Priscilla Presley fue la esposa de Elvis. Tras su muerte, se convirtió en actriz y cuidó el legado del músico. Sofía Coppola es la hija de Francis Ford y por mérito propio alcanzó reconocimiento como cineasta. Sus mundos convergen en la nueva película "Priscilla", que entrelaza las vidas de dos mujeres extraordinarias.
Priscila Presley y Sofía Coppola, cuyos universos se unen en un film que llega esta semana al país. Foto: Gtres / AFP
Priscilla tenía apenas 14 años cuando conoció a Elvis que por entonces estaba en el ejército. No lo sabía, pero su vida cambiaría para siempre. Algunos años más tarde, se casó con aquel hombre, diez años mayor que ella, y tomó su apellido: “Presley”. La unión no duró mucho, poco más de cinco años y ella comenzó su propio camino. No era sencillo tras haber sido la compañera del “rey” (del rock y del corazón de millones de mujeres en todo el planeta). Sin embargo, se convirtió por mérito propio en una actriz medianamente respetada y en una empresaria exitosa. Aunque se ocupó, después de la muerte de su mítico ex marido, de mantener vivo su legado (la apertura de Graceland al público es un ejemplo) se negó a vivir tan solo de los ecos de un pasado que no fue del todo feliz.
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Su paso por la serie de televisión “Dallas”, a la cual se sumó en 1983 para asumir el papel de Jenna Wade en el cual permaneció durante cinco años y, sobre todo, su intervención en la trilogía de películas “La pistola desnuda”, donde logró una gran química con el actor Leslie Nielsen (el inefable Frank Drebin) la mantuvieron en el candil. Así, moldeó lentamente una figura que comenzó a ocupar un lugar propio en la cultura popular y le abrió a un abanico de posibilidades en relación a las nuevas generaciones de audiencia. Gracias al poder de las pantallas dejó de ser “la ex mujer de Elvis” a ser “Priscilla”, aspecto que se nutrió también con su elegancia y estilo, que potenció a través de la presencia en eventos públicos.
American Zoetrope / A24
El talento del padre
Sofía tenía poco tiempo en este mundo cuando le tocó intervenir, para la escena de un bautismo, en la película más conocida del siglo XX: “El padrino”, que tenía como director a su padre, Francis Ford. Casi podría decirse que su destino estaba marcado: se iba a dedicar al cine. Con el tiempo Sofía Coppola demostró que sus habilidades para escribir guiones y dirigir estaban a la altura del mandato impuesto por su apellido. Desarrolló un estilo distintivo, caracterizado por su capacidad para posar la mirada con sutileza sobre historias íntimas y personales, vinculadas por lo general con la complejidad de las relaciones humanas y las dinámicas familiares.
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“Las vírgenes suicidas” (1999) fue su primera película y aborda las problemáticas de la adolescencia. “Perdidos en Tokio” (2003) reflexiona acerca de las derivaciones de la soledad y la alienación en la vida de las personas. “Marie Antonieta” (2006), tal vez su película más arriesgada, es una versión moderna y estilizada de la vida de la reina que tras su muerte en la guillotina se convirtió en una figura central de la cultura popular. Lisa Schwarzbaum la definió, en este punto de su carrera, como “una directora madura que se ha identificado y desarrollado un nuevo vocabulario cinematográfico para definir a una nueva camada de mujeres postmodernistas”.
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“Somewhere” (2010), que aborda la relación entre un actor de Hollywood y su hija y “The Bling Ring” (2013), que sigue a un grupo de adolescentes obsesionados con las celebridades, son interesantes estudios sobre la naturaleza de la fama. La directora aborda la obsesión por la fama y la cultura de la imagen, poniendo énfasis en la vacuidad. Luego tras realizar una remake de “El seductor”, un clásico de Clint Eastwood, rodó en 2020 la comedia “En las rocas”, sobre una joven que retoma la relación con su padre (Bill Murray), un seductor de cierta fama. Las películas de Sofía ofrecen, en definitiva, universos narrativos centrados en la soledad, la desconexión y el vacío y las intrincadas relaciones interpersonales.
Dos mujeres
Los mundos de Priscilla y Sofía confluyen en la nueva película de la segunda, que lleva como título el nombre de pila de la primera. “Priscilla”, que llega a los cines argentinos el próximo 28 de diciembre. Describe cómo la adolescente Priscilla Beaulieu conoce a Elvis en una fiesta, cuando este ya está convertido en estrella de la música y comienzan una relación, que no es más que el entrelazamiento entre dos personas vulnerables. La crítica describió al film como “un retrato singularmente sensible y sincero” de la protagonista. Lo cierto es que en su concepción aparecen dos mujeres cuyas historias merecen ser contadas.
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