Cumple 70 años "Conspiración de silencio", un film que sigue golpeando conciencias
En un pueblo donde todos callan, un forastero encarnado por Spencer Tracy busca desentrañar una verdad incómoda. La película de Sturges refleja el miedo y las tensiones sociales de los años 50. ¿Por qué es un clásico del cine?
Un veterano Spencer Tracy llega a un polvoriento pueblito para investigar una desaparición. Foto: MGM
“Algo grave ocurrió aquí y ni ellos mismos pueden justificarse. El principio de autoridad ha desaparecido y los canallas obran a sus anchas”. Hoy, 13 de enero, se cumplen 70 años desde el estreno de la emblemática película "Conspiración de silencio" (1955), dirigida por John Sturges. Una mezcla de western, thriller y noir que también puede ser leída como un análisis, evidentemente crítico, del clima social y político que se vivía durante la Guerra Fría, así como de la angustia social que era característica en los años ‘50.
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La década de 1950 fue un periodo marcado por la polarización ideológica. La Guerra Fría instaló un ambiente de desconfianza que alcanzaba todos los aspectos de la vida cotidiana de los norteamericanos. El miedo al comunismo, alimentado por el macartismo, derivó en una atmósfera donde la vigilancia y la delación eran frecuentes. En este contexto, “Conspiración de silencio” (cuyo título original es “Bad Day at Black Rock”) es un reflejo de esas tensiones, que analiza el silencio cómplice y el encubrimiento de verdades incómodas.
La trama se centra en John J. Macreedy (intensa interpretación de Spencer Tracy) un veterano de la Segunda Guerra Mundial que llega hasta el pueblo aislado de Black Rock para investigar el paradero de un hombre de origen japonés que ha desaparecido. A medida que avanza la historia, tiene que enfrentar la creciente hostilidad de los lugareños, que están dispuestos a proteger un oscuro secreto relacionado con la guerra y el racismo.
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El principal acierto del film tiene que ver con su atmósfera tensa, que refleja el conflicto interno entre el deber moral y la conveniencia personal, propio de esos años. Macreedy busca la verdad en un entorno donde el silencio prima a la confrontación. En ese sentido, su viaje es tanto físico como moral: afronta a los pueblerinos, pero también tiene que hacerse cargo de sus propios fantasmas.
La película aborda temas como el miedo y las consecuencias del silencio ante las injusticias. En una época donde muchos optaron por callar para evitar represalias, Sturges desarrolla un relato que cuestiona ese “mirar para otro lado”. La hostilidad de los habitantes de Black Rock simboliza el miedo colectivo de una sociedad atrapada en la conformidad y en el terror. Sturges crea un ambiente opresivo que refuerza esa sensación de claustrofobia social.
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Rodada con oficio
Independientemente de sus alusiones al contexto histórico y social, “Conspiración de silencio” es una obra maestra en términos formales. El cinemascope y el eastmancolor, utilizados por Sturges, permiten dos cosas. Mostrar el desértico pueblo de una manera muy vívida, al punto que el espectador casi puede sentir el calor y el viento. Y, en las escenas interiores, incluir en el mismo plano a muchos personajes a la vez, lo que refuerza la intensidad dramática.
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Por otra parte, las actuaciones son impresionantes. Aunque Tracy es el que sobresale en su construcción de un héroe solitario que enfrenta la corrupción, los secundarios están perfectos. Robert Ryan, Ernest Borgnine y Lee Marvin encarnan a parte de la población del pueblo, que quiere sacarse de encima a Macreedy, ya que temen que su investigación saque a la luz un terrible crimen cometido durante los años de la guerra. “Aquí sospechamos de todos los forasteros. Un resabio del viejo Oeste”, le dice Reno, el personaje de Robert Ryan, al investigador.
La película tiene muchas escenas antológicas, pero ninguna es tan potente como aquella en la cual Coley Trimble (Ernest Borgnine) incita a Macreedy a pelear. Están en un bar y lo provoca varias veces, hasta que este (que es manco) se ve obligado a reaccionar y lo vence rápidamente, a través de certeros golpes de karate, ante la sorpresa de los demás.
Para el crítico Edward Buscombe, “ambientada en un árido paisaje de western, que el cinemascope resalta, y filmada en color, la mayor parte a pleno y cegador sol, ‘Conspiración de silencio’ forma parte de los muchos grandes western de Sturges, como ‘Fort Bravo’ y ‘Duelo de titanes’. A pesar de su apariencia, es en realidad un film noir, con su historia de un pasado lleno de oscuros secretos”.
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