Lunes 6.3.2023
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“Soy un investigador privado con licencia y llevo algún tiempo en este trabajo. Tengo algo de lobo solitario, no estoy casado, ya no soy un jovencito y carezco de dinero. He estado en la cárcel más de una vez y no me ocupo de casos de divorcio. Me gustan el whisky y las mujeres, el ajedrez y algunas cosas más. Los policías no me aprecian demasiado, pero hay un par con los que me llevo bien”. Así se autodefine Phillip Marlowe en “El largo adiós”, novela de 1953.
¿Quién fue este personaje? El detective privado creado por el escritor Raymond Chandler, protagonista de sus novelas “El sueño eterno”, “Adiós, muñeca”, “La ventana siniestra”, “La dama del lago”, “La hermana pequeña”, “El largo adiós” y “Playback”. Es un buen ejemplo de cómo la literatura policial reflejó, en la primera mitad del siglo XX la creciente corrupción y el progresivo declive de las sociedades. Desde Estados Unidos, Marlowe podría considerarse como la contracara pesimista de los detectives europeos que, en la tradición inaugurada por Sherlock Holmes a fines del siglo XIX, confían en la ciencia y la razón para resolver los crímenes.
Lo que hace fascinante a Marlowe es que se mete en “el barro” para resolver los casos que le llegan. Se involucra, camina por las calles, habla con la gente y recibe varios golpes. Para defenderse del ambiente hostil que lo rodea, ha construido una capa de cinismo, pero por debajo hay un idealismo inquebrantable. Como queda claro en “El largo adiós”, jerarquiza la amistad, es un amargo cronista de la “selva” urbana y un ferviente defensor de las causas pérdidas. “La primera vez que posé los ojos sobre Terry Lennox, él estaba borracho en un Rolls Royce Silver Wraith, frente a la terraza de The Dancers”, dice Marlowe en esa mítica novela.
Foto: Parallel Film ProductionsSe muestra duro pero siempre se coloca del lado de los postergados. Posee también una sensibilidad especial, que se observa en su predilección por el ajedrez y la poesía. Acierta Rafael Narbona cuando dice que está “más cerca del gentleman que del rufián”. Pero Jesús Mota es más preciso cuando lo define como detective autoconsciente. “Cobra vida entendiendo y aceptando su papel de enviado del autor a un mundo confuso, en el cual el crimen no es una anomalía y la defensa de los débiles solo puede ser sentimental”, dice.
Obviamente, un personaje de tal potencial no fue indiferente para Hollywood, sobre todo donde la figura del “gánster” había quedado demasiado idealizada a través de actores emblemáticos como Paul Muni, George Raft y Edward G. Robinson, en películas como “Scarface” o “La ley del hampa”. De modo que pasó al cine bajo la fisonomía de Dick Powell en 1944, en “El enigma del collar” de Edward Dmytrick. Sin embargo, sería Humphrey Bogart el que le daría el primer rostro icónico a Marlowe, en “El sueño eterno”, de Howard Hawks. En esta película, como en la novela que le dio origen, importa menos la trama del crimen como la interacción del protagonista con el ambiente que lo rodea.
Dick Powell como Marlowe. Foto: RKO Radio PicturesDespués hubo interpretaciones de James Garner y Elliot Gould, con diversos matices de acuerdo a las diferentes épocas, pero el próximo Marlowe destinado a ocupar la categoría de mito fue el de Robert Mitchum en “Adiós, muñeca” de 1975. El actor de “Retorno al pasado” tenía casi 60 años y realizó un trabajo impresionante: su aplomo, su andar cansino y su elegante amargura son perfectamente acordes al personaje. De modo que lo volvió a encarnar en “Detective privado” tres años después.
Humphrey Bogart como Marlowe. Foto: Warner Bros.Casi cuatro décadas después (más allá de algún intento de recuperar a Marlowe para el cine en los ‘90) el director irlandés Neil Jordan decidió revivir el legado de Raymond Chandler y filmó “Sombras de un crimen” (cuyo título original es, precisamente, “Marlowe”). La película, inspirada en una novela de John Banville que retoma a la criatura de Chandler, narra cómo el detective, en los años 30, busca al ex amante de la hija de una conocida estrella de cine. Como siempre, todos los involucrados tejen una red de mentiras que Marlowe, que esta vez está encarnado por Liam Neeson, debe desentrañar.
Robert Mitchum como Marlowe. Foto: ITC Entertainment“Sombras de un crimen” llegará en abril a la Argentina y, más allá de los resultados artísticos, pone de manifiesto el interés por recobrar a un personaje que recupera valores que parecen perdidos en tiempos oscuros. Si, como alguna vez escribió Manuel Vázquez Montalbán, “el mundo no es como creíamos, sino como temíamos”, Phillip Marlowe siempre vuelve para poner las cosas en su lugar. O al menos intentarlo.