El primer jueves de junio se realizará el estreno mundial de “Jurassic World: Dominion”. El film de Colin Trevorrow recupera el universo gestado por Steven Spielberg en 1993. Y se adelanta como la “épica conclusión de la era jurásica”. Las claves de una franquicia que lleva casi treinta años de reinado.
Desde 1993, gracias a la mano maestra de Steven Spielberg, los dinosaurios comenzaron a ocupar un espacio privilegiado en el cine comercial.
Los dinosaurios eran cosa de museos y de especialistas hasta que, en 1993, Steven Spielberg demostró que era posible traerlos nuevamente a la faz de la tierra, al menos en la pantalla. El cineasta que había moldeado ya al mítico “tiburón” unas décadas antes, adaptó una novela de ciencia ficción y aventuras de Michael Crichton y generó una “dinomanía” de escala planetaria. Tuvo varios efectos: gestó un éxito de taquilla tan grande como un Tiranosaurio rex, elevó el listón para el subgénero de “monstruos” en el cine y dio inicio a una franquicia que lograría proyectarse a lo largo de las décadas sin ánimo alguno de extinguirse, más bien todo lo contrario.
El argumento de la primera entrega de “Jurassic Park” -que le otorgó a Spielberg réditos millonarios el mismo año en que “La lista de Schindler” le brindó varios premios- es muy simple. No difiere demasiado, en sus tensiones principales, de las películas sobre catástrofes o cataclismos. Un millonario consigue clonar dinosaurios del Jurásico y crear con ellos un parque temático en una isla. Cuando realiza el primer recorrido, a modo de prueba, los sistemas de seguridad fallan y los animales antediluvianos se apropian del territorio.
Ese hilo conductor lleva al espectador a una travesía sin parangón, donde los reptiles se llevan casi todo el protagonismo. Salvo, tal vez, por el megalómano John Hammond (encarnado por el inglés Richard Attenborough) el magnate que en su intento de armar el parque temático más grande de toda la historia, acaba generando una especie de cataclismo a escala. En algún punto, encarna el desquicio al que puede conducir la ambición humana.
La imposibilidad de competir con los saurios lo entienden perfectamente los demás actores Sam Neill, Laura Dern y Jeff Goldblum, quienes se limitan a divertirse en sus respectivos papeles. En algún punto, son conscientes de que el público quiere ver a las criaturas generadas por ordenador. El crítico Todd McCarthy, de Variety, lo resume con exactitud: “puede que sea unidimensional e incluso torpe en historia y caracterización, pero definitivamente triunfa en lo que cuenta: emoción, suspense y una estupenda recreación de los reptiles gigantescos”.
Los dinosaurios prevalecen en el cine.
Los saurios buscan prevalecer
Los casi mil millones de dólares que obtuvo “Jurassic Park” resultaron un argumento incontestable. Los estudios decidieron dar continuidad a la historia y gestaron de esa forma una franquicia que logró sostenerse en el tiempo. En 1997 llegó a las salas “The Lost World: Jurassic Park”, otra vez con Spielberg tras las cámaras. Aunque entretiene y mucho (a fin de cuentas, se trata de Spielberg) le falta algo de la inspiración que posee su predecesora. El director coquetea más de la cuenta con los efectos especiales y presta poca atención a la trama, lo cual le resta.
Joe Johnston (que había dirigido las sólidas “Jumanji” y “Cielo de Octubre”) le tomó la posta a Spielberg en 2001 para dar continuidad a la franquicia en “Jurassic Park III”. Un film que deja de lado los elementos reflexivos (no está el personaje de Ian Malcolm con sus frases del estilo “Dios crea al dinosaurio, Dios destruye al dinosaurio. Dios crea al hombre, el hombre destruye a Dios. El hombre crea al dinosaurio”) y el sentido del humor (“Señor Hammond, he decidido no avalar su parque”) para poner el eje por completo en la acción. La búsqueda de un adolescente perdido en la isla poblada por dinosaurios apenas sirve de nexo entre escenas irregulares. Pese a todo, el público respondió de una manera masiva y la comercialidad del fenómeno se mantuvo.
Los dinosaurios prevalecen en el cine.
Retomar el poder
En 2015 Universal, Amblin y Legendary le confiaron a Colin Trevorrow (el creador de la ingeniosa “Safety Not Guaranteed” de 2012) el legado spielberiano de los grandes saurios para reconducir los destinos de la franquicia.
“Jurassic World: Mundo Jurásico” sitúa la acción dos décadas después de los sucesos de “Jurasin Park”. Ahora, la isla Nublar fue convertida en ese parque temático que, en cierto modo, había imaginado Hammond. Pero las “versiones” de los gigantes antediluvianos que utilizan están convenientemente “domesticadas”. Pero, otra vez, la ambición gana la pulseada y un dinosaurio alterado genéticamente logra huir. Consciente de que el efecto sorpresa de los orígenes ya no tiene margen, Trevorrow apuesta al espectáculo puro y duro.
Entre los aciertos de esta reconducción tardía de la saga está la incorporación de Chris Pratt y Bryce Dallas Howard, que logran dotar a sus personajes de la energía que corresponde al nivel de exigencia. Aunque carecen del punto de vista mordaz que otorgaban Ian Malcolm (Jeff Goldblum) y Alan Grant (Sam Neill) en las predecesoras. Como apuntó el crítico de Variety Scott Foundas, “capta tan sólo una pequeña parte de la maravilla y el sobrecogimiento de la película original”.
Los dinosaurios prevalecen en el cine.
Reptiles a pleno
“Jurassic World: El reino caído” fue, en 2018, el film que permitió dar continuidad al universo de los dinosaurios. Esta vez el español J.A. Bayona (creador de la terrorífica historia de fantasmas “El orfanato” y “Lo imposible”, donde el horror es mucho más palpable en la forma de un tsunami) tiene la responsabilidad de sostener el pulso de la historia. Ahora el parque temático ha desaparecido y los dinosaurios andan libremente por sus ruinas. Curiosamente, ha surgido un Grupo de Protección de Dinosaurios (algo impensado en las entregas anteriores de la saga) que debe actuar cuando una erupción volcánica amenaza con extinguir la vida en la isla.
Bayona no busca proveer a su film de innovaciones. Más bien trata de volver a la fuente, al estilo de Spielberg para resolver las escenas y lograr que el suspenso funcione de la mejor manera. Logra combinar el uso de las nuevas técnicas visuales con el espíritu de las películas de monstruos de los años ‘50 (“Godzilla”, “Tarántula” y “Them!”). Va hacia donde el público quiere, sin perder el tiempo. Ver la película es, como señala el crítico David D'Arcy, subir a una montaña rusa. Uno sabe que va encontrar pura adrenalina y para eso se calza el cinturón.
Difícil convivencia
“Jurasic Park” se estrenó en junio de 1993. Cuando se cumplan 29 años de aquel hito del cine comercial, en junio de 2022, se producirá el lanzamiento de “Jurassic World: Dominion”. Ahora, luego de la destrucción de la isla, los dinosaurios viven y cazan junto a los humanos en todo el mundo. Ese equilibrio complejo redefinirá el futuro de la tierra y obligará a ambas especies a demostrar quien reúne la capacidad de dominar el planeta.
Otra vez dirige Colin Trevorrow y actúan Chris Pratt y Bryce Dallas Howard. Habrá una carga nostálgica con la presencia de Laura Dern, Jeff Goldblum y Sam Neill, que interpretaban a los científicos Ellie, Grant y Malcolm que debían dar su opinión sobre el “Parque Jurásico” en la primera entrega de 1993. ¿Un intento de volver a las fuentes? Lo único seguro es que los dinosaurios, 65 millones de años después, siguen dominando el mundo, al menos el mundo del cine.