Sábado 7.12.2024
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“Ahora, el barco de la muerte tenía un nuevo capitán”. “Nosferatu”, dirigida por F.W. Murnau, es una obra emblemática del cine mudo y un referente en la historia del género de terror. A lo largo de sus más de 100 años de existencia (se estrenó en Alemania a principios de marzo de 1922) la película se mantuvo como un clásico por su atmósfera, por las ideas que desarrolla el director y por su influencia en varias generaciones de cineastas posteriores.
Para su conversión en obra de culto, además de lo dicho, influyó mucho su historia de dificultades. Si bien Murnau se basó libremente en “Drácula”, lo cual la convierte en la primera adaptación al cine de la novela de Bram Stoker, el estudio debió introducir cambios para eludir problemas legales.
La película de 1922. Foto: Prana-Film GmbHAsí, el vampiro tiene un cráneo deforme, colmillos grandes, ojos saltones y zarpas afiladas, a diferencia de la criatura original de Stoker. También se cambiaron los nombres de los personajes, (Jonathan Harker se convirtió en Hutter, Mina en Ellen y el conde Drácula en Orlok) y las localizaciones.
Pero todo eso poco importa frente al poderío del concepto visual desarrollado por Murnau, influido por las corrientes expresionistas de la época. Ejemplos de esto son las sombras alargadas del vampiro, el uso del claroscuro, que intensifica las emociones, los decorados y encuadres distorsionados que intentan manifestar estados psicológicos y temores internos.
Prana-Film GmbHLo más curioso es que la imagen del vampiro alto y feroz compuesto por Max Schreck sigue siendo terrorífica un siglo después. Y, en ese sentido, le gana la pulseada a Bela Lugosi (el primer Drácula oficial del cine) y a Christopher Lee (el que introdujo la sangre en pantalla en la versión de 1958).
En enero de 2025, se estrenará en los cines argentinos una nueva versión de la mítica película con la dirección de Robert Eggers y la pregunta se cae de madura ¿por qué revisar una película tan perfecta y venerada, que encima tuvo ya una versión en los 70’ a cargo del alemán Werner Herzog? En los próximos párrafos, algunas claves para considerar.
Un primer elemento a considerar es que el cine de terror sigue teniendo popularidad, con su derivación creciente hacia las variantes más macabras y oscuras. El éxito de recientes remakes como “It” y “Suspiria” demuestra un interés en adaptar a las nuevas coyunturas historias clásicas del género. En tal sentido, “Nosferatu” posee un atractivo visual que muchos cineastas modernos desean recrear y reinterpretar a través de las posibilidades de la tecnología. Que permite hoy alcanzar una inmersión inédita por parte del espectador, sin erosionar la esencia de la historia.
Por otro lado, la película de Murnau, innovadora para su época, ofrece una visión particular del miedo y la oscuridad, estrechamente vinculada con los horrores de la Primera Guerra Mundial, el mayor desastre que la humanidad había presenciado hasta ese entonces. En la actualidad, el terror cambió y se volvió mucho más psicológico y visceral. En la síntesis entre ambos extremos, la reversión de “Nosferatu” permite un vínculo con temas actuales que se potenciaron en esta era post pandémica: obsesión, aislamiento, miedo a lo desconocido, corporizado en este caso en el vampiro.
Focus FeaturesUn tercer aliciente podría ser el hecho de que “Nosferatu” se hizo en tiempos del cine mudo. Por lo cual, forzosamente, el director tuvo que valerse de la expresividad visual y el lenguaje corporal de los actores. Esto constituye un reto para un cineasta de hoy: ver la manera de trasladar esos axiomas a la época actual.
Pero el argumento más sólido tiene que ver con la vigencia que tiene la figura de Orlok, el vampiro, en tanto personificación radical de la “otredad”, con su aspecto grotesco. En la Alemania de entreguerras, era un reflejo de los miedos de entonces. En la actualidad, esa percepción del “otro” como una amenaza, puede estar relacionada con la migración, las diferencias culturales, o incluso el miedo al cambio climático.
Focus FeaturesEl director Robert Eggers, conocido por sus aclamadas películas “The Witch” (2015) y “The Lighthouse” (2019), tiene el perfil adecuado: sabe cómo conducir al espectador al centro de atmósferas opresivas, lo cual encaja perfectamente con la premisa de “Nosferatu”.
“El amanecer está lejos y durante el día tengo que dormir, amigo mío”. “Nosferatu” es una obra que trasciende su época, carga consigo un terror que no reside en su monstruo, sino en aquello que refleja: los miedos más profundos y persistentes. La nueva versión le inyecta una mirada moderna. En un mundo que lucha con sus propias sombras el vampiro es un recordatorio de que el verdadero horror no proviene del exterior, sino del interior.