spielberg, al fin de cuentas uno de los grandes cineastas desde los setenta para acá) pero son muchos, muchísimos menos los que la recuerdan pese a que tiene apenas 17 años. A la hora de pensar en los viajeros intergalácticos, la mayoría elige a ET.